EDITORIAL. Por lo visto si pueden.

Año 8, número 3208

Jueves 24, diciembre del año 2009

El que las Autoridades “tan pronto” haya “descubierto”, quienes, como y hasta cuándo se fraguó el insólito homicidio de la familia de Melquisedec Angulo Córdova el marino abatido en la refriega donde también cayó Arturo Beltrán Leyva.

Contrasta enormemente con el secuestro, el asesinato, el levantón o la simple desaparición de cualquier ciudadano común y corriente que nunca tienen los mismos resultados; y menos tan rápidamente. Y pueden pasar años sin que se tengan noticias, o nada más no se resuelven.

Sin soslayar a quienes, parientes o amigos, llevan a cabo las investigaciones para dar con el paradero de los asesinos. Ejemplos tenemos de sobra. Que, dados los antecedentes que se tienen, sea lógico el que se ponga en duda el que en verdad hayan resuelto el caso, o nada más salido del atolladero presentando como responsables a quienes ni vela tuvieron en el entierro.

No sería la primera vez que un asesino solitario confunde y le mete de balazos o roba a un “primo hermano” de la amante de algún secretario de Gobierno, y en menos de lo que canta un gallo, aparecen tres o cuatro asesinos “solitarios” ¡confesos! de haber sido cada uno de ellos el que cometió el crimen, robo, o cualesquier otro delito.

De no ser así, y si efectivamente los sabuesos han resuelto el escandaloso e insólito caso, perfectamente planeado para aterrorizar, lo que además lograron, demostrando que si pueden hacerlo.

La conclusión a que se llega se redondea en una sola pregunta: ¿Entonces por qué no lo hacen cuando se trata de ciudadanos de a pié con hermanas poco agraciadas o serias?

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