ASIMETRÍAS
Fausto Fernández Ponte
Cerco Mediático, Otra Vez
I
Un cerco mediático tiene varias connotaciones: una es la muralla de silencio erigida en torno a una persona pública o institución o causa social reivindicatoria o política.
Y, otra, cuando esa muralla de silencio se abre sólo parcialmente para permitir la salida de hechos negativos de la causa social, persona pública o institución sitiada.
Los sitiadores refuerzas a extramuros ese cerco mediante una táctica de descrédito constante, difusión masiva de mentiras y calumnias y una gama de distorsiones absurdas.
Los medios difusores --radio, televisión, periódicos, etcétera-- en el Distrito Federal y en gran parte del país mantienen ese cerco en torno a Andrés Manuel López Obrador.
Y no sólo en torno al señor López Obrador, sino a las causales de la gran movilización social que se siente agraviada por el fraude electoral del 2 de julio pasado.
Señálese que esa movilización tiene varias vertientes ideológicas, políticas y culturales e inclusive de clase, pero prevalece, inconfundible, la de la pobreza.
El grueso de quienes se movilizan son pobres, entreverados, si no es que traslapados, con las personas de los estratos clasemedieros en franca proletarización
La inmensa mayoría de quienes conforman la movilización social carece de acceso a Internet: su fuente de información es la radio o la televisión y, si acaso, los periódicos.
II
El pueblo se nutre informativamente, pues, de las ofertas editoriales de los medios difusores de propiedad privada que son, por lo general, consorcios en mayor o menor gradación.
Los hay, desde luego, trasnacionales --como Televisa y TV Azteca y El Universal--, pero la inmensa mayoría son regionales o locales. Ningún diario es realmente nacional.
Pero esos megaconsorcios de la difusión, así como los de menor catadura y alcance, tienen un lado flaco: son propiedad de particulares, empresarios dominados por la ganancia.
Esos son los proveedores de hechos y sucedidos --información--, su análisis, su exégesis y su explicación hacia el público. No es comunicación, sino sólo difusión.
Pero conforman conciencias con su difusión masiva, de bombardeo, creando una percepción de realidad acerca de México que no compulsa con los paradigmas del verismo.
Muchos --la mayoría de millones de mexicanos-- creen a pie juntillas y diríase que sinceramente lo que esos medios difunden, sin percatarse que existe ese cerco mediático.
De esa guisa, a millones de mexicanos no les llega el mensaje que emana constantemente de la movilización social y del propio don Andrés Manuel.
La información les llega con cuentagotas y, por añadidura, descontextualizada y distorsionada. Los cercadores no ceden el paso a los mensajeros de los cercados.
III
Sábese que el propio don Andrés Manuel, sus consejeros y asesores y, en general, sus allegados, ha abordado el asunto del cerco mediático y visto formas de romperlo.
No lo han logrado del todo. Y es posible que no lo logren a cabalidad en el futuro --dígase en los tres años próximos-- a menos que haya un turbión en las elecciones de 2009.
El turbión es posible. Pero su foco de catálisis no reside en el zócalo, pensaríase, sino en Oaxaca y, tal vez, en estados vecinos, al sur, el centro, el Golfo y el Pacífico.
Volvamos al cerco mediático. Se ha horado parcialmente el cerco, mediante la difusión --como propiedad privada-- de los blogs de Internet. Ello ha sido un gran logro.
Los blogs son empeños individuales, sin duda muy loables, pero no corresponden a una estrategia de desarrollo de empresas sociales de difusión.
En estas empresas sociales los medios de producción de bienes y servicios de difusión periodística --radio, televisión, Internet y periódicos-- son de los trabajadores.
Esa es una opción práctica. Otra, por ejemplo, es que la movilización social y el señor López Obrador posean órganos hertzianos o impresos propios o afines que rompan el cerco.
Romper el cerco significa que los mensajeros lleguen a los más remotos rincones de México, portando las ideas de la causa de la lucha social y las de don Andrés Manuel.
Urge romper el cerco, todos hemos tenido experiencias dolorosas al enfrentarnos a la ignorancia en la que está la gran mayoría de los mexicanos respecto de lo que está pasando en nuestro país. Urge el desarrollo de empresas sociales que puedan difundir masivamente la información.
A mi en lo particular me desespera tanto y me siento tan impotente que lo único que puedo hacer es convocarlos a redoblar esfuerzos todos desde nuestras trincheras para romperlo. Si los blogs, como dice acertadamente Fernández Ponce son medios limitados a quienes cuentan con Internet y están familiariazados con el medio, quienes tengan blogs o los consulten, no dejen de enviar a todos sus conocidos los mensajes que ahí se publican y sacar copias que operen como volantes para entregarlos en los alrededores de los lugares en los que vivimos o trabajamos. Con que repartamos 100 volantes al menos una vez por semana, estaremos contribuyendo a que un mayor número de gente esté enterada. Y por supuesto no dejar de comunicarnos con la gente en todos los sitios a los que vayamos informándoles de lo que sabemos que está pasando.
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