Seb Tal
Hoy me di una vuelta por las páginas anti-peje. Casi nunca lo hago, de vez en cuando no es malo enterarse que anda pensando el oligofrénico enemigo, pero es mejor evitarlo, cuidar el hígado y la salud mental. Sin embargo, hoy no pude aguantarme la curiosidad de comprobar su ardidez ante el gran día que ayer tuvo el movimiento al impedir que el rídiculo traido a la democracia que tenemos por presidente espurio diera su informe de patrañas y vanidades.Me dió gusto encontrarme con que la mayoría de las páginas anti-pejes que visité además de mostrar la negra intención de sus autores son de pésima calidad, mal gusto en el diseño, difícil lectura, no cuentan con un contenido de debate en contra de las razones del movimiento y la mayoría están abandonadas. La pobre argumentación las descubre como lo que son, una resistencia clasista y racista en contra de un individuo que ha sido virtuado por millones de votos y el amor de muchos mexicanos. La eximia creatividad que mostraron sobre todo durante la campaña pirateando videos de Pixar para caricaturizar a AMLO no existe más. Se deshacen enarbolando su odio en contra de los plantones en Reforma y justifican falazmente el estado de sitio del congreso. No se les ocurre nada más.
Apostaban al desgaste de la Resistencia Civil Pacífica, pero nada más hay que ver sus páginas y sus comentarios para saber que ellos son los que se han desgastado. Se les murió la imaginación. Es lógico, no se puede apoyar mucho a un personaje tan gris como el candidato de la derecha. No cuentan con grandes intelectuales, los artistas que apoyan su movimiento son los de las televisoras, no hay que decir de su talento, pero sobre todo creo que se manifiesta el conflicto de saberse seres que odian. Dinero tienen, abundantes computadoras también, sin embargo no son capaces de emplearlas efectivamente y es que carecen del motor ético que nos dinamiza. No son competitivos. El 1ero de septiembre se quedaron inmóviles. Los que participamos en este movimiento estamos activos, vamos al zócalo, llevamos comida a los campamentos, cantamos, pintamos, leemos, inventamos convenciones y alternativas de lucha, ponemos nuestra mente a trabajar en función de acercarnos al objetivo de revirar la desinformación y el sometimiento al que nos tienen acostumbrados. Este movimiento está formando gente creativa, algo que sin duda ya es enormemente positivo para el país.
Amo a los que aman, esa es una de las razones importantes por las que creo en la energía de este movimiento y valoro las coincidencias ideológicas que tengo con las personas con las que me encuentro en el zócalo y Reforma por cambiar a mi país en un lugar equitativo y próspero.
En mi viaje por las páginas negras de la descalificación satisfice culposamente nuestros logros al descubrir su coraje por verse impotentes ante el acto republicano pacífico y de resistencia de nuestros legisladores. Me dan pena, es una lástima que sus vidas estén dedicadas a hacer el mal.
Ellos, los del otro lado, están perdidos. El odio los ha consumido.
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