miércoles, marzo 03, 2010

Dictaminó la SCJN, ¿y luego?

Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes

No se necesitaba que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminara que los principales responsables de la tragedia ocurrida en la guardería ABC, de Hermosillo, son Juan Francisco Molinar Horcasitas, ex director general del IMSS, y Eduardo Bours Castelo, ex gobernador de Sonora. Sin embargo, el informe que presentó ayer la comisión investigadora del siniestro que costó la vida de 49 infantes, servirá al menos para demostrar que México es el país de la impunidad, pues no cabe imaginar siquiera que ambos personajes vayan a ser llamados a cuentas. Los dos seguirán disfrutando de los privilegios del poder porque así lo determina un sistema hecho para encubrir a los poderosos, aun cuando esto signifique debilitar el tejido social a extremos inaceptables.
Esto no importa a la burocracia dorada que se sirve del gobierno para engordar sus cuentas bancarias, de ahí que sea difícil también suponer que desaparezca el modelo de subrogación por parte del IMSS, gracias al cual se pueden realizar buenos negocios que sirven para afianzar lazos familiares y compadrazgos, pues para eso es el poder, piensan los funcionarios habilitados como políticos sin tener una pizca de vocación de servicio, condición esencial del político verdadero, como lo ejemplifican las grandes épocas de nuestra historia, construidas por hombres de Estado con visión y patriotismo, como lo fueron Juárez y sus correligionarios.
Los padres de los niños victimados por la irresponsabilidad de unos cuantos funcionarios federales y estatales, seguirán esperando que se les haga justicia, hasta que se les olvide la causa de sus justos reclamos. Al menos esa es la apuesta que hace el gobierno federal, a sabiendas de que cuentan con el apoyo del sistema para disfrutar de una impunidad que es compartida por la elite del poder. Lo que ésta no ha previsto es que tanto abuso ha servido para tomar conciencia de una realidad con la que no se puede vivir. De ahí el profundo divorcio, cada vez más extendido, entre la clase gobernante y la sociedad mayoritaria, que sólo está esperando la gota que habrá de derramar el vaso para dejar a un lado su paciencia y pacifismo.
Así como vamos, no faltaría mucho para que ese derramamiento se produzca, pero no será de agua sino de sangre de cientos de miles, a quienes no les importará derramarla porque no tienen otra cosa que perder, pues la vida no les significa más que llanto y humillaciones. Y nada duele más a un padre de familia que sentirse impotente para dar de comer a su prole, como está sucediendo ya en muchas partes del país. Esto no importa, porque la burocracia dorada está metida de lleno en sus problemas fundamentales: servir servilmente a la oligarquía y sacar el mayor provecho a la oportunidad que les representa estar “administrando” un gobierno en la misma forma que lo harían en sus negocios privados.
Así lo ejemplifica el propio Molinar Horcasitas, ahora como secretario de Comunicaciones y Transportes, quien se asume como agente de ventas en busca de clientela y se esfuerza por lograr los mejores resultados. Sin ambages lo demostró en su gira promocional por España, al decir que el “gobierno” calderonista no vende samba, como los brasileños, “sino proyectos contantes y sonantes”. En su afán de ganarle clientes al competidor más exitoso, en este caso Brasil, el funcionario no dudó en denostar al país sudamericano, con “argumentos” tan pedestres como el de referirse al precioso baile brasileño en términos supuestamente comparativos. No dudó en decir falacias, como la de que “nuestro riesgo país es menor que el de los brasileños”, y que el gigante del subcontinente “tiene una tasa de homicidios que duplica a la mexicana”.
Lo más lamentable de la labor de agente de ventas del titular de Comunicaciones y Transportes, es que la lleva a cabo no para favorecer a México, sino para debilitarlo aún más al ampliar las facilidades a inversionistas españoles para que vengan a lucrar a costa de la economía nacional. Como en los buenos tiempos de Porfirio Díaz, el grupo en el poder sigue cambiando espejitos por oro. Claro, a cambio de jugosas comisiones, o ya de perdida de lucrativos puestos en empresas extranjeras en sus casas matrices, como lo ejemplifica el caso de Ernesto Zedillo. Se sigue tal “estrategia” de ventas aun a sabiendas de que por cada dólar que se invierte aquí se sacan cinco o más, dependiendo del tipo de inversión, que en realidad no es más que una forma de saquear legalmente las riquezas del país. Así que, por lo que se advierte, es un sueño guajiro más suponer que Molinar Horcasitas o Bours Castelo van a pagar las consecuencias de su irresponsabilidad y voraz forma de ejercer el poder.
(gmofavela@hotmail.com)

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