26 noviembre 2010
Más allá del lugar común, hoy vivimos en el país en donde la vida no vale nada. Van 30 mil muertos por la “guerra” en contra del narco, y la cifra se ha convertido en un dato que poco o nada sorprende. Se agolpan los muertos ante el desden generalizado. La violencia esta dejando de sorprender incluso a los que la viven directamente. Tiene razón el ex Alcalde de Bogota, cuando nos manda decir que no “olvidemos que son seres humanos, unos y otros”.
Las tragedias se han convertido en anécdotas. El incendio en la guardería ABC en Hermosillo terminó en desazón y dolores infinitos de padres, familiares y amigos de los niños. Al mismo tiempo terminó también en un lío político en donde los funcionarios corrían de un lado a otro para evadir sus responsabilidades. El asesinato de jóvenes en Ciudad Juárez, en las colonias “Salvarcar” y “Horizontes del Sur” son un capítulo más de impunidad. Desde el gobierno federal se aseguró que en el caso de “Salvarcar” se había presentado un pleito de bandas, la declaración obviamente desató la ira de familiares y amigos.
El gobierno está siendo sistemáticamente rechazado. Los familiares y amigos de los jóvenes asesinados le dieron al presidente la espalda y al ex secretario de Gobernación lo despidieron con la clásica de “la porra te saluda”. Pasa el tiempo y Juárez, insistimos, está sometido. Hablar de justicia en la entidad es referirse a un ente abstracto, al que se acude para disfrazar el discurso político. Los muertos ya son parte de la escenografía de la ciudad.
Otro escenario. 72 migrantes son secuestrados, torturados y ejecutados, y como resultado quién dirigía el INM termina como candidata del PAN, sin que a nadie se pase la cuenta de lo que pasó. En medio de todo esto, los representantes diplomáticos de Guatemala, El Salvador, Honduras y Brasil pasan horas sin que los atiendan. Los cadáveres fueron entregados días después. El chofer que los llevaba chocó en las calles de Distrito Federal, el cual no sabía ni lo que llevaba. En Tegucigalpa, la llegada de los cadáveres suscitó una manifestación de solidaridad y dolor. Mientras tanto en el país seguimos esperando que alguien nos diga que paso con la vida de 72 personas.
Una más. En Acapulco son secuestrados 20 michoacanos. La secretaria de turismo dice que no eran turistas, ofreciendo una patética explicación de lo que debe, según sus estándares, ser un turista. Pasa el tiempo y nos enteramos que mataron por “error” a los “turistas”, los cuales al final se confirmó que si lo eran. El gobierno federal hizo mutis. La enésima explicación de que lo que había pasado era un “ajuste de cuentas” resultó la salida inmediata. Entre el michoacanazo, en donde al final la “culpa” fue de los jueces por liberar a los presuntos responsables, y los “turistas”, Michoacán anda distanciado seriamente de su presidencial hijo.
Sensibilidad es estar con otros, ponerse en su lugar y cuando se trata de gobierno es estar y ser solidarios en las buenas y en las malas. Significa apelar al buen juicio para la toma de decisiones. La responsabilidad mayor recae en el gobierno; él usa conceptos como “daños colaterales, “ajuste de cuentas”, “buenas noticias”, “guerra”, para explicar un problema mayor e inédito en el que estamos enredados.
¡OUUUCHCHCH!
En la fiesta en Bellas Artes reconocieron a medio mundo, incluso los que no hicieron nada. Se les olvidó los que hicieron la obra. Casi nada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario