martes, mayo 05, 2009

Un poco sobre la influenza y mucho sobre Carolina Aranda

Mayo 2 de 2009.

POR: José Angel Miramontes Cordero

Irresistible es no hablar acerca del tema de moda actualmente como lo es el asunto del ayer, virus de influenza porcina, ahora denominado: virus de influenza humana. Como que eso de agarrar de puerquitos a los idems, como que no les estaba resultando y quizá por ello prefirieron endosarle la bronca a los humanos mortales por que, hasta donde se sepa, ningún marranito se ha felpado por este virus disque mutante. Mañana quién sabe qué nombre le darán las autoridades “expertas” en la materia.

En realidad si el gobierno federal y de las entidades más importantes del país como lo son los del Distrito Federal y el Estado de México, se hubieran empeñado en asustar a la gente lo hicieron con creces. Vaya paranoia que causaron. El numerito les salió a las mil maravillas en torno a este virus mortal que ahora resulta no es tan mortal, según lo dicho por el Srio. De Salud, mi tocayo, Córdova Villalobos. ¡Quien le entiende!

Y no por que no se hubiera detectado la presencia de ese virus, no, sino por la forma en que manejaron la información, claro, con la ayuda de los principales medios de comunicación tanto hablada como escrita. Primero se hablaba de 159 defunciones en el país, hoy cuentan de 176 pero contradictoriamente, sólo 9 asociadas al virus asesino. Sin temor a equivocarme puedo afirmar que llegó el momento en que todos –o al menos la mayoría de los mexicanos- nos sentíamos con la enfermedad encima. Ay de aquel que estornudara o moqueara en un lugar ya sea abierto o cerrado. Las miradas recriminatorias, inquisitorias lo fulminaban irremediablemente.

Ha resultado penoso ver y escuchar al Ministro de Salud trastabillar ante los cuestionamientos de algunos periodistas nacionales e internacionales, sobre todo en lo que se refiere a por qué en México se está muriendo más los enfermos afectados con este virus y en otros países no y, en torno a los datos referentes al origen de las personas que murieron por la influenza. A propósito: ¿Sabe usted cuanta gente se muere al año por la llamada influenza estacional? Según Los Angeles Time, entre 500 mil personas y un millón. (http://www.jornada.unam.mx/2009/04/28/index.php?section=mundo&article=029n1mun)

Si bien es cierto que los decesos se deben a que no fueron atendidos a tiempo, por que los pacientes no tomaron la debidas precauciones, por que no se cuidaron, etc. Esto confirma que la enfermedad era –y es- curable. Que no es mortal por necesidad. Que como cualquier otra, si no se le da el tratamiento adecuado, pues los resultados pueden ser funestos. Son más, pero muchos más los muertos por la cruenta guerra entre las fuerza federales y el crimen organizado en la que, tan sólo aquí en Sinaloa, han caído 314 personas en los 4 primeros meses de este 2009. Casi tres diarios en promedio.

Pero también hay que resaltar lo mal que andamos en cuanto a la inversión que nuestro gobierno hace en el renglón de investigación científica y tecnológica. México es de los países que menos presupuesto invierte en la formación de recursos humanos que contribuyan con su esfuerzo a superar estos males de la pobreza y el subdesarrollo.

Por eso bien vale la pena insertar en este espacio un fragmento del discurso que la niña, Carolina Aranda Cruz, pronunció en el World Trade Center de la ciudad de México el 4 de junio de 2007. Carolina era alumna de 5to. año de primaria y de 11 años de edad en ese entonces.
“Todos los días aparecen notas de fútbol, entrevistas con jugadores y hasta nos cuentan chismes de su vida: que si Galilea Montijo fue novia de Cuauhtémoc Blanco… pero no toman en cuenta que tenemos derecho a estar bien informados sobre ciencia. Y así como sabemos tanto de fútbol sabemos tan poco y tan mal de nuestros científicos que da pena. Ese es el caso de Guillermo Haro. Guillermo Haro, astrónomo mexicano, descubrió cometas y muchos cuerpos celestes y no cuenta siquiera con una biografía.
(…) Estoy segura que México es de los países que tienen algunos de los mejores científicos. Además nos hacen quedar muy bien. Son como los atletas paraolímpicos que, sin apoyo, ganan medallas.
¿Por qué no apoyar una educación de excelencia? Tenemos derecho a ella. ¿Alguno de ustedes conoce a Guillermo Haro? Supongo que muy pocos. Y los que no, no tienen la culpa: cuando nuestro equipo de fútbol gana partidos de poca importancia hasta el Presidente los felicita y los entrevistan en todos lados. Cuando Guillermo Haro descubrió varias estrellas rojas y azules sólo lo felicitaron otros científicos.
¿Les gusta la televisión a colores? Yo nunca conocí una en blanco y negro, y la televisión a colores fue invento del mexicano Guillermo González Camarena. Gracias a los científicos mexicanos podemos ver mejor las estrellas pues aquí se fabrican los mejores lentes de astronomía.
Países desarrollados como Alemania, Estados Unidos y Japón invierten mucho apoyo en ciencia. México cada vez invierte menos, y pese a ello contamos con grandes científicos como Guillermo Haro, que vivió y murió siendo un desconocido. (…) El premio Nóbel de Química, Mario Molina nació en México, pero se tuvo que ir a Estados Unidos. Por desgracia no es el único caso. Muchos jóvenes científicos hacen lo mismo. ¿No podría nuestro gobierno invertir más en educación?
”Me da pena que nuestro gobierno y nuestros empresarios inviertan tanto en fútbol y seamos tan malos. Me da pena que inviertan tan poco en ciencia y seamos tan buenos. Tenemos la mejor Universidad de Hispanoamérica según el periódico Time y cada vez le damos menos recursos a la UNAM. ¿Por qué no apoyar a lo que ya da resultados? Un País que no invierte en ciencia y educación siempre será un País pobre ¿Queremos un México pobre? ¿Seguiremos dejando que nuestros Mario Molina se vayan a otros países?
La niña concluyó su discurso diciendo:”Pobre México nuestro tan cerca del fútbol y tan lejos de la ciencia”.

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