Por Ricardo Rocha
02 septiembre 2010
Son dos asuntos muy distintos, pero tienen calificativos en común: la opacidad, el engaño y la sospecha. A ver: hace menos de un año, el 19 de octubre de 2009, el Banco Mexicano de Comercio Exterior les prestó a los entonces dueños de Mexicana de Aviación —encabezados por Gastón Azcárraga, también de Grupo Posadas— 991 millones 967 mil pesos. El crédito, apalancado en Nafin, era a 24 meses de plazo con seis de gracia a una tasa preferencial de TIE + 5. Se han pagado 110 millones 219 mil pesos. Faltan por cubrir 881 millones 748 mil pesos a Bancomext.
Aquí lo interesante es que estamos hablando de dinero de usted y de mí, prestado por entidades crediticias públicas a una empresa privada, a la que, por cierto, a lo largo de su historia, estos organismos financieros le han destinado más de 10 mil millones de pesos en rescates.
Pero lo relevante ahora es que tan sólo el préstamo reciente justificaría cabalmente la intervención del gobierno federal más allá de las declaracioncitas de sus secretaritos: quién nos va a garantizar a los mexicanos la devolución de esos cientos de millones; por qué se permitió el pudrimiento de una empresa que fue un ícono de orgullo nacional y en su momento muy productiva; por qué se la vendieron a Grupo Posadas a precio de ganga de 165 millones de dólares; por qué no se han atrevido a hacerle una auditoría para determinar cuánto retiraron en ganancias y si, como se especula, desviaron fondos de Mexicana de Aviación a Click y Link para quedárselas y tirar el cascarón de la matriz; por qué nadie del gobierno calderonista supervisó la venta a un grupo embozado que ahora aplasta los derechos laborales, quiere correr a 8 mil empleados, suspende vuelos, jode a miles de pasajeros y nos pone en el más grande de los ridículos adentro y afuera.
Recuerdo a Gastón Azcárraga cuando con Adolfo Aguilar Zinser, Jorge Castañeda y, con Federico Reyes Heroles a la cabeza, fundamos la revista Este País. Lo tengo por hombre de bien. Pero francamente, creo que le debe algunas explicaciones, precisamente, a este país.
Como también sería bueno que los del gabinete de seguridad nos respondieran algunas interrogantes elementales sobre la extraña captura del sicario ascendido a capo, Edgar Valdez Villarreal La Barbie. El que, por cierto, no dejó de prodigar sonrisas mientras fue presentado en el llamado “búnker” de la Secretaría de Seguridad Pública que encabeza Genaro García Luna, uno de los consentidos del presidente Calderón: a propósito, ¿por qué no tuvieron nada que ver ni la Sedena ni Marina? ¿Y la PGR? ¿Ya la SSP se maneja sola?; por qué no se han aclarado todos los detalles de la captura; cómo explican la diferencia con las matazones recientes de Arturo Beltrán Leyva y Nacho Coronel; cómo es posible que el más sanguinario mochacabezas se entregara sin disparar un solo tiro. ¿Es una entrega pactada? ¿Qué papel jugó la DEA? ¿Lo van a deportar fast track?; qué más le han preguntado aparte de lo que mostraron; Ah… y ¿Es casualidad o causalidad que lo agarraron dos días antes del Informe?
Los dos casos huelen muy mal.
Aquí lo interesante es que estamos hablando de dinero de usted y de mí, prestado por entidades crediticias públicas a una empresa privada, a la que, por cierto, a lo largo de su historia, estos organismos financieros le han destinado más de 10 mil millones de pesos en rescates.
Pero lo relevante ahora es que tan sólo el préstamo reciente justificaría cabalmente la intervención del gobierno federal más allá de las declaracioncitas de sus secretaritos: quién nos va a garantizar a los mexicanos la devolución de esos cientos de millones; por qué se permitió el pudrimiento de una empresa que fue un ícono de orgullo nacional y en su momento muy productiva; por qué se la vendieron a Grupo Posadas a precio de ganga de 165 millones de dólares; por qué no se han atrevido a hacerle una auditoría para determinar cuánto retiraron en ganancias y si, como se especula, desviaron fondos de Mexicana de Aviación a Click y Link para quedárselas y tirar el cascarón de la matriz; por qué nadie del gobierno calderonista supervisó la venta a un grupo embozado que ahora aplasta los derechos laborales, quiere correr a 8 mil empleados, suspende vuelos, jode a miles de pasajeros y nos pone en el más grande de los ridículos adentro y afuera.
Recuerdo a Gastón Azcárraga cuando con Adolfo Aguilar Zinser, Jorge Castañeda y, con Federico Reyes Heroles a la cabeza, fundamos la revista Este País. Lo tengo por hombre de bien. Pero francamente, creo que le debe algunas explicaciones, precisamente, a este país.
Como también sería bueno que los del gabinete de seguridad nos respondieran algunas interrogantes elementales sobre la extraña captura del sicario ascendido a capo, Edgar Valdez Villarreal La Barbie. El que, por cierto, no dejó de prodigar sonrisas mientras fue presentado en el llamado “búnker” de la Secretaría de Seguridad Pública que encabeza Genaro García Luna, uno de los consentidos del presidente Calderón: a propósito, ¿por qué no tuvieron nada que ver ni la Sedena ni Marina? ¿Y la PGR? ¿Ya la SSP se maneja sola?; por qué no se han aclarado todos los detalles de la captura; cómo explican la diferencia con las matazones recientes de Arturo Beltrán Leyva y Nacho Coronel; cómo es posible que el más sanguinario mochacabezas se entregara sin disparar un solo tiro. ¿Es una entrega pactada? ¿Qué papel jugó la DEA? ¿Lo van a deportar fast track?; qué más le han preguntado aparte de lo que mostraron; Ah… y ¿Es casualidad o causalidad que lo agarraron dos días antes del Informe?
Los dos casos huelen muy mal.
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