miércoles, enero 10, 2007

La revolución de la conciencia. 16. La soberbia.

Sique

Se dejó el pecado capital de la soberbia deliberadamente al final porque además de constituir en sí un sentimiento perjudicial, todos los otros pecados capitales incluyen algo de soberbia y tendremos oportunidad de constatarlo.


La soberbia según el diccionario de la Lengua Española significa:

1. f. Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
2. f. Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.
3. f. Especialmente hablando de los edificios, exceso en la magnificencia, suntuosidad o pompa.
4. f. Cólera e ira expresadas con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas.
5. f. ant. Palabra o acción injuriosa.

Según Santo Tomás de Aquino lo expresa así:

1-Soberbia ante el deseo de alto honor y gloria.

Reflexionemos primero las definiciones del diccionario, la soberbia implica que la persona se siente superior y menosprecia a los demás, esto es, el racismo, el clasismo, el sexismo y, en general, la discriminación; todo aquello que signifique creernos superiores en cualquier aspecto y merecedores de lo mejor y del mayor aprecio de los demás, por encima de lo que necesiten, deseen o merezcan los semejantes.

Diríamