lunes, enero 26, 2009

Editorial del Diario Libertad. De la Democracia que no les gusta a los ricos.

Año 8, número 2506
Lunes 26, enero del año 2009

Después de haber lanzado por el mundo a Juan Pablo II a pregonar sobre las bendiciones de la Democracia, y de paso a incitar a los pueblos para que se rebelaran en contra de las dictaduras, por aquel entonces representadas por el satanizado comunismo, pues la voluntad de las mayorías es siempre la que debe de prevalecer por sobre todas las cosas.

Los EEUU, que al igual que el Vaticano practican una Democracia de fantasía y oropel que bien se podría calificar de fraudulenta a sus principios, pues finalmente representan al Imperio del Consumismo y la globalización, es decir, a los barones del dinero, hoy se oponen abiertamente a la verdadera Democracia. A la Democracia que por el mundo promovieron con un costo altísimo en sangre y odio entre hermanos.

Que finalmente es lo que según sus propios evangelios vino a hacer el Dios (Cristo) al que adoran y que pregonaba que no había venido a traer la paz, sino a sembrar el odio entre padres e hijos, entre la suegra y la nuera, entre hermanos.

Y tratan desespera (e inútilmente) de no perder el control de los ciudadanos, a los que en el colmo de la incoherencia dicen representar; oponiéndose a todo lo que no les permita seguir viviendo como ricos, a costa de los pobres.

Como lo han hecho durante Siglos en Bolivia, donde el pasado fin de semana, con una votación transparente y por aplastante mayoría de votos, el Pueblo aprobó una nueva Constitución de profundo interés social y nacional, que ya no les permitirá a las poderosas trasnacionales seguirlos saqueando.

Para el Vaticano, que se han opuesto a Evo Morales Ayma casi por sistema, representa una derrota que va más allá de la política y ha llegado al aspecto religioso, acarreando descrédito a su fe.

Y a tampoco a los EEUU (y de hecho a todo el capitalismo depredador) les ha parecido bien el triunfo; solo que en la votación más de las dos terceras partes aceptaron la propuesta de un Presidente que está escribiendo la Historia.

¡Felicidades al pueblo de Bolivia!

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