http://www.rubenluengas.com/
22 de febrero 2013
Se asume como mandato divino que el periodista debe ser “imparcial,
objetivo, balanceado y equilibrado” como requisitos indispensables para
ser un auténtico profesional de la información. Respondo que para
balancearse están muy bien los columpios y balancines de los parques o
los trapecios en las carpas de circo.
Resulta que los periodistas no somos trapecistas ni el periodismo es un
espectáculo para exhibirse guardando el equilibrio sobre una cuerda
floja, quedar bien con todos y obtener el aplauso unánime del público.
“Pero es que el periodista debe contar siempre los dos lados de la
historia”, reza el credo de los fieles devotos de la “objetividad y el
balance informativos”, y aquí pregunto: ¿Será entonces que como
periodistas estaríamos obligados, por ejemplo, a tomar el punto de vista
de Hitler y los nazis para equilibrar o balancear el punto de vista de
los judíos y otras víctimas no judías del nazismo durante la II Guerra
Mundial? De hecho, la mayoría de las historias no son simétricamente
antagónicas o reducidas a sólo dos lados y esa óptica de simplificación
geométrica no es aplicable a la tarea periodística para reflejar los
hechos diversos y complejos de la realidad que tienen mucho más lados
que un dodecaedro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario