Michel Balivo
(Un
universo que escucha y habla)
Como ya
conté en artículos anteriores, cuando el presidente Chávez ganó unas nuevas
elecciones el 7 de octubre, su primera propuesta fue una profunda e intensa
revisión de todas las actividades del gobierno, enfatizando la eficiencia en la
realización de las obras y en las comunicaciones. En un sistema integrado de
medios públicos que no solo informe, sino que comunique, eduque. Ya que todas
esas funciones son estructurales e inseparables.
Hay dos
observaciones que hacer al respecto. La primera es que en Venezuela cuando
hablamos del gobierno no solo pensamos en ministros y ministerios,
gobernaciones y alcaldías. Porque el poder popular está organizado en comunas o
comunidades que reciben, además de los recursos necesarios, capacitación para
realizar la variadas tareas que acometen, que disponen de bancos populares que
hacen préstamos a los emprendedores de cada comuna.
La idea
central es ir transfiriendo poder fáctico al pueblo, para resolver sus
problemas y necesidades a medida que se entrenan para ejercerlo. Lo segundo que
hay que hacer notar, es que en Venezuela todos los medios de comunicación son
públicos y es el Estado quien otorga y revoca concesiones temporales a quienes
los usufructúan. Pero bajo la creciente y perfectible democracia participativa
y protagónica, hoy toca debatir qué tipo de medios deseamos darnos.
Ahora
está en pleno debate nacional el plan 2013-2019 para la nación, es decir el
futuro que deseamos darnos. Se recogen los proyectos de todos los colectivos o
comunas y se los sistematiza para incluirlos dentro del plan nacional que
presentará el presidente en Enero ante la asamblea nacional. Los miembros del
PSUV, el partido del gobierno es amplia mayoría. Dobla y hasta triplica a todos
los demás partido juntos.
El
detalle más significativo de este dabate nacional, es que pese a ello todo el
país sin distinciones de partidos políticos es invitado a participar en la
planificación de su futuro, incluso los dirigentes de los partidos de oposición.
Por supuesto no se puede ser tan ingenuo como para pensar que todos aportarán y
colaborarán, especialmente cuando falta solo un mes para las elecciones de
gobernadores.
Es harto
probable que muchos conviertan todo en un reality show, en un gran circo. Pero
no por ello detendrán ni desviarán el debate y la amplia participación en plena
marcha. Además estamos en tiempos muy especiales, donde muchas veces los hechos
desbordan nuestros más locos sueños y expectativas. ¿Quién hubiese soñado hace
unos pocos años lo que hoy ocurre prácticamente en toda Sud América?
Seguramente lo hubiésemos llamado loquito, utópico, y le hubiésemos pagado con
todo gusto un taxi directo a alguna institución mental.
Con la
misma cara de incredulidad y extrañeza, hubiésemos mirado al que nos dijera que
las polaridades se iban a invertir, el llamado primer mundo iba a convertirse
en el tercero o cuarto y viceversa. Y sin embargo, está sucediendo. Tal vez sea
ya hora de dejar de aferrarnos a nuestros sistemas de hábitos y creencias
heredadas, de despertar de nuestro
letargo mental y dejar de esperar
que las cosas cambien, aprovechando las oportunidades que los hechos en pleno acontecer nos abren para pasar a la acción transformadora.
En
oportunidades, algunos amigos me preguntan por qué a veces soy tan irónico
cuando me refiero a las ideologías en boga. Confieso que lo soy. Por ejemplo,
cuando escucho frases como “el capitalismo es un mal curable”. Es una bonita
frase pero irrealizable porque el capitalismo, como todos los “ismos” no
existe, solo es una abstracción, una ideología. Entonces les pregunto
irónicamente, ¿han visto al capitalismo paseando por el parque o la playa?
Y lo
mismo podríamos decir cuando hablamos de un hombre o una mujer. ¿Acaso puede
reproducirse la especie humana sin ambos sexos, o satisfacer sus necesidades
prescindiendo de la naturaleza? No podemos decir que algo existe si no puede
satisfacer sus necesidades y expresarse. Y explorando ese camino llegaríamos
facilmente a comprender que las partes o funciones diferenciadas, solo pueden
existir en relación a la totalidad, a la estructuralidad.
Dónde,
atentar contra cualquiera de las partes, es atentar contra el todo, es decir
contra sí mismo. Pero todavía no hemos desarrollado ni somos muy hábiles en esta
modalidad estructural, abarcante, holística de pensamiento. Atender a la
experiencia me ha llevado a comprender que las ideas-fuerza son direcciones de
acción, es decir son para conductualizar. No puedes tocar el piano, hacer el
pan o hacer el amor con solo
pensarlo o desearlo.
Tienes
que intencionar esas direcciones de acción para que el cuerpito que es nuestro
vehículo expresivo en el mundo las
conductualice. Eso haces sin darte cuenta cuando te da hambre y caminas hacia
el refrigerador. Lo mismo sucede con cualquier idea. Si practicas kárate o
llevas a la práctica con la fuerza y perseverancia necesaria la idea de hacer
pan, llegará el momento en que la habrás incorporado o hecho parte de ti a tal
punto que ya no necesitarás pensarla.
