lunes, mayo 10, 2010

Columna Asimetrías. Mario Villanueva






10 mayo 2010

“Las venganzas políticas desde el poder son la suma de perversidad diabólica ”.

Shakespeare.

I

Mario Villanueva Madrid, quien gobernó el Estado de Quintana Roo de 1993 a 1999 y, antes, se desempeñó como Senador de la República por esa misma entidad federativa, fue extraditado a Estados Unidos en un típico “sabadazo”.

El hecho fue anormal: la entrega del exgobernador --preso durante una década y nueve años sin sentencia en un penal de máxima seguridad-- ocurrió no obstante que estaba amparado por la justicia federal, la misma que, en contradicción, dispuso su extradición.

El caso del señor Villanueva –ya en Nueva York, en donde será juzgado por presuntos delitos de complicidad en la exportación ilegal de cocaína colombiana a EU—tiene connotaciones que son una radiografía del sistema judicial mexicano.
Esa radiografía exhibe que el sistema de procuración e impartición de justicia es, además de extremadamente corrupto, instrumento de los personeros del poder político del Estado para satisfacer apetitos de venganza personal y/o política.

Así, a la cárcel han ido a dar por esos motivos de venganza personal no pocos individuos del propio poder político del Estado mexicano que hayan incurrido en la ira del Presidente de la República en turno o alguien con influencia sobre éste.

Caso en punto es el de Dante Delgado Rannauro, quien fue gobernador del Estado de Veracruz y enviado a prisión por un capricho de Ernesto Zedillo, quien era el Presidente de la República, y un obsequioso y medroso gobernador sucesor de aquél.

II

A don Dante no se le demostró la fehacencia de los cargos que se le formularon por órdenes del señor Zedillo, además de que la presunta comisión de delitos imputada había prescrito. Pero le hicieron sufrir una venganza visceral del Presidente.

Más la intención del entonces mandatario no era sólo la de vengarse del señor Delgado –hoy candidato a la gubernatura de Veracruz-- por supuestos agravios en contra del vengador, sino destruirlo políticamente y, desde luego, en lo personal.

No lo logró el señor Zedillo, en cuya venganza personal por que no toleró que don Dante le informara de la corrupción colosal en la dispensa de recursos del Estado en Chiapas, enlistó la muy activa participación de Miguel Ángel Yunes Linares.

El señor Yunes –quien era a la sazón secretario general de gobierno en el sexenio veracruzano de Patricio Chirinos, un borrachín consuetudinario sin pena ni gloria— es hoy, paradójicamente, también candidato a la gubernatura de ese Estado costero.

Y, paradójicamente también, don Dante y el señor Yunes son contendientes en una lid electoral en la cual el primero realiza una campaña de proseltisimo con propuestas concretas y el segundo incurre en posturas de subyacente laya amenazadora.

Ambos personajes, dígase e la pasada, enfrentan al propio actual mandatario, Fidel Herrera, cuya candidatura es subrogada –la ley le impide reelegirse--, mediante la guisa de un paniaguado, el obeso Javier Duarte, ducho ya en las malas artes de la corrupción.

III

Más volvamos al señor Villanueva –con varias enfermedades, casi ciego, pero poseedor de una enorme entereza y presencia de ánimo ante la adversidad— y reitérese que su Némesis es ese mismo don Ernesto que como presidente mostró vena psicópata.

Una vez encarcelado por instrucciones del señor Zedillo, la maquinaria del infamante aparato judicial mexicano –célebre en el mundo por ello--, el quintanarroense ha sido utilizado por los sucesores panistas del dudoso priísta don Ernesto.

Así, su encarcelación fue utilizada electoralmente por Vicente Fox, empeñado en desacreditar al PRI, al que quiso exhibir como matriz de gobernantes corruptos y “narcos”. Hoy, Felipe Calderón usa la extradición con fines político-electoreros.

Al extraditar incluso ilegalmente a don Mario, don Felipe trasmite un mensaje político en vísperas de las elecciones de éste año y sin candidatos confiables y en alianzas cupulares y ante un electorado que todo indica que los repudiará en las urnas.

El mensaje es el de que él, don Felipe, ha logrado que en EU sea juzgado el primer exgobernador priísta, implicando con ello, por asociación, que los candidatos priístas son narcos. Juego peligroso ese: “¡Vean, los priístas son narcos! No voten por ellos!”.

En aras del interés político-electoral faccioso, el Presidente de Facto consuma el encargo de don Ernesto: destruir, por venganza, a quien osó informarle de las pillerías de familiares del entonces Presidente en el ámbito de QR. Moralejas monstruosas

ffponte@gmail.com

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