10 noviembre 2009
En nuestra columna anterior planteaba, una vez más, la urgencia de la reconstrucción de este país sobre tres pilares esenciales: una gran reforma del Estado, una verdadera revolución educativa y la implementación de un nuevo modelo económico. Pero concluía señalando que para ello se requería de un gran pacto nacional que, por desgracia, no veía quién pudiera convocarlo.
Pocas veces me he sentido tan contento de que la realidad me desmienta. Y es que el mismo día el rector de nuestra UNAM, José Narro Robles, hizo un llamado explícito para refundar la República. Porque —estableció— el actual modelo de país ya está agotado y “ya no nos sirve ni para hacernos hacia afuera, mucho menos para resolver los problemas que ya tenemos adentro”.
Narro fue muy claro al detallar que: para refundar la República se requiere de un gran acuerdo nacional en el que todos los sectores se unan para desarrollar una reforma integral no sólo en materia económica, sino también social, educativa y de medio ambiente; “llegó la hora —expresó— de avanzar hacia un nuevo modelo económico que genere más competitividad, pero entendido como una mejor distribución de la riqueza y no sólo como un incremento del capital; el modelo de desarrollo actual —puntualizó— ya no sirve para resolver los grandes problemas que se han generado en el país como la pobreza y la desigualdad”.
En el foro, académicos, líderes empresariales y el jefe de Gobierno del Distrito Federal coincidieron en que ya no es ni tolerable ni conveniente el actual estado de cosas. El propio Marcelo Ebrard demandó que “no hay más tiempo que perder ni más años que esperar para transformar las políticas públicas e iniciar un nuevo ciclo en la economía del país”.
También en estos días recibí un estudio titulado La segunda República: México en el punto de cambio histórico y no retorno. No está escrito por alguna ONG revoltosa o algún crítico de oposición. Lo realiza el distinguidísimo empresario y él mismo asesor de grandes empresas Julio A. Millán. Con él me une una gran amistad y sabrosísimos debates. Pues bien, en este ensayo diagnostica que: “Hoy día las viejas estructuras y conceptos se encuentran tambaleantes ante el despertar de una sociedad deseosa de mayor equidad, seguridad y desarrollo. Pero el despertar debe ser completo y requiere de las acciones de más de 100 millones de mexicanos”. Y concluye recordándonos que si Francia ya va en la quinta, México bien podría constituir la segunda República.
Yo respondo gustoso que sí a estos llamados y le sigo en la próxima entrega.
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