miércoles, agosto 18, 2010

Columna Asimetrías. México, Frente Independentista

Por Fausto Fernández Ponte






18 agosto 2010
ffponte@gmail.com

“Ha quedado plenamente probado el complot contra AMLO en 2006”.
Marcelo Ebrard.

I

La lectura de la reseña del libro de Andrés Manuel López Obrador, intitulado “La mafia que se adueñó de México… y el 2012”, escrita por Fidel Castro en dos entregas, trasciende la batalla de los mexicanos por recobrar su país y lograr la independencia.

Antes de proseguir consígnese aquí que si bien el poder político del Estado mexicano celebra el bicentenario “de la Independencia” y no el 200 aniversario del “Grito de Dolores” y el inicio de la lucha armada, el anhelo independentista no ha sido logrado.

O ha sido logrado solamente por efímeros períodos en el siglo XIX –la expulsión de los españoles, finalmente, y la derrota de los franceses y del clero político mediante las Leyes de Reforma— y el siglo XX, con la Revolución Mexicana y el cardenismo.

Pero la guerra de independencia ha continuado librándose en un “continuum” interminable en varios frentes, desde el armado (o militar) e ideológico y político, hasta el económico, social y
cultural, con altibajos en cuanto a intensidad.

Hoy, el altibajo ha llegado al pico en intensidad, lo cual explicaría en gran medida las adhesiones populares a don AMLO en su convocatoria por una revolución de las conciencias que lo instale en
Los Pinos por la desacreditada vía electoral.

II

Pero don AMLO piensa que las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales internas y externas de México ý la idiosincrasia misma del mexicano de hoy no recomiendan otras vías para alcanzar el poder que la de los comicios.

En ese sentido, don AMLO no andaría errado, si se consideran las opciones alternativas que los millones de mexicanos en movimiento –activos en promover el cambio de fondo en México— tienen ante sí para conquistar el poder.

Esas condiciones prevalecen también en otros países de Nuestra América. Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, mandatarios de Venezuela, Ecuador y Bolivia respectivamente, siendo revolucionarios alcanzaron el poder mediante votos.

Y con votos, desde el poder realizan cambios estructurales e incluso superestructurales en sus respectivos países. Hoy, las condiciones determinan el curso a seguir, que es distinto al armado,
que se adoptó en los años 40, 50 y 60 hasta 70.

El señor Castro, por ejemplo, encabezó junto con otros –entre ellos, Ernesto Che Guevara— una lucha revolucionaria armada, distinta en todos sentidos a la de los mandatarios Chávez, Correa y Morales.

III

Por otra parte, el señor López Obrador ha sido muy cuidadoso en sus actitudes tácticas y estratégicas, sujetándose estrictamente a los imperativos de su contexto mexicano. Se ha centrado en el entorno, sin iniciar contactos con líderes extranjeros.

Cuando Gustavo Iruegas era el ministro de Relaciones Internacionales en el “gobierno legítimo” de don AMLO, le propuso en varias ocasiones que viajase al extranjero. El tabasqueño no lo
consideraba conveniente.

Pero los comentarios del señor Castro podrían inducir a don AMLO a mirar hacia afuera, particularmente hacia Nuestra América. Los presidentes Chávez, Correa y Morales piensan que la inserción de México en la lucha antimperialista es vital.

Quiérase o no –y quiéralo don AMLO o no--, México es un teatro de operaciones políticas, sino es que un frente de guerra muy importante, en el anhelo común de independizarnos del yugo imperial de EU y del socio de éste, la mafia en el poder.

Las alusiones del cubano ratifican el imperativo estratégico de incorporar a México en la lucha independentista de Nuestra América y presentar un frente común, unido, cohesionador de los afanes libertarios. México tiene mucho qué aportar.

ffponte@gmail.com.

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