domingo, enero 02, 2011

La Maldición del Che Guevara

Hace un tiempo me requirieron la realización del siguiente post.
5b415a0a74765006f122f979f487f751Es un post que mezcla Historia, superstición y mucho romanticismo.
Aquí no se juzga si la vida y obra de Ernesto Guevara fueron buenos o fueron malos, si fue un asesino o un mítico y heroico guerrillero.
Sólo se trasladará cierta información sacada del libro Ernesto Guevara también conocido com el CHE de Paco Ignacio Taibo II
Especialmente dedicado a Christianoidesthen para que sepa que lo prometido es deuda.

NOTA: lo escrito en negro es lo agregado por Queremosunpaisenserio
La "maldición" del Che:


En los siguientes quince años (luego de su asesinato en la Higera, Bolivia la madrugada del 9 de Octubre de 1967), bajo el signo de una serie de sorprendentes casualidades, sin duda atribuibles a que los personajes involucrados vivían en tiempos inciertos y al filo de la navaja, la mayoría de aquellos que tuvieron que ver con la captura, la orden de asesinato y la desaparición del cadáver de Ernesto Guevara, sufrieron ajusticiados por los herederos de la guerrilla, deportados, se enfermaron misteriosamente, fueron tiroteados, victimados por grupos terroristas de la izquierda fantasmagórica o de la derecha más cavernícola o asesinados a palos por sus propios ex compañeros.
Como si el fantasma del Che retornara a pedir cuentas a sus asesinos, una sistemática ola de violencia fue tocando uno a uno a casi todos los participantes en los acontecimientos.
No es pues sorprendente que este cúmulo de casualidades diera nacimiento a la leyenda de la maldición del Che, que según el rumor o la conseja popular hubiera organizado desde el más allá la coordinación de estos accidentes, atentados y enfermedades; un segundo rumor, sin ninguna prueba que lo apoyara, atribuyó a los servicios secretos cubanos una operación de venganza internacional.
Curiosamente, los que propalaban la primera hipótesis no se sentían tan orgullosos del hecho como aquel escritor cubano que una vez le sugirió al historiador sonriendo: "Los servicios nuestros...", con un cierto tono de satisfacción en la voz.
Repasemos:
Honorato Rojas se volvió figura pública tras aquella fotografía en que el vicepresidente Siles (Hernán Siles Zuazo, luego presidente dos veces de Bolivia, en el transcurso de los años 1956- 1960 y 1982-1985) lo felicitaba por haber delatado a la guerrilla y haber conducido al grupo de Tania y Vilo Acuña a la emboscada en el vado del Yeso, una foto patética con Honorato vestido de ranger, con una gorra que le quedaba grande y su hija de año y medio en brazos.
El 14 de Julio deñ 69, un comando del renacido ELN lo ajustició de dos disparos en la cabeza. Vivía a unos kilómetros de Santa Cruz en un ranchito de cinco hectáreas que le había regalado Barrientos (presidente boliviano de ésa época)
Y sería el propio René Barrientos el segundo en caer. Presidente de Bolivia, y el que confirmó la orden de ajusticiamiento del Che, menos de un año más tarde moría carbonizado al desplomarse cerca de la población de Arque el helicóptero en que viajaba el 29 de Abril del 69.
El accidente nunca ha podido ser explicado. El rumor acusó a su viejo compañero, el general Ovando, de estar detrás del asesinato, en un momento en que Barrientos preparaba un autogolpe de Estado para liberarse de oposiciones internas y externas. Por cierto que Ovando fue arrojado en 1970 del palacio presidencial, al que había llegado gracias a un golpe militar contra el sustituto de Barrientos por otro militar, el general Miranda.
El escritor Jorge Gallardo, quien estuvo en estrecho contacto con la cúpula militar que protagonizó el golpe progresista de Torres años después de los sucesos, contaba: "Tres años después de la muerte del Che, la superstición popula presagiaba que desde su tumba se llevaría consigo a los responsables de su muerte". Y un par de historiadores cubanos que recorrieron el sur de Bolivia en la zona donde operó la guerrilla del Che, registraban: " A partir de esas creencias comenzó a circular entre los militares bolivianos y sus familiares una carta cadena, la cual decía que la muerte de Barrientos era un castigo de dios y que a todos los culpables del asesinato del Che una grave desgracia los esperaba. Para poder salvarse recomendaba rezar tres padres nuestros y tres aves marías. Había que reproducirla en nueve copias y enviarla a igual cantidad de destinatarios"
O bien las copias de la carta cadena resultaron insuficientes, o bien los actos se sucedían sin ninguna coordinación, el caso es que poco después del "accidente" de Barrientos una nueva muerte colaboró a que el rumor siguiera creciendo: el 10 de Octubre de 1970, un día después del tercer aniversario de la muerte del Che, falleció en una ccidente de automóvil el teniente Eduardo Huerta, quien había sido el primero oficial que participó de la captura.
La cadena prosiguió con el violento asesinato del teniente coronel Andrés Selich, quien fue uno de los pocos militares de alta graduación que entrevistó al Che en la escuela de La Higuera y trató de vejarlo.
