miércoles, noviembre 11, 2009

Columna Asimetrías (5,842) ¿Nuevo Modelo? ¿Chino? ¿Gringo? ¿Propio? (1/2)




11 noviembre 2009

"México ha vivido haciendo ajustes impuestos desde afuera".
Carlos Slim.

I

La afirmación del megaempresario Slim --el hombre más rico de México y el tercero en el mundo en ese rubro de riqueza personal-- sorprende. Identifica una de las causales de la situación opresiva (ergo, represiva) que nos damnifica severamente y con peligrosidad extrema.

El señor Slim, así como otros megamagnates --Miguel Alemán Velasco, Roberto González Barrera, entre varios más-- han aplaudido desde hace 27 años la instauración del neoliberalismo en México, y los ajustes a la economía impuestos por el Consenso de Washington en 1989.

Subráyese que esos megamagnates aquí identificados son algunos de los 400 y unos más que se sienten, desempeñan y ostentan como los dueños de México y, por ello, eluden y evaden pago de impuestos. Usan para ellos trucos y ardides que la propia ley establece.

Y nótese, así mismo, que con el cumplimiento moroso de sus obligaciones fiscales, esos pudientes entre los más pudientes de México podrían tapar el hoyo en las finanzas públicas, creado por el despilfarro, ineptitud e irresponsabilidad del poder político del Estado.

El señor Slim, con su afirmación, sólo identifica acríticamente un hecho, pero sin dejar de calificar implícitamente sus secuelas tan funestas para México. Una de esas secuelas es el statu quo que hoy estruja --oprime-- al país y a los mexicanos.

Ese statu quo ha convertido al poder político del Estado en un agente represor de discrepancias y disidencias, organizadas o no, así como de insurgencias cívicas. Ha criminalizado en la práctica el ejercicio constitucional de la protesta social.

El luchador social atenquense Ignacio del Valle es emblemático: cumple una sentencia de ¡112 años de prisión! Otros luchadores han sido asesinados, el más reciente, Miguel Ángel Pérez, cuyo homicidio ocurrió un día después del de Margarito Montes Parra y 14 familiares y amigos.

II
En ese mismo foro en la capital neoleonesa, el señor Alemán --de triste celebridad por su herencia paterna amasada mediante la corrupción, confirmada por su incursión en la política como gobernador de Veracruz-- expresó preocupación por la precaria estabilidad social.

Y el señor González Barrera --accionista principal de Maseca y Banorte-- concluyó, en ese citado foro, que el modelo económico prevaleciente ya está agotado. Empero, sólo el señor Slim propuso que el poder político aprendiere algo del modelo chino.

Es obvio que esos tres personajes, así como otros de su mismo nicho y estrato, están muy preocupados. La situación prevaleciente --que se agrava minuto a minuto, pese al optimismo de los voceros del poder político del Estado--. El desempleo afecta crucialmente sus negocios.

Y temen, además, que el statu quo de opresión tenga desenlaces de anarquía, caos y se generen conflictos fraticidas entre mexicanos, con lo cual sus negocios se irían definitivamente a pique. Temen desenlaces que pudieren durar años. Para ellos, México es "el negocio".

Lo paradójico del caso es que esas voces de alarma provienen de un estrato privilegiado por el capitalismo salvaje implantado por el poder político del Estado al que han financiado con recursos bajo la lógica de la inversión privada. Hoy, esa inversión ya no deja dividendos.

Otra paradoja es la de que esos magnates --el meollo vero de la oligarquía mexicana-- tienen el poder para obligar al poder político del Estado a modificar actuaciones que dañan sus intereses al limitar su apropiación de plusvalía (creada por los trabajadores), y sus ganancias.

Si alguien puede realmente expulsar a don Felipe de Los Pinos es esa oligarquía descontenta. Lo puede expulsar de varios estilos: forzándolo a renunciar o creando ciertos mecanismos para limitar y confinar sus actuaciones y designios. Para ello pueden "comprar" al Congreso todo.

Empero,los megamagnates saben que las actuaciones del señor Calderón se sustentan sobre una base real de apoyo político del Estado estadunidense, el más interesado, por los moltivos geopolíticos-económicos del imperialismo, en mantenerlo en el poder. Es su hombre en México.

III

Con un gran telón de fondo espectacularmente dramático manejado por una gama variopinta de tramoyistas ineptos o aviesos agentes del imperialismo de los mayores consorcios trasnacionales de Estados Unidos, España y Canadá, la agitación nacional crece.

El río está crecido, pues, fuera de su cauce. Trae consigo en su veloz y acrecentado torrente
muchos componentes de furia que, a su vez, crecen también. Aguas agitadas con un potencial arrasador que, a la luz de la percepción societal, podrían devenir en consecuencias mayores.


En ésta metáfora de la creciente fluvial arrasador y revuelta --que sólo beneficiaría a unos cuantos pescadores del oportunismo que medran en la tragedia-- no deben desestimarse los vientos. Éstos son de tormenta, con rachas que bien podrían ser huracanadas. El huracán crece.

Y crece, por añadidura, exponencialmente. Los ciudadanos de a pie --el proletariado cada vez más denso en lo demográfico--, organizados civilmente y con arreglo a la preceptiva legal-- están en la calle o en el ágora cibernética, en protesta y, sobre todo, exigiendo el fin del statu quo.
Agitados están, pues, ricos y pobres. La agitación cunde entre los dueños de facto de México --los 400 y algunos más-- y los mexicanos que siendo propietarios por derecho del país pagan renta (impuestos, pobreza, etc.) por vivir en él y crear plusvalía y ganancias para aquellos.

Esa agitación tiene manifestaciones que van desde las contestarias --como las del Paro Cívico Nacional convocado para hoy por el Sindicato Mexicano de Electricistas-- hasta las críticas abiertas, directas, de los dueños de facto al promotor principal del preocupante statu quo.

Unos y otros --ricos y pobres, explotadores y explotados-- demandan cambios en gradación variopinta en la forma de organización económica prevaleciente. El modelo está agotado, coinciden ricos y pobres. Hay modelos a seguir. El chino, por ejemplo. O el de Estados Unidos.

Más nadie --ni siquiera los pobres-- plantea un modelo propio, resultado de la experiencia histórica de los pueblos de México. Esta experiencia es acervo riquísimo, pero conocido sólo por grupos pequeños de antropólogos especializados en las culturas ancestrales.
El nuevo modelo económico tendría que incorporar en su superestructura un elemento que desde la Colonia se relegó al olvido y descrito como "salvaje": la energía colectiva para crear plusvalía y ganancia para todos. ¿Socialismo olmeca, teotihuacano, tolteca, maya o azteca?

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte,com

Glosario:

Modelo chino: forma de organización económica caracterizada por una economía centralizada y planificada por el Estado de tal guisa que permite el florecimiento de una iniciativa privada altamente reglamentada por los órganos estatales, sin autorregulación como en los países de economía de capital, mercado y consumo. El modelo chino ha tenido por consecuencia un desarrollo amplio de un mercado interno estrictamente regulado. Resultado de ello es un crecimiento económico anual promedio de casi el 10 por ciento en los últimos 15 años. En México el promedio anual desde 1982 a la fecha es de menos del 2 por ciento.

Lecturas recomendadas:

Teoría y práctica de la ideoloigía, de Luydovico Silva. Nuestro Tiempo.

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