Por Lydia Cacho
12 julio 2010
Todo parece indicar que ninguna campaña oficial de prevención de adicciones y de violencia del narcotráfico funcionará. Y hay razones para ello. Entre decapitados, elecciones sucias y la nota roja, en México hemos dejado de mirar lo importante. Los discursos moralinos, patrióticos y educativos no funcionan ya ni con las personas adultas, ni adolescentes. Tampoco con las niñas y niños.
La ISCI (International Society for Child Indicators) demostró que los estudios sobre la infancia en América Latina son obsoletos, ni la academia ni los medios hemos sabido consignar cómo se vive en realidad la infancia en México y qué impacto tienen esas vivencias para la vida adulta. Es decir, cómo llegamos a convertirnos en un país con altos índices de corrupción individual y social, con los primeros lugares en abuso sexual y pornografía infantil, muerte por malos tratos en la infancia y embarazo adolescente no deseado. ¿Por qué ejercemos o nos sometemos a tanta violencia?
La ISCI propone estudiar a los niños y niñas como expertos de sus propias vidas, para entender qué sucede en la mente de millones menores de 15 años que viven adicciones y violencia como algo normal. Nos urge conocer cuáles son los conceptos que la infancia mexicana tiene sobre su seguridad personal, autoestima, violencia, paz, buena alimentación, integridad física, sexualidad, erotismo, poder y amor. No hacer esta radiografía es tanto como no prever el futuro.
Ante la ineptitud y desinterés de casi todos los legisladores del país, el gobierno federal destruyó la interacción con la sociedad civil que durante décadas se ha dedicado a rescatar, atender y evaluar a la infancia y adolescencia en México. La actual administración federal desarticuló los logros anteriores, y estamos de vuelta en las burocracias estilo priísta: ineficientes, lentas y discriminadoras por razones ideológicas. La modernización del DIF se quedó en demagogia, y de no ser por la Red por los derechos de la Infancia y sus organizaciones civiles no sabríamos sobre esa infancia que pronto conducirá al país: desde la política y las empresas hasta el hogar o la delincuencia.
Hoy, y a diario, dos menores de 14 años mueren por violencia en México. El 56% de las adolescentes entre 15 y 19 años vivirán violencia en el noviazgo. 73 millones de niñas y niños en el mundo tendrán relaciones sexuales forzadas por chicos de su edad y 150 millones de esa edad serán víctimas de tocamientos no deseados. Mientras las políticas de educación sexual y reproductiva no llegan ni a la infancia ni a quien la educa.
Mientras los medios especulan sobre 2012, 5 de cada 100 mujeres entre 15 y 17 años quedará embarazada y 70% será por violación. Seis de cada diez adolescentes no estudiarán secundaria por falta de planteles en todo el país.
Podríamos asegurarnos de que en nuestra comunidad haya una organización que proteja a la infancia. Exigir al DIF rendición de cuentas, a l@ diputad@s políticas efectivas contra la pobreza y la marginación de la infancia. Hablar y posicionarse contra la violencia. Pregunte a los niños y niñas de su comunidad qué país imaginan; ellos, ellas le dirán la verdad. Muy probablemente no nos gusten sus respuestas, pero seguramente son más honestas que las de los adultos.
La ISCI (International Society for Child Indicators) demostró que los estudios sobre la infancia en América Latina son obsoletos, ni la academia ni los medios hemos sabido consignar cómo se vive en realidad la infancia en México y qué impacto tienen esas vivencias para la vida adulta. Es decir, cómo llegamos a convertirnos en un país con altos índices de corrupción individual y social, con los primeros lugares en abuso sexual y pornografía infantil, muerte por malos tratos en la infancia y embarazo adolescente no deseado. ¿Por qué ejercemos o nos sometemos a tanta violencia?
La ISCI propone estudiar a los niños y niñas como expertos de sus propias vidas, para entender qué sucede en la mente de millones menores de 15 años que viven adicciones y violencia como algo normal. Nos urge conocer cuáles son los conceptos que la infancia mexicana tiene sobre su seguridad personal, autoestima, violencia, paz, buena alimentación, integridad física, sexualidad, erotismo, poder y amor. No hacer esta radiografía es tanto como no prever el futuro.
Ante la ineptitud y desinterés de casi todos los legisladores del país, el gobierno federal destruyó la interacción con la sociedad civil que durante décadas se ha dedicado a rescatar, atender y evaluar a la infancia y adolescencia en México. La actual administración federal desarticuló los logros anteriores, y estamos de vuelta en las burocracias estilo priísta: ineficientes, lentas y discriminadoras por razones ideológicas. La modernización del DIF se quedó en demagogia, y de no ser por la Red por los derechos de la Infancia y sus organizaciones civiles no sabríamos sobre esa infancia que pronto conducirá al país: desde la política y las empresas hasta el hogar o la delincuencia.
Hoy, y a diario, dos menores de 14 años mueren por violencia en México. El 56% de las adolescentes entre 15 y 19 años vivirán violencia en el noviazgo. 73 millones de niñas y niños en el mundo tendrán relaciones sexuales forzadas por chicos de su edad y 150 millones de esa edad serán víctimas de tocamientos no deseados. Mientras las políticas de educación sexual y reproductiva no llegan ni a la infancia ni a quien la educa.
Mientras los medios especulan sobre 2012, 5 de cada 100 mujeres entre 15 y 17 años quedará embarazada y 70% será por violación. Seis de cada diez adolescentes no estudiarán secundaria por falta de planteles en todo el país.
Podríamos asegurarnos de que en nuestra comunidad haya una organización que proteja a la infancia. Exigir al DIF rendición de cuentas, a l@ diputad@s políticas efectivas contra la pobreza y la marginación de la infancia. Hablar y posicionarse contra la violencia. Pregunte a los niños y niñas de su comunidad qué país imaginan; ellos, ellas le dirán la verdad. Muy probablemente no nos gusten sus respuestas, pero seguramente son más honestas que las de los adultos.
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