01 febrero 2010
“Los soldados del Imperio son mercenarios multinacionales. Sólo los generales son romanos”.
Flavio Josefo.
I
Éste célebre historiador de los últimos siglos del milenio anterior al primero de Nuestra Era se refería, desde luego, a las legiones del césar que combatían en el Medio Orienta. Roma reclutaba mediante leva a jóvenes de los territorios conquistados doquiera para combatir por ella.
Otros historiadores más antiguos, anónimos muchos de ellos, seguramente habrían consignado que todos los imperios han engrosado sus ejércitos con soldados de los países conquistados en el mundo conocido de aquél entonces.
Y después de Roma, los imperios europeos, fedatariamente más globales que el romano --Inglaterra, España, Portugal, Países Bajos, Francia, etc.-- han tenido ejércitos conformados por individuos de los ámbitos sometidos. Francia tiene aun su Legión Extranjera; Albión a sus gurkas.
Los Estados Unidos de América, el imperio más global históricamente, han tenido, como Estado Federal asentado en el norte de nuestro continente, extranjeros en sus fuerzas armadas. Howard Zinn consigna en “La otra historia de EU” la existencia de batallones de alemanes, irlandeses, etc.
II
El Estado estadunidense –que es la guisa formal, jurídica, del imperio-- tiene elementos de sus cuatro armas dispersos por el mundo, en cientos de bases militares de toda laya y naturaleza. En Colombia está construyendo a toda prisa siete bases. Dos de ellas, sábese, colosales.
Así, con soldados en más de la tercera parte de los países con los que mantiene relaciones diplomáticas –las excepciones son notorias--, el Estado estadunidense fortalece disuasivamente su influencia económica y política sobre esos Estados anfitriones.
Empero, en algunos de esos países, como México, la presencia militar estadunidense es advertida sólo mediante agentes civiles de sus propias fuerzas coactivas/coercitivas. En México hay cientos, si no es que miles, de policías y espías estadunidenses.
La lógica estadunidense con respecto a México tiene por premisas mayores los imperativos de la seguridad nacional del país vecino y, ergo, el trato bilateral se conduce desde varios planos, siendo el principal el de que la relación con nuestro país es un asunto doméstico de EU.
Es decir, un asunto de política interna, no exterior, del Estado estadunidense. Ello se traduce, en los hechos, en una realidad ominosa: México es una provincia económica y virtualmente política de EU. En la práctica, somos un país anexado, un protectorado sui generis., con mandatario títere.
III
Y si antes eran europeos los que luchaban en las guerras del expansionismo geopolítico estadunidense y la de secesión del siglo XIX –hacia el oeste y el sur, despojando a México de más de la mitad de su territorio--, hoy son los mexicanos los que luchan en las guerras del imperio.
Ésto nos lleva al libro de Federico Campbell Peña, intitulado “La carroza negra de Bush: soldados mexicanos en Irak y Afganistán”, que ya se encuentra en librerías do las haya. Ésta obra, de talante modesto, es un documento acuciosamente elaborado.
Campbell Peña, quien es periodista de televisión (Canal 11) especializado en asuntos internacionales y activista a favor de la defensa de los derechos humanos y contra las injusticias sociales, ha tratado el tema de los mexicanos en Irak y Afganistán en sus trabajos televisivos.
En éste libro—su primero--, el colega Campbell Peña ha realizado un prodigioso esfuerzo de investigación sistemática afín al reporterismo periodístico de muy alta profesionalidad. Sus fuentes son públicas, accesibles a quienes quieran ahondar en el tema. Glosémoslo aquí mañana.
ffponte@gmail.com
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