miércoles, agosto 12, 2009

El absurdo reto de Calderón

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Luego de que Felipe Calderón retó a la sociedad mexicana a presentar pruebas de las violaciones a derechos humanos por parte de las fuerzas castrenses al combatir el narcotráfico, el director de Human Rigths Watch para América, José Miguel Vivanco, afirmó que “hay muchas pruebas y evidencias que muestran que los abusos del Ejército rutinariamente quedan impunes”. Estas palabras podrían avalarlas miles de familias de las zonas serranas identificadas como regiones donde se realizan operaciones relacionadas con el comercio ilícito de enervantes.
En efecto, bastaría una encuesta seria para documentar lo dicho por Vivanco, en poblaciones de las sierras de Durango, Chihuahua, Michoacán y Guerrero, aun cuando es una realidad el temor de los pobladores a denunciar los abusos de que son objeto de manera cotidiana.
Esto lo sabe Calderón y de ahí su absurdo reto, que lo es porque no es fácil probar hechos violatorios de las garantías individuales en sitios inhóspitos de muy difícil acceso. Por eso es contradictorio que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya rechazado entrar al estudio del fuero de guerra. ¿Cuál es el temor a que jueces civiles juzguen a militares acusados de cometer crímenes contra la población?
No obstante tales temores, el año pasado la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió mil 230 quejas de abusos militares, lo que representa “un aumento de 600 por ciento en los pasados tres años”, señaló Vivanco. Indicó que viajó a México para presenciar las audiencias de la Corte en las que se abordó el tema del fuero de guerra. Dijo: “Me voy con preocupación y desilusión porque los ministros no entraron al fondo del tema”.
Este no es otro que la necesidad que tiene el gobierno federal de criminalizar las protestas sociales, y no encontró mejor pretexto que desplegar a tropas del Ejército en una inútil guerra contra los cárteles del narcotráfico. Lo que es un hecho, es que el número de muertos rebasa, con mucho, el que se dio en las guerras del Golfo Pérsico. Se llevan contabilizados más de 12 mil en los últimos tres años, sin que esto haya tenido algún resultado positivo en la lucha contra las narcomafias. Al contrario, cada año que pasa se recrudece más, al volverse más violentos los encuentros entre militares, fuerzas policíacas y bandas delictivas.
Lo que Calderón propició fue que los cárteles se organizaran y armaran mejor, pues para eso les sobran recursos y medios, al grado de que en la actualidad las tropas del Ejército mexicano se ven obligadas a enfrentarse a organizaciones paramilitares con más y mejor capacidad ofensiva, como lo está probando la realidad de manera cotidiana. Y no es que Calderón no quiera entender lo que dijo el capo máximo del cártel “La Familia” michoacana, sobre lo inútil de una guerra que no tendrá final feliz, sino que merced a ésta, el régimen panista se apresta para gobernar sobre la base de la fuerza bruta al no tener otra opción.
No la tiene porque se trata de un gobierno sin consenso social, impuesto por una oligarquía a la que sólo importan sus intereses, aun cuando esto conduzca al callejón sin salida de la “gobernabilidad” sostenida sobre los pilares del uso indiscriminado de la violencia por parte del Estado. Tal es el fondo del tema, no las consecuencias que conlleva el pretender gobernar sin compromiso alguno con la sociedad mayoritaria. La realidad es que llegamos a este extremo de incivilidad porque los sucesivos gobiernos neoliberales se apartaron por completo del esquema progresista sustentado por la Revolución Mexicana, cuyos postulados sociales se desecharon totalmente.
Por eso Barack Obama no hizo ningún compromiso serio con Calderón en la reciente reunión trilateral, en la que al mandatario mexicano fungió como simple convidado de piedra, o mero anfitrión a quien se le hizo el favor de visitar nomás por no dejar, como se dice coloquialmente. No fue casual que las reuniones entre Obama y el premier de Canadá, Stephen Harper, se realizaran sin la presencia de Calderón. ¿Para qué iban a necesitarlo al tratar asuntos realmente de importancia para ellos? Por lo pronto, a favor de México, paradójicamente, obra la brutal violación a las garantías individuales por el Ejército en la lucha contra el narcotráfico. Así, la Iniciativa Mérida sigue sin ponerse en marcha, lo que nos salva de más profundas violaciones a la tan violada soberanía nacional.
gmofavela@hotmail.com

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