Jaime Avilés
Detenciones de la PFP, casa por casa, en Oaxaca
Piden solidaridad con los presos políticos de Tepic
Ramírez Acuña: la fama de la tortura en Jalisco
Felipe Calderón entró en la Cámara de Diputados a través de un agujero en la pared. Casi cinco minutos después ya se había ido. Más que una "toma de posesión" fue la simple y vulgar consumación de un robo: el supuesto presidente "electo" de México apenas tuvo tiempo de colocarse él mismo la simbólica banda tricolor y darse a la fuga como un ladronzuelo escurridizo que en todo momento estuvo protegido por decenas de militares vestidos de civil.
De esta grotesca y desvergonzada manera, la extrema derecha mexicana protocolizó el golpe de Estado que Vicente Fox puso en marcha el 2 de julio e inauguró uno de los episodios más lamentables de la historia de nuestro país. Ahora, el "gobierno" que el remedo de presidente encabeza desde ayer tiene ante sí una delicadísima prueba de fuego, y si no la supera con un mínimo de habilidad la cuenta regresiva que marcará su fin según los más benévolos, faltan sólo cinco años, 11 meses y 28 días para que termine esta pesadilla empezará a correr mucho más de prisa.
Esa prueba de fuego se llama Oaxaca. El sábado pasado, atendiendo a las exigencias que dos lunes atrás formulara un conocido analista de Televisa, la Policía Federal Preventiva (PFP) disparó contra ciudadanos legítimamente inconformes que exigen la renuncia de un gobernador probadamente asesino. Si ese hecho fue de por sí gravísimo, lo que siguió, y sigue, es todavía peor.
Después de accionar los gatillos, los de la PFP recorren las calles de Oaxaca, tocando de puerta en puerta con listas de nombres y fotografías de personas denunciadas por otras personas en los sótanos de la tortura. Gracias a esta política pinochetista, que aparentemente será distintiva del "gobierno" que entró en funciones ayer, cientos de hombres y mujeres han sido llevados a las cárceles oaxaqueñas.
Pero el pasado lunes, en horas de la madrugada, 141 personas que se encontraban en las prisiones de Tlacolula y Miahuatlán fueron trasladadas de repente a un penal de Tepic, y la medida, que afectó no sólo a las víctimas directas de la represión sino también a sus parientes que ahora deberán gastar fortunas que no tienen para defender y visitar a los suyos viajando del sur al norte de la costa del Pacífico , provocó la ira de la ultraderecha nayarita.
Para los señorones de aquella entidad, la presencia de "los oaxaqueños" así llamados con desprecio chovinista "desalentará" las inversiones productivas, porque suscitará manifestaciones de protesta de parte de los pobres de todo el país que acudirán hasta allá a exigir la liberación de "sus" presos políticos. Y puede que, de algún modo, a esos rupestres hombres de negocios les asista la razón porque desde ayer los familiares de los detenidos llegaron en autobuses desde Oaxaca y montaron un campamento frente al palacio del gobernador.
Su permanencia en Tepic, según se ve, será indefinida, porque mientras padres, esposas y hermanos se instalaban a la intemperie tronándose los dedos de angustia, los tres jueces penales adscritos a la cárcel de El Rincón dictaron por consigna los autos de formal prisión contra los 141 detenidos, entre los cuales hay amas de casa que fueron golpeadas a más no poder, pero también provocadores al servicio de Ulises Ruiz que ahora cumplen tras las rejas la función de extraerles información a los presos políticos para que la PFP arreste así más personas.
Ante esto cobra especial importancia el llamado hecho por la Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) para que grupos ciudadanos, nacionales y extranjeros, se sumen a la lucha por la libertad de los detenidos, una tarea que debe ser tomada muy en cuenta por todas las expresiones de la izquierda política y social.
Prisa tiene prisa
Vicente Fox se ha ido dejando un país dividido por el odio, hundido en la pobreza y asediado por la voracidad de países y empresas que ven en la debilidad de Calderón la oportunidad ideal para apoderarse de Pemex.
En su entrega anterior, Desfiladero se preguntó qué se traía la prensa española contra Andrés Manuel López Obrador. Ahora ya está aquí la respuesta: en compañía del escritor Carlos Fuentes resuelto defensor de la "victoria" de Calderón , y del ex presidente Felipe González cobrador estrella de las empresas españolas en América Latina (recuérdese su desfachatada intervención durante la crisis del corralito en Buenos Aires) , esta semana llegaron a nuestro país los meros principales del grupo editorial Prisa que imprime El País, para ofrecerle a Calderón "generosa" y "desinteresada" ayuda en la elaboración de los libros de texto gratuito del próximo ciclo escolar.
¿Qué le pedirán después a cambio? A saber, pero mientras Leonel Cota, líder nacional del PRD, acusaba ayer de "traidor a la izquierda" al presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, la alianza entre El Yunque y Televisa dífundía nuevos espots de odio en los que, por ejemplo, una señora levanta la mano derecha, emulando el viejo saludo franquista, al tiempo que dice: "El PRD no es México".
¿Coincidencias? ¿Complicidades? ¿Declaraciones de guerra... sucia? Ya se verá. Por ahora, tras el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña como secretario de Gobernación, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde no pocos escritores suscribieron un manifiesto contra la tortura, esta semana circuló el siguiente chiste:
Soldados estadunidenses expertos en tortura y policías de Ramírez Acuña compitieron para ver cuál de los dos equipos encontraba primero un ratoncito. Y así, mientras los gladiadores del Pentágono se ponían de acuerdo para iniciar la búsqueda, los verdugos jaliscienses ganaron el concurso cuando, en menos de quince minutos, presentaron un pequeño elefante que temblaba como gelatina y repetía sin cesar: "Yo soy el ratoncito, ya se los dije, ya se los dije, yo soy, yo soy, ¿dónde les firmo?"
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