México SA
Carlos Fernández-Vega
Nueva intentona de gravar medicinas y alimentos
Redición del inicio sexenal del ''cambio''
Prepárese el respetable para atestiguar la redición del inicio sexenal del "cambio", porque en la rocola de la "continuidad" ya se escucha aquella desgastada canción foxista del "reformón" fiscal con IVA en todo y para todos, especialmente en medicinas y alimentos.
Tras el amplio debate que sobre el particular se dio en 2001, muy claro quedó que el IVA en medicinas y alimentos tiene clientela cautiva (la población de bajos y medianos ingresos), situación que argumentaron y documentaron partidos políticos (excepto el oficial), instituciones privadas nacionales y foráneas, académicos y muchos más, de tal suerte que la mayoría legislativa rechazó la intentona foxista de clavarle el puñal fiscal a los de siempre y como siempre, en el entendido que el país requiere una reforma impositiva real e integral, y no un nuevo parche que afecte negativamente el de por sí menguado ingreso de la población.
Por aquellos tiempos, el presidente Fox aseguraba que su "reformón" fiscal no sólo contaba con la aceptación y apoyo de "cuando menos" 55 por ciento de la población, sino que "de ninguna manera" afectaría a los más desprotegidos, amén que éstos obtendrían beneficios en efectivo y "copeteados" por el cobro de IVA en medicina y alimentos.
La realidad demostró que el inquilino de Los Pinos mintió descaradamente, como en tantas otras cosas a lo largo del sexenio. Sin embargo, la creativa "continuidad" recorrerá la misma senda, en una suerte de "reformón" realoaded. En pleno debate por el IVA en medicinas y alimentos, Vicente Fox aseguraba que "no fui electo para que las cosas sigan igual, ni para seguir en la mediocridad". Y, ¡sorpresa!, sucedió exactamente lo contrario.
Ello debería servir a la nueva administración para cambiar de disco. Pero no, a la rocola de la "continuidad" le fascinan los fracasos musicales de otros. Y como viene la redición del sexenio del "cambio", vale recordar algunas frases célebres en defensa del "reformón" y la intentona foxista de clavarle el puñal fiscal a los de siempre, porque en breve de nueva cuenta se escucharán.
Una de las frases más bonitas y creativas fue la acuñada por el entonces presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, Javier Prieto: "comparo a la reforma fiscal con Jesucristo, pues al igual que el Mesías ha sido largamente esperada, pero cuando llega es criticada, condenada y crucificada, y así como los soldados romanos se jugaron a los dados las ropas de Cristo, los diputados y senadores que hayan crucificado la reforma buscarán repartirse los votos que esto genere".
O aquella de la siempre democrática e imparcial Coparmex, contenida en un documento de su autoría que distribuyó entre la bancada panista en San Lázaro, cuyo pastor, en aquellos tiempos, era Felipe Calderón, y que desde luego impulsaba la intentona foxista: "que las clases de menores ingresos modifiquen sus hábitos de consumo para adaptarse a la merma de ingresos que les provocará la aplicación del IVA en alimentos; si comen carne de res, pues que cambien a pollo o carne de puerco".
Una más llevó la firma del también democrático e imparcial Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP, perteneciente al Consejo Coordinador Empresarial): se reconoce que algunas disposiciones previstas en el "reformón" foxista (en especial aplicar IVA a medicinas, alimentos, libros y transporte), "le pegarán muy fuerte" a la población más pobre... "pero es la única que se tiene a la mano".
Y así por el estilo, aunque también se registraron estudios serios, como el realizado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, que por aquellas advertía sobre la posible activación de la bomba política y social en caso de que alimentos y medicinas fueran gravados con IVA. Si los legisladores procedieran en ese sentido, subrayaba, el impacto para los sectores más pobres (que destinan alrededor de 50 por ciento de su ingreso a la adquisición de productos de la canasta básica de consumo) resultaría tres veces mayor al que registrarían las familias con mayores ingresos, de tal suerte que si el Congreso daba luz verde a la propuesta foxista la población de menores ingresos tendría que ajustar su gasto total -a propuesta de la Coparmex- 4.4 por ciento en términos efectivos, contra 1.3 por ciento de los estratos más ricos.
En México, sin duda, el volumen de ingresos tributarios resulta limitado (11 por ciento del PIB), pero en esta materia se reúnen los factores: roto con descosido, es decir, reducido padrón de causantes y elevada ineficiencia en la recaudación de impuestos. Así, el organismo legislativo revela que de cada peso que el gobierno debe captar por IVA (aún sin aprobarse la reforma foxista), únicamente se allega 59 centavos, y el resto, 41 centavos, se evaden, se eluden o se pierden en la burocracia fiscal.
Pues bien, prepárense que de nuevo viene el "reformón", sólo que ahora promovido por un chaparro, pelón y de lentes.
Las rebanadas del pastel:
Circuló la versión que el Felipillo se había pronunciado a favor de "una moneda única para Norteamérica", que, obvio, no sería otra que el dólar estadunidense. Sin embargo, el chapelén lo desmintió: "para mí la moneda mexicana no solamente representa y tiene una influencia económica, sino que tiene un significado de soberanía nacional". Ojalá sea real y no de dientes para afuera, porque es cuestión de visitar las principales zonas turísticas del país o revisar los avisos de ocasión para certificar que el peso mexicano, como moneda nacional, es una especie en extinción, y que sólo los chicharrones del billete verde son los que truenan en la economía mexicana... Sólo faltaba un cerillo en Oaxaca, y ayer lo encendieron.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario