El bloqueo simbólico a Televisa por parte de los integrantes de #YoSoy132 puso el acento en el contubernio Emilio Azcárraga-PRI para entronizar a Enrique Peña Nieto como presidente de la República. “Ya sabemos lo que pasa cuando la televisora y ese partido se juntan… sólo que antes Televisa era la vocera del gobierno. Ahora el jefe es el duopolio”, advierten los dirigentes del movimiento estudiantil.
Para esos hombres y mujeres, desde la televisora de Emilio Azcárraga Jean se ejerce un gobierno de facto y sería Peña Nieto su actor elegido para perpetuar el nuevo acto. Indistintas edades y posición económica, sumaron hasta 10 mil los indignados que marcharon bajo la lluvia, durante dos noches y un aséptico sol, para protestar contra el contubernio.
A la alianza que históricamente ha formado Televisa con el gobierno, “desde hace más de 60 años”, la acusaron de envenenar la verdad con dinero, de pervertir el conocimiento y la educación, de ocultar la pobreza con cifras embusteras, de lastimar a un pueblo enfermo, de manipular, a conveniencia suya, el destino del país entero.
“Ya sabemos lo que pasa cuando Televisa y el PRI se juntan, como pasó también con Calderón, responsable de la Ley Televisa. Sólo que antes Televisa era el vocero del gobierno, ahora los jefes son ellos (las televisoras)”, dijo Diego González, al filo de las 10:30 de la noche del jueves 26, hora en que el movimiento estudiantil dio lectura a un manifiesto en el que explicaron el porqué del cerco a Televisa Chapultepec, con réplicas en más de 10 ciudades en distintas oficinas del consorcio.
“Yo no diría que somos anti Peña ni anti Televisa, más bien me parece que ellos son… antinosotros”, dice Karla Gómez al reportero, con la mirada perdida en un mar de estudiantes, obreros, trabajadores sindicalizados, ejidatarios, activistas sociales, ciudadanos y un operativo policiaco de 2 mil efectivos de la SSP como testigos.
“Estamos aquí con nuestros cuerpos, con nuestras mentes, con nuestras esperanzas, para pedirles que se adhieran a nuestro manifiesto y acciones; que desde sus territorios, organismos e historias, que esperamos hacer nuestras, podamos entrar en contacto, entrar en confianza, luchar y transformar juntos a este México. Sabemos que los estudiantes no podemos solos y por ello convocamos a todos los movimientos sociales, organizaciones civiles y políticas, así como al pueblo en general, a sumarse a un proyecto para transformar profundamente a México, como contrapeso a cualquier decisión y política que vulnere los derechos e intereses de las mayorías.”
En un país de muertos, sepultados miles como escalofriantes cifras, el 132 rehusó ser nada más que un número. No se llaman elegidos. Se asumen como la “ineludible” consecuencia del abuso de un sistema que se pretende “perpetuar”, de los “fraudes electorales sin revolución”, de la represión en Chiapas, de Aguas Blancas, de un pueblo mutilado, de las crisis, del desempleo, de Atenco y Oaxaca, de las mujeres violadas y los feminicidios, de las familias exiliadas de un país que los margina, de la infancia “calcinada”, de los cuerpos colgados en los puentes, del terrorismo de Estado, de explotar la pobreza como moneda de cambio en tiempos electorales, decía el documento leído esa noche, que incluye seis demandas.
Las exigencias
Elegida la fecha para
coincidir con la transmisión de la ceremonia inaugural de los Juegos
Olímpicos de Londres, improvisado un templete sobre avenida Chapultepec,
desde un camión del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), segundo
contingente más nutrido en la protesta, el movimiento se reafirmó como
autónomo, pacífico y apartidista. En voz de Luis Cottier, Alina Rosas,
Karla Amozurrutia y Paula Santoyo, los estudiantes hicieron público el
posicionamiento con el que pretenden trascender el proceso electoral y
ser contrapeso del sistema de gobierno.“Hemos emprendido el sendero de la lucha y hemos decidido caminar hacia adelante y nunca volver atrás. Con nuestros puños romperemos esos muros, nuestro grito retumbará en sus oídos sordos y cimbrará los cimientos de su estructura”, se escuchó decir a los jóvenes, fijas las miradas en la fachada de la televisora.
Como un estruendo, en un segundo rompió la algarabía, ensordecedores los gritos de “Fraude”, “Fuera Televisa” y “México sin PRI”.
Génesis del movimiento, la primera exigencia del colectivo es la democratización y socialización de los medios de comunicación, que garanticen el derecho a la información y a la libertad de expresión.
“Televisa y TV Azteca son poderes fácticos donde una minoría controla; de acuerdo con sus intereses, impone y quita gobernantes. Son empresas que producen y difunden información manipulada, confusa y tergiversada para hacer pasar por opinión pública lo que les conviene, y la verdad es reducida a un artículo más de consumo, concentrado en encuestas y spots publicitarios, en personajes vacíos de telenovela, en una caricatura triste y cínica de la realidad. Es en esta muralla donde levantan nuestra posibilidad de elegir, como si en verdad hubiese elección alguna y no todo estuviera decidido de antemano por el mejor inversionista”, dijeron a las puertas de la televisora.
Como segunda demanda, hablaron de un cambio en el modelo educativo en el que la enseñanza pública sea “verdaderamente” laica y gratuita, democrática, humanista, popular, crítica y reflexiva.
“Caminamos con la ignorancia sombría, donde la educación pública es la educación de las telenovelas, donde el fin de enseñar no es el aprendizaje, sino el suministro de mano de obra barata, y el maestro es vuelto obrero mal pagado como modelo de superación.”
En tercer lugar, exigen la transformación del modelo económico neoliberal. “Lucharemos por una economía humana, justa, soberana, sustentable y de paz. Generaciones de mexicanos con exigencias legítimas, cuya única aspiración era la de construir una nación digna y libre, sin desigualdades, ignoradas una a una por un afán de saqueo.
“Nos hallamos frente a una estructura que sostiene una sociedad diseñada para el beneficio de unos pocos. Donde arriba funcionan perfectamente sus negocios y donde abajo somos aplastados todos”, dijeron, una vez más, de cara al muro de la televisora.
Y continuaron: “Sobre esta muralla los grandes poderes colocan con descaro su opulencia. Sus ladrillos son la pobreza de más de la mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los 10 más ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más pobres.
“Los poderes fácticos se concentran en estos medios. De los 10 hombres más ricos de México, cinco se encuentran en las mesas directivas de las televisoras”, dijeron, y enumeraron a Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Alberto Bailleres, Germán Larrea y Pedro Aspe.
También criticaron el modelo de seguridad nacional y justicia del gobierno federal. Para la restauración de la paz, dijeron, es “imperante” el retiro de las Fuerzas Armadas de las funciones de seguridad pública, extinguir la represión y el hostigamiento de las protestas sociales. De la seguridad, en contraste con la educación pública, dice el manifiesto.
“Y al final (los que pueden estudiar), si aún tenemos rostros y manos, un retén nos cierra el paso, los muros de acero y concreto, los muros, piedras y balas, los muros donde mataron a tu hermana, de las desapariciones forzadas, de los daños colaterales que desdibujan las caras, los muros del miedo y las cabezas colgadas, de la impotencia, donde son presentados niños muertos como líderes de bandas, donde no queda voz para protesta y menos para deserción. El muro de la estrategia correcta donde fuiste acribillado para que estuvieras seguro del crimen y del horror.”
La transformación política y la vinculación con movimientos sociales fue el quinto punto en su manifiesto: “Proponemos el enriquecimiento y creación de asambleas distritales, municipales, comunales, locales y barriales. Todo esto para la constitución de un poder popular y ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e implemente desde la sociedad mecanismos para la solución de sus demandas”.
Por último, exigieron el cumplimiento cabal al cumplimiento del derecho a la salud, “consagrado” en la Carta Magna, así como en el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU. Y en ese rubro encontraron también palabras para el anfitrión involuntario: Televisa. “La muralla protege a empresas que envenenan nuestra comida y enferman a nuestros niños; que vuelven a la salud un artículo de lujo en beneficio de corporativos que abandonan a los necesitados”, fueron sus palabras.
La noche se hizo vieja y con el alba llegaron el canto, el baile y la poesía. Con las horas, se fueron dispersando. Quedó el registro de un grupo de jóvenes con nada más que la unión, su indignación y sus propuestas. Supieron que, durante las transmisiones en vivo del partido del seleccionado olímpico de futbol, en su encuentro contra Corea del Sur, del otro lado del mundo hubo un grupo de jóvenes que apareció protestando por el “fraude” en las pantallas de Televisa y gritándolo a la prensa en el exterior. La misión de la jornada había sido cumplida.
En el ocaso del vienes 27, con más de 20 horas de “tomar” Televisa, anunciaron que harán un referéndum público en algún día de septiembre, con las siguientes consultas. ¿La elección del 1 de julio fue democrática, libre, auténtica y válida?; ¿Consideras que el IFE es una autoridad confiable para realizar nuevas elecciones?; ¿Debe convocarse a un nuevo proceso para reestructurar o crear una nueva Constitución?; ¿Debe revocarse la concesión a Televisa y TV Azteca?, y ¿Qué propones para un mejor país?
En el discurso de clausura del bloqueo a Televisa, los estudiantes expusieron: “Convocados por una vergüenza, la indignación y el sufrimiento, hoy estamos aquí a las puertas de esta empresa mediática que se ha encargado de desinformar y manipular al pueblo mexicano. (…) Nosotras y nosotros, los que hemos salido a las calles y que hoy cercamos el cúmulo de mentiras que representa Televisa, hemos logrado la cohesión y organización del pueblo mediante la concientización, politización y organización para luchar. Esta convención tiene el objetivo claro de defender la democracia, impedir la imposición y buscar la transformación profunda del Estado actual mexicano”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario