lunes, diciembre 12, 2011

Edificio oficial de Rumania, cárcel secreta de la CIA

*Ahí tuvo recluido al presunto autor intelectual de los atentados del 11-S, entre otros
Oficina de gobierno en Rumania fue cárcel clandestina de la CIA
*Empezó a operar en el otoño de 2003, tras el cierre de otra prisión que tenían en Polonia
*Según ex funcionarios de EU, era la tapadera perfecta para encerrar a presuntos terroristas
Fachada de la Oficina del Registro Nacional de Información Clasificada donde se almacenan documentos de la OTAN y de la Unión Europea, en Bucarest. El inmueble operó como centro clandestino de detención de la CIA durante la guerra de Estados Unidos contra el terror.

La estadunidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) utilizaba un edificio del gobierno rumano, en un barrio residencial en el norte de Bucarest, como centro de detención clandestino de sospechosos de terrorismo. La prisión, cuyo nombre clave es Luz Brillante, fue lugar de reclusión de los más valiosos detenidos de Washington durante la guerra contra el terror, como Kaled Sheij Mohamed, presunto autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001; informa el diario The Independent en su edición de este viernes.

La agencia de noticias Ap y la televisora alemana ARD, ubicaron el inmueble y constataron los duros procedimientos que se emplearon en la cárcel secreta para interrogar a sospechosos de terrorismo.

A unos minutos del centro de la capital se ubica el edificio gubernamental que la CIA utilizó como prisión clandestina. Si bien se sabía que uno de estos centros secretos existía en Rumania, como parte de una serie de centros clandestinos localizados en Tailandia, Lituania y Polonia, resulta una sorpresa que Luz Brillante se encontrara en un céntrico y populoso barrio capitalino y no en una remota zona rural o ex base militar, como otras cárceles de la CIA.

El edificio funciona como Oficina del Registro Nacional de Información Clasificada (ORNISS). Ahí se almacena información de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea. Funcionarios de inteligencia estadunidenses –que no fueron identificados– describieron el inmueble e identificaron fotografías del mismo.

Directivo rumano negaba el mes pasado la existencia del centro

En una entrevista en dicho edificio, en noviembre pasado, el alto funcionario de la ORNISS, Adrian Camasaran, aseguró a ARD que el sótano es el cuarto más seguro de toda Rumania, y agregó que era imposible que Estados Unidos tuviera ahí un centro de detención.

Sin embargo, funcionarios estadunidenses aseguraron que Luz Brillante empezó a funcionar como prisión el otoño de 2003, cuando se decidió desmontar la cárcel secreta que la CIA tenía en Polonia.

A pesar de que el edificio de la ORNISS se encuentra entre calles muy transitadas, era fácil llevar a los prisioneros a bordo de camionetas oficiales que ingresaban al inmueble por la parte trasera que lleva directamente al estacionamiento subterráneo y al sótano.

En dicho sótano había seis celdas prefabricadas que estaban montadas sobre resortes, lo que las mantenía inestables para causar desorientación a los detenidos; adentro tenían todas un reloj y una flecha pintada en la pared en dirección a la meca.

Ex funcionarios estadunidenses no identificados dijeron que los detenidos en Luz Brillante fueron sometidos a privación del sueño y obligados a estar de pie en posturas dolorosas, entre otras cosas, pero no hubo ahogamientos simulados, conocidos como waterboarding. Agregaron que los detenidos recibieron muchos cuidados como atención médica y dental, y fueron alimentados con comida halal, es decir, preparada bajo estrictas reglas religiosas musulmanas.

Las mismas fuentes dijeron que el hecho de que el centro de detención se ubicara un instalaciones gubernamentales era una tapadera perfecta, pues los ciudadanos aún recuerdan el régimen comunista y su extenso sistema de seguridad, por lo que no son afectos a husmear en lugares oficiales.

Grupos defensores de derechos humanos han instado a países ex socialistas a que investiguen las prisiones clandestinas que Estados Unidos instaló en sus territorios, pero los gobiernos niegan su existencia. En septiembre pasado el presidente rumano declaró: sabemos que hay críticas, pero no tengo conocimiento sobre el tema, recordó The Independent.

El ex presidente George W. Bush admitió el 6 de septiembre de 2006 que existían las prisiones clandestinas para detener y obtener información de los combatientes enemigos, quienes posteriormente serían trasladados, en su mayoría, a Guantánamo. Durante el gobierno del actual mandatario Barack Obama, la CIA ha tratado de acallar todo lo referente a vuelos y reclusiones secretos.

El Consejo Europeo ha llevado a cabo investigaciones que avanzan muy lentamente, con ayuda de reportes de grupos defensores de derechos humanos, para esclarecer todo lo referente a las prisiones secretas de la CIA y el número de detenidos que pudo haber pasado por ellas. El director de la investigación del Consejo, el diplomático suizo Dick Marty, comentó: después de años de negativas oficiales, apenas estamos descubriendo lo que ocurrió en Bucarest. El gobierno rumano presentó al Consejo Europeo un informe en que citaba los resultados de diversas pesquisas internas, en el que aseveraba que nunca hubo prisiones clandestinas o vuelos secretos en Rumania.

El Consejo Europeo confirmó desde el 8 de junio de 2007 la existencia de las cárceles secretas de la CIA, pero no ha logrado, hasta la fecha, claridad en cuanto a la cantidad de personas que estuvieron recluidas en estos centros que se han ubicado en Rumania, República Checa, Alemania, Hungría, Polonia, Armenia, Georgia, Lituania, Azerbaiyán, Bulgaria y Kazajastán. En noviembre pasado Lituania admitió ser parte del programa de cárceles secretas de la CIA, según el grupo humanitario Amnistía Internacional.

Human Rights Watch y otros grupos han publicado una lista con 39 nombres de personas que creen que estuvieron en prisiones secretas.

En el contexto de la guerra contra el terror, la fuerza aérea estadunidense ha sepultado los restos incinerados de miles de sus soldados en un campo del condado de King George, en el estado de Virginia. Por una parte, se trata de 274 combatientes que fueron identificados por el ejército, que obtuvo la autorización de los deudos para disponer dignamente de los restos, pero existen también registros de mil 762 restos tan dañados que no pudieron ser identificados de ninguna forma y que también terminaron en la fosa.

Según el diario The Independent, funcionarios dijeron que no hay planes de contactar a familiares de soldados que pudieron haber terminado sin identificar en la fosa de Virginia, pues sería demasiado costoso en tiempo y dinero.

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