Al principio de la década de los 70, bajo el gobierno de Bánzer, de quien había sido ministro de Interior, fue muerto a palos en una sesión de "interrogatorio" realizada por agentes de seguridad militar, cuando lo sorprendieron fraguando uno más de la cadena de golpes de Estado que componen la historia de Bolivia.
Poco después el coronel Roberto Quintanilla, quien como jefe de inteligencia del Ministerio del interior presenció la amputación de las manos del cadáver del Che para su posterior identificación y años más tarde fue el asesino material de Inti Peredo (guerrillero integrante de la Guerrilla de Ñancahuazú), fue ajusticiado en Hamburgo en Abril del 71 por un militante del ELN, Mónica Earlt. Presentándose como una ciudadana alemana que requería una visa para Bolivia, Mónica entró en el consulado, solicitó ver al coronel Quintanilla y llevada a su presencia lo mató de dos tiros en el pecho, desapareciendo inmune tras la operación.
La "maldición" del Che no sólo era portada por militantes revolucionarios, a veces cobraba una forma diferente: el agente de la CIA que identificó al Che y luego fotografió su diario, Félix Rodríguez, a su regreso a Miami comenzó a sufrir de asma, a pesar de que el asma suele manifestarse en la infancia y él no tenía antecedentes de haber sufrido nunca ésta enfermedad. "Cuando llegué aquí a Miami (..) acabé con un ataque de asma. Me hicieron unas pruebas de alergia de todo tipo y nada salió positivo. Concluyeron que era o la maldición del Che o algo psicológico, lo mismo me daba en climas secos que húmedos, fríos que calurosos".
El mayor Juan Ayoroa, cuyos rangers actuaron en la fase final de la campaña contra el Che e intervinieron en su captura y muerte, fue deportado por el gobierno Bánzer a fines de Septiembre del 72.
Juan José Torres, quien era jefe del Estado mayor del ejército boliviano durante la campaña del Che y suscribió la orden de ejecución, llegó años más tarde al poder, del que fue expulsado por un golpe militar de signo conservador y el 12 de febrero del 76 cayó asesinado de tres balazos por la ultraderechista triple A en Buenos Aires (¡ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR ESTO!).
Dos meses más tarde, en mayo del 76, en el extremo opuesto del espectro político, fue el general Joaquín Zenteno Anaya, quien siendo comandante de la VIII división transmitió la orden de ejecutar al Che, el que fue ajusticiado a balazos en París cuando ejercía las funciones de embajador de Bolivia, por un efímero comando autonombrado Brigada Internacionalista Che Guevara que nunca volvió a actuar después de esta operación. Zenteno recibió tres tiros a quemarropa de calibre 7.65 ante la puerta de su oficina. Los investigadores lo relacionaron con que había sido acusado públicamente de proteger a viejos nazis ocultos en Bolivia, como Barbie.
El capitán Vargas, al mando de la emboscada del Vado del Yeso y que después se hizo cargo de ocultar el cadáver del Che y sus compañeros, sufrió transtornos psicológicos porque "los muertos lo perseguían, venían a buscarlo".
Gary Prado Salmón, el capitán que capturó al Che, sufró una herida de bala que le perforó dos pulmones y le lesionó la columna vertebral dejándolo paralítico, cuando se enfrentaba a la ocupación de un campamento petrolero en Santa Cruz por un grupo fascistas a principios del 81. Curiosamente, el tiro se lo dio accidentalmente uno de sus propios soldados cuyo nombre nunca fue dado a conocer.
Veinte años después de los sucesos, el ex ministro del Interior Antonio Arguedas cumplía ocho años de cárcel en una cárcel boliviana por el secuestro de un comerciante, tras haber sido tiroteado y bombardeado por desconocidos a fines de la década de los 60. En el año 2000, según noticias del general Arana, murió en La Paz a causa de un bombazo.
Poco se sabe sobre el destino del suboficial Mario Terán; aunque se ha dicho en algunos periódicos que vaga alcoholizado por la calles de Cochabamba, perseguido en sus pesadillas por la imagen del Che y que, al igual que el Sargento Bernardino Huanca, ha tenido qeu someterse a frecuentes tratamientos psiquiatricos.


Agrego algo que debido al año de edición del libro (2004) no ha sido tomado en cuenta, sacado de éste link :
dijo:

LA PAZ (AFP, EFE, ANSA). Una jueza boliviana ordenó la detención domiciliaria del general retirado Gary Prado Salmón –quien capturó en 1967 a Ernesto “Che” Guevara– y lo acusó de lazos con una desarticulada banda de mercenarios. La jueza Betty Yañíquez tomó la decisión en contra de Prado, de 71 años, al ligarlo con el grupo del boliviano-croata Eduardo Rózsa Flores, muerto a tiros por la policía en abril del año pasado, en una polémica incursión de policías a un hotel de Santa Cruz.

Rózsa Flores es señalado por el gobierno de Evo Morales como el líder de una banda contratada para organizar la secesión del próspero departamento boliviano de Santa Cruz, e incluso de haber planeado el asesinato del mandatario.
Prado contó que conoció a Rózsa cuando este lo buscó, identificándose como periodista croata con el argumento de que era para hacerle una entrevista en relación a la historia de la captura de Guevara.
Prado quedó parapléjico a mediados de la década de los 80 tras recibir un disparo que le dañó la columna vertebral durante un intento de golpe de Estado.



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