Los principios funcionan como leyes atemporales e implacables. Su violación puede no producir efectos inmediatos, pero tarde o temprano ¡crack! Viene el golpe. Prueba de la eficacia de que los principios son genuinos y no
valoresconvenencieros está en los resultados próximos y lejanos que las conductas producen en la práctica. Es falsa la disyuntiva entre principios y un verdadero pragmatismo. Se opina que en la política no opera esto, el comportamiento de muchos políticos se basa en los peores
valores: codicia, mentira, traición, saqueo. Pero estas conductas tarde o temprano dañan a sus autores y a su medio. Revisemos algunos casos.
Salinas ganó la presidencia gracias a un fraude electoral, pero se consolidó y en 1991 tuvo una oportunidad de oro. Con todo el control del Estado pudo lograr una reforma democrática, convertirse en un gran estadista. ¿Qué hizo? Se lanzó a un proyecto de restauración y de saqueo. Al fin de cuentas hundió al país y se hundió él. Hoy quiere ser un hipercacique moviendo caudales ilegítimos.
Y el PRD. Fue fundado como gran partido de izquierda con una enorme oportunidad en un país en que la mayoría es pobre o muy pobre, pero el canibalismo cortoplacista de sus tribus internas lo impidió. Hoy los dirigentes dilapidan lo que les dio la elección de 2006. Encumbrados por el impulso de AMLO se han aliado a sus enemigos ideológicos. El partido es una ruina irrecuperable.
Y el PAN traicionó sistemáticamente a sus principios aliándose a Salinas y cohonestando su fraude y sus abusos, alcanzó posiciones de poder y después la presidencia. Fox mandó de vacaciones a los principios, cargó los dados y se robó la elección de 2006. Al parecer triunfó, pero la realidad erosionó la base misma del proyecto panista, hoy en la postración, víctima de sus errores.
En 1999 los dirigentes del PAN junto con AMLO invitaron a un grupo a organizar una alianza PAN-PRD no sólo para sacar al PRI de Los Pinos, sino para reconstruir al país y consumar la transición a la democracia. Pero el PAN nos traicionó a todos los que colaboramos y eludió la alianza. Pongo como testigo a mi amigo Sergio Aguayo, quien incluso inventó la formula para elegir al candidato de la coalición.
Sergio se enfureció con la actitud del PAN. Ahora anda abogando en aguas turbulentas propiciando una alianza no para defender a la democracia, sino para impedir que El Peje y su proyecto puedan prosperar. A lo mejor mi amigo Sergio ya olvidó estas cosas. Yo no.
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