12 noviembre 2009
"Los gobiernos de México han confundido instrumentos con objetivos".
Carlos Slim.
I
Ya vimos --por voz de los propios megamagnates, los dueños de México-- que el modelo económico es un fracaso. Lo es por su naturaleza francamente antisocial, antiMéxico. Y lo es también desde la perspectiva de la mismísima oligarquía.
El modelo es el macroentorno de un statu quo que, reiteraríase, es de desigualdad e injusticia, causante de desempleo masivo, subempleo de bajísima calidad, pobreza, depáuperación y miseria y pérdida de consumidores. Ha causado la inestabilidad e ingobernabilidad actuales.
Ha exhibido, como añadido, la descomposición ocurrente del poder político del Estado que ha contagiado incluso a los otros elementos constitutivos de éste, en particular los pueblos de México que hoy suman, sin clasificación arbitraria, unos 63.
Ese statu quo tiene operadores mayores y menores, pero el principal de éstos es --recuérdelo el caro leyente-- nada menos que el señor Calderón, a quien millones de sus connacionales ven como presidente espurio por haber sido impuesto por los megamagnates hoy descontentos.
Esos megamagnates --los dueños de facto de México-- están tan irritados, descontentos e incluso dispuestos a modificar de alguna manera el statu quo porque el señor Calderón no les ha cumplido: no vela por los intereses de aquellos y ha llevado al país a una situación insostenible.
Más no sólo eso. Don Felipe se ha dado a la tarea alegre de gobernar contra los preceptos constitucionales --como en un estado de excepción de hecho-- y a la vez a favor de consorcios trasnacionales extranjeros en desprivilegio de los propios, los de la oligarquía mexicana.
Carlos Slim.
I
Ya vimos --por voz de los propios megamagnates, los dueños de México-- que el modelo económico es un fracaso. Lo es por su naturaleza francamente antisocial, antiMéxico. Y lo es también desde la perspectiva de la mismísima oligarquía.
El modelo es el macroentorno de un statu quo que, reiteraríase, es de desigualdad e injusticia, causante de desempleo masivo, subempleo de bajísima calidad, pobreza, depáuperación y miseria y pérdida de consumidores. Ha causado la inestabilidad e ingobernabilidad actuales.
Ha exhibido, como añadido, la descomposición ocurrente del poder político del Estado que ha contagiado incluso a los otros elementos constitutivos de éste, en particular los pueblos de México que hoy suman, sin clasificación arbitraria, unos 63.
Ese statu quo tiene operadores mayores y menores, pero el principal de éstos es --recuérdelo el caro leyente-- nada menos que el señor Calderón, a quien millones de sus connacionales ven como presidente espurio por haber sido impuesto por los megamagnates hoy descontentos.
Esos megamagnates --los dueños de facto de México-- están tan irritados, descontentos e incluso dispuestos a modificar de alguna manera el statu quo porque el señor Calderón no les ha cumplido: no vela por los intereses de aquellos y ha llevado al país a una situación insostenible.
Más no sólo eso. Don Felipe se ha dado a la tarea alegre de gobernar contra los preceptos constitucionales --como en un estado de excepción de hecho-- y a la vez a favor de consorcios trasnacionales extranjeros en desprivilegio de los propios, los de la oligarquía mexicana.
Ese statu quo --no huelga reiterarlo-- es de opresión brutal bajo las definiciones que las ciencias políticas y sociales y la percepción pública de la insoslayable realidad económica, política y social y la cultura del poder, le dan al fenómeno y a la reacción represiva del Estado.
II
La represión estatal --hágase la precisión atinente-- es, en realidad, no la del Estado, sino la del poder político de éste, conformado por los hombres y las mujeres de una élite que sirve a los intereses creados propios, de clase, y de sus representados, el imperio de las trasnacionales.
Los intereses creados propios, de clase reitérese, son los de la cultura de la corrupción rampante e impune (y, por ello, cínica) en el ejercicio de las investiduras de los personeros panistas, priístas, "verdes" y "panalistas" del poder político del Estado.
Y los intereses en representación subrogada del imperio de los consorcios trasnacionales son aquellos que se traducen de hecho -- y también de derecho-- en la consolidación de una forma de organización económica, o modelo, que despoja a los mexicanos de su propio país.
Y ello nos ha convertido ya, para todos los efectos prácticos del imperialismo de las trasnacionales, en un apéndice económico y político --administrativo incluso-- y hasta sociocultural de un Estado nacional extranjero, el de EU. El mayor banco "mexicano" es de EU.
Esa condición de apéndice trasciende los adjetivos calificativos, aunque las ciencias políticas y sociales y las teorías económicistas identifican objetivamente a México como un cuy o cobayo para el experimento de una nueva forma de sojuzgamiento, de un neo-neo, muy neocolonialismo.
En el doble lenguaje de la política México es provincia estadunidense en lo económico y lo político y, en gran dimensión, también en el proceso de la aculturación. El inglés es ya idioma de aprendizaje obligatorio --como lo es la religión cristiana-- en el sistema de educación pública.
III
Carece aun el statu de definición jurídica, pero que es en la percepción pública --la de los ilustrados y desilustrados, los informados y los desinformados, el proletariado y la burguesía antipodal--, pero identificaríasele como una combinación situacional de geopolítica.
Antójase verismo ese aserto. México --el país, el Estado nacional, los pueblos-- es a la vez protectorado, colonia, cliente inmanumiso, fuente de materias primas, territorio de saqueo y rapiña, colchón de seguridad, territorio anexado de hecho y, así, la entidad federativa 53 de EU.
Otras entidades federarivas estadunidenses --el Estado 51-- son Puerto Rico, de derecho interno estadunidense; Colombia (el 52) y México (el 53). Esos tres países son extensiones que van más allá de los perímetros del "hinterland" hacia el sur en Nuestra América y el Caribe.
Oponerse a ello es costosísimo, como lo muestra el aberrante bloqueo político y económico comercial y financiero de EU a Cuba. Ese bloqueo --en el derecho internacional es un acto de guerra-- ha sido, es, permanente desde hace casi medio siglo.
Indíquese que en el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en vez de un bloqueo como el impuesto a Cuba, EU --enser de consorcios trasnacionales-- usa otra táctica: instala en su Estado anexado, Colombia, siete bases militares, como espada de Damocles sobre aquellos.
Esa es la dialéctica de la dominación que, en el caso de México, tiene por agentes a los personeros --panistas hoy, priístas antes-- del poder político del Estado mexicano. Un nuevo modelo económico podría satisfacer a uno, pero no a otros; a los menos, pero no a los más.
Ese escenario prospectivo nos anticipa un desarrollo acelerado de la agitación social de carácter político-contestatario-reivindicatorio-revolucionario. El río suena, ergo agua trae que, en el caso, serían más torrentes y de mayor volumen, pues la ríada ya está rugiendo tiempo há.
Sin embargo, no hemos llegado aún al punto de quiebre --punto de giro que en EU se conoce como "turning point"-- o de no retorno, mas estamos a un tris de arribar a ello en lo cualitativo; en lo cuantitativo, lo que habrá es más inestabilidad e ingobernabilidad. Y 2012 en el horizonte.
¿Y el nuevo Estado mexicano? ¿El nuevo modelo económico? La respuesta a esas interrogantes es otra pregunta: ¿Tendremos que esperar una o dos generaciones más? La respuesta del revolucionario sería: Organizarnos. De allí la relevancia del Paro Cívico Nacional.
ffponte@gmail.com
II
La represión estatal --hágase la precisión atinente-- es, en realidad, no la del Estado, sino la del poder político de éste, conformado por los hombres y las mujeres de una élite que sirve a los intereses creados propios, de clase, y de sus representados, el imperio de las trasnacionales.
Los intereses creados propios, de clase reitérese, son los de la cultura de la corrupción rampante e impune (y, por ello, cínica) en el ejercicio de las investiduras de los personeros panistas, priístas, "verdes" y "panalistas" del poder político del Estado.
Y los intereses en representación subrogada del imperio de los consorcios trasnacionales son aquellos que se traducen de hecho -- y también de derecho-- en la consolidación de una forma de organización económica, o modelo, que despoja a los mexicanos de su propio país.
Y ello nos ha convertido ya, para todos los efectos prácticos del imperialismo de las trasnacionales, en un apéndice económico y político --administrativo incluso-- y hasta sociocultural de un Estado nacional extranjero, el de EU. El mayor banco "mexicano" es de EU.
Esa condición de apéndice trasciende los adjetivos calificativos, aunque las ciencias políticas y sociales y las teorías económicistas identifican objetivamente a México como un cuy o cobayo para el experimento de una nueva forma de sojuzgamiento, de un neo-neo, muy neocolonialismo.
En el doble lenguaje de la política México es provincia estadunidense en lo económico y lo político y, en gran dimensión, también en el proceso de la aculturación. El inglés es ya idioma de aprendizaje obligatorio --como lo es la religión cristiana-- en el sistema de educación pública.
III
Carece aun el statu de definición jurídica, pero que es en la percepción pública --la de los ilustrados y desilustrados, los informados y los desinformados, el proletariado y la burguesía antipodal--, pero identificaríasele como una combinación situacional de geopolítica.
Antójase verismo ese aserto. México --el país, el Estado nacional, los pueblos-- es a la vez protectorado, colonia, cliente inmanumiso, fuente de materias primas, territorio de saqueo y rapiña, colchón de seguridad, territorio anexado de hecho y, así, la entidad federativa 53 de EU.
Otras entidades federarivas estadunidenses --el Estado 51-- son Puerto Rico, de derecho interno estadunidense; Colombia (el 52) y México (el 53). Esos tres países son extensiones que van más allá de los perímetros del "hinterland" hacia el sur en Nuestra América y el Caribe.
Oponerse a ello es costosísimo, como lo muestra el aberrante bloqueo político y económico comercial y financiero de EU a Cuba. Ese bloqueo --en el derecho internacional es un acto de guerra-- ha sido, es, permanente desde hace casi medio siglo.
Indíquese que en el caso de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, en vez de un bloqueo como el impuesto a Cuba, EU --enser de consorcios trasnacionales-- usa otra táctica: instala en su Estado anexado, Colombia, siete bases militares, como espada de Damocles sobre aquellos.
Esa es la dialéctica de la dominación que, en el caso de México, tiene por agentes a los personeros --panistas hoy, priístas antes-- del poder político del Estado mexicano. Un nuevo modelo económico podría satisfacer a uno, pero no a otros; a los menos, pero no a los más.
Ese escenario prospectivo nos anticipa un desarrollo acelerado de la agitación social de carácter político-contestatario-reivindicatorio-revolucionario. El río suena, ergo agua trae que, en el caso, serían más torrentes y de mayor volumen, pues la ríada ya está rugiendo tiempo há.
Sin embargo, no hemos llegado aún al punto de quiebre --punto de giro que en EU se conoce como "turning point"-- o de no retorno, mas estamos a un tris de arribar a ello en lo cualitativo; en lo cuantitativo, lo que habrá es más inestabilidad e ingobernabilidad. Y 2012 en el horizonte.
¿Y el nuevo Estado mexicano? ¿El nuevo modelo económico? La respuesta a esas interrogantes es otra pregunta: ¿Tendremos que esperar una o dos generaciones más? La respuesta del revolucionario sería: Organizarnos. De allí la relevancia del Paro Cívico Nacional.
ffponte@gmail.com
"Hinterland": vocablo del alemán que significa literalmente "tierra posterior" o "tierra de influencia". Países influidos por uno más poderoso. .
Lecturas recomendadas:
México insurgente, de John Reed. SEP70, Costa-Amic
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