´´La Convicción de FeCal´´
25 de Septiembre de 2006
Victor G. Ayluardo
No cabría la menor duda que, Felipe Calderón hasta en sus momentos más íntimos, tuviera a su alrededor cinco gorilas del estado mayor presidencial y un grupo antimotines escondido en su clóset cuidándole la espalda en todo momento.
La paranoia de su triste realidad lo enfrentan día con día al rechazo generalizado del pueblo, al que intentó —sin éxito— primeramente, convencer de que ganó limpiamente las elecciones el pasado 2 de julio, y segundo, su discurso gastado de ofrecer una mano a sus adversarios para el crecimiento y fortalecimiento de la vida social y política del país, cuando con la otra mano machaca a través de palabras provocadoras al oponente con frases tan poco inteligentes que se diluyen en sus intentos por parecer un candidato plural e incluyente; sus arranques de euforia lo han llevado a exabruptos tan soberbios como "yo gané, pésele a quien le pese".
Lo que Fecal aún no termina de entender, es que ese pesar lo lleva cargando la mitad del país que no optó en las urnas por la opción que él representa y mucho menos la forma fraudulenta con la cual el PAN intenta seguir corriendo en las pistas del neoliberalismo, con el mismo caballo y un descolorido jinete que en cualquier momento caerá de ese caballo cimbrado por la locomotora brutal en la que se ha convertido el pueblo ante la imposición de Fecal.
Felipe Calderón no podrá gobernar este país. Tendrá en su contra no sólo un pueblo que, en su mayoría, lo considera ilegítimo; del otro lado tendrá un gobierno alterno popularmente electo en la pasada Convención Nacional Democrática llevada a cabo el pasado sábado 16 de septiembre, y con base en el artículo 39 constitucional, refundando la república y trasformando esas instituciones cáducas, de las cuales Fecal y su grupo delictivo-electoral se han servido para defraudar el voto popular.
Fecal licitó al mejor postor todos los espacios posibles en busca de un apoyo que al final, le fue brindado por el Consejo Coordinador Empresarial que tratará de seguir privilegiando sus posiciones dentro del país, usando esos espacios que Fecal tendrá que retribuir.
Organizaciones poco claras como Jóvenes por México, emprendió una campaña vergonzosa que costó millones de pesos, incluyendo sus reiterados anuncios en contra del plantón en Reforma; una Elba Esther Gordillo que junto a sus aliados priístas se casaron con Fecal y el oportunismo político para seguir manejando a un magisterio sangrado desde hace años bajo su control. Y así podríamos ir tejiendo las telarañas de las cuales Felipe Calderón se aferró para contar con esos apoyos, al final son los que lo terminarán por ahorcar.
Algo claro es que a Fecal le vale madre que el pueblo esté cansado de la desigualdad, el olvido, las escasas oportunidades laborales con un sueldo que satisfaga las necesidades mínimas de una familia; de compatriotas que día a día arriesgan sus vidas cruzando la frontera porque no ha sido el país el que les ha negado la posibilidad de desarrollo, sino un grupo gerencial en el poder que no ha estado interesado en desarrollar un sistema político y social comprometido con las necesidades básicas. En pocas palabras, Felipe Calderón no necesitó que millones de mexicanos lo consideremos ilegítimo, él, con sus actos y sus discursos, lo reafirma diariamente y por convicción.
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