Miguel Angel Velázquez
Más al PAN y menos a pobres, sacrificio de NI
Es un hecho, desde Los Pinos se dio la orden: aplastar a Francisco Gil Díaz, seguramente, como explicamos en la anterior entrega, para ejercer venganza en contra del ex funcionario, y no para impedir que la impunidad siga siendo la divisa del PAN.
Para mayores datos, podríamos decir que el ajusticiamiento de Gil Díaz se venderá, cuando menos eso trata de aparentar el gobierno panista, como la prueba de que ahora sí se actuará con respeto a la ley, y para tratar de lograr, como también ya habíamos señalado, algo de credibilidad en el gobierno de Calderón.
Lo malo para la estrategia panista es que el PRD se le adelantó a sus malos deseos, y les tronó el cuete con anticipación, y aunque hubo un claro disgusto por la denuncia perredista, que les arrebata el antifaz de justos, los tramites para el ajusticiamiento han seguido adelante.
Según fuentes azules, la orden de hacer de Gil Díaz el chivo expiatorio del sexenio de Fox llegó desde principios de la semana pasada a la Secretaría de la Función Pública, cuando en el PRD Carlos Reyes Gamiz tenía listos ya todos los argumentos para presentar esta denuncia y otras, porque en el PAN no saben, como es costumbre, ni se han enterado de hasta dónde puede llegar la ola expansiva de la bomba que se va a reventar.
Algo curioso y digno de tomar en cuenta es que según las mismas fuentes, Vicente Fox está al tanto de todo lo que han hecho sus correligionarios, y con tal de proteger a sus parientes del golpe de la justicia, decidió no oponerse al ajusticiamiento, que no tardará en darse a conocer, con todos sus asegunes.
El presupuesto de Círigo
La asignación de recursos a las delegaciones políticas, según la mayoría compuesta por la corriente perredista Nueva Izquierda y el Partido Acción Nacional, es incomprensible si consideramos que una legislatura dominada por la propia izquierda debería tener como prioridad el dotar de mayores recursos económicos a las demarcaciones con mayores índices de marginación.
Más allá de los colores partidistas, cuando no está en venta la ideología la redistribución justa de los dineros del contribuyente tendría que ser el razonamiento para otorgar el presupuesto en una ecuación por demás sencilla: más para los que menos tienen.
Pero esta vez, inexplicablemente, una buena parte de los dineros irán a parar a las arcas de las dos delegaciones más ricas de la ciudad: Benito Juárez y Miguel Hidalgo, que podrán hacer uso de una mayor cantidad de dinero que demarcaciones como Tláhuac, donde prácticamente no existen vías de comunicación ni hospitales, u otras que urgen de servicios como el drenaje.
Para Nueva Izquierda, que pretende alcanzar la ciudad en la próxima elección para jefe de Gobierno, fue de mayor importancia robustecer sus alianzas con el PAN, que gobierna en Juárez e Hidalgo, que intentar una mejor distribución de los recursos, aunque quienes gobiernan las delegaciones más necesitadas fueran de corrientes de su partido, no afines a su manera de pensar.
Aún así, el supuesto nos diría que los dos componentes la marginación y el pertenecer a un mismo partido habrían hecho que Nueva Izquierda intentara evitar mayores desigualdades y favoreciera a los más pobres de las demarcaciones que gobiernan los de su mismo signo político, pero no fue así.
Las cosas quedaron de la siguiente manera: Iztapalapa, que sin lugar a dudas necesita de muchos recursos, y donde el ex delegado es nada menos que Víctor Hugo Círigo, obtuvo un aumento presupuestal respecto del años anterior de 6.46 por ciento, y Gustavo A. Madero, demarcación con tanta marginación como Iztapalapa, logró 5.04. Pero en donde gobierna el PAN se observaron los mayores incrementos:
En Miguel Hidalgo el presupuesto alcanzó una alza de 9.91 por ciento, y en Benito Juárez 7.91, mientras se sacrificó la construcción de una nueva instalación de la Universidad de la Ciudad de México, y se restaron recursos al desarrollo social programado por el gobierno central. Total, no hay explicación para esto tan claro, aunque existan amigos bien respetados y bien queridos que no lo quieran ver. Allá ellos.
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