Si no la
pones en practica, serás un ideólogo y contra u opositor eterno de otros
ideólogos que tampoco han puesto en práctica lo que piensan y dicen. Porque la
gente práctica agota cada pensamiento y actividad en la que se compromete y
dejándolas atrás pasa a otros temas. Realizando lo que piensas vas ganando en
destreza, desarrollando la voluntad. Esa destreza y voluntad son las que dan la
medida de las tareas que estás en capacidad de acometer.
No
podemos por tanto confundir el poder de realización con las ideologías. Una
cosa es hablar de algo y otra
realizarlo. Otra aún es creer, soñar que estamos en capacidad de
realizarlo. De allí el refrán entre dichos y hechos hay un gran trecho, un
abismo podría decirse. Otro refrán dice que hechos son amores. Cuando hayamos
llegado a ese nivel colectivo de comprensión, comenzaremos a dar naturalmente
prioridad a la complementación y el aporte sobre la diferenciación y oposición.
En uno de
los debates sobre comunicaciones que como dije son televisados, públicos,
nuestro ministro de comunicaciones dió participación a muchas personas con
ideas divergentes. Luego de
escucharlas
confesó con valentía y no sin sonrojarse leve pero visiblemente, que el tenía
serios prejuicios respecto a estos libres y amplios debates. Y no es para
menos, porque una vez que abres la puerta no hay modo de cerrarla y lo que
viene es una avalancha que exige mucha capacidad para mantenerla dentro de
ciertos umbrales de equilibrio.
Pero
luego de haber participado se sentía alegre y aliviado, porque se dió cuenta
que el solo hecho de permitirle exponer sus problemas a la gente y escucharlos
sinceramente, era de por sí la mitad de la solución. Luego la otra mitad
quedaba en manos de la voluntad del gobierno y las comunas organizadas. Si algo
nos evidencia esto, son nuestras tendencias a hacernos los sordos y ciegos a
las problemáticas ajenas, a la enorme deuda social acumulada históricamente.
Porque si
bien es cierto que el capitalismo no existe salvo como abstracción, los que sí
existimos somos nosotros los capitalistas. ¿O acaso no nos hemos formado e
informado todas las generaciones dentro de ese modelo de organización social?
¿Acaso hemos practicado modelos alternativos, sabemos hacer las cosas de otro
modo? No, todos nuestros hábitos y creencias han sido formadas en esa práctica
social, eso es lo que sabemos hacer y hacemos todos y cada día.
Y por
cierto somos capitalistas frustrados. ¿O acaso no nos quejamos y pedimos que alguien
cambie el modelo? No será porque
lo estamos disfrutando mucho, ¿verdad? Entonces si eso es lo que hacemos, por
mucha ideología que mastiquemos esos han de ser los frutos que recojamos hasta
que no reconozcamos y cambiemos nuestra dirección de acción, ¿o no?
Cuando
alguien te escucha verdaderamente, no solo por obligación o porque necesita tu
voto, sucede un milagro. ¿Sabes por qué? Porque ya no sientes que golpeas a la
puerta y nadie abre, ya no sientes que hablas con las paredes o en el desierto,
ya no te sientes solo, desesperado, ignorado, como si no existieras. Finalmente
alguien te mira a los ojos con afecto, sincero interés, te presta atención. Es
como si el mundo se iluminara, como si vinieras a la existencia.
Eso es
así justamente porque como decíamos hoy, yo existo solo en la medida en que tu
existes. No somos abstracciones, signos, números, cosas, sino seres vivientes
en íntima relación con nuestro entorno. Solo en esas condiciones existimos
realmente. Si yo construyo mi casa, mi modelo mental dejándote afuera, luego no
es extraño que me sienta incomunicado, enajenado, solo. Ahora, si queremos aprender
a comunicarnos no será suficiente la buena voluntad.
Tenemos
que derrumbar los muros de ceguera y exclusión que construímos, los modos de
percepción selectivos que aprendimos y practicamos, los sentimientos de rechazo
para mantener al otro fuera de mi intimidad. Y lo más simpático de todo es que
esos muros son artificios sicológicos, porque no hay modo de cerrarle las
puertas y mantener afuera la vida. ¿Sabes por qué? Porque la vida como el sol
irradia desde su centro, es decir desde dentro hacia afuera.
Lo
interesante es que cuando el ser humano abre nuevamente su conciencia a la
vida, al otro, al mundo, el universo todo parece humanizarse, volverse sensible.
Casi casi podríamos decir que los seres humanos somos los ojos, los oídos, la conciencia del universo. Tal vez por eso Jesús el
Nazareno nos aconsejaba hace dos mil años, ama a tu prójimo como a ti mismo,
trata a los demás como te gustaría ser tratado, no le hagas a otros lo que no
te gustaría que te hicieran a ti.
Desde que
ganó por primera vez el señor Chávez la presidencia y convocó la asamblea
constituyente, las viejas paredes no han dejado de temblar y desmoronarse. La
inercia de siglos comenzó a dinamizarse. Hoy el mundo todo tiembla en espasmos
de cambio. Lo que estamos viviendo y lo que venga será cambio y más cambio.
Como dice un refrán llanero venezolano, mejor nos ponemos las alpargatas porque
lo que viene es joropo.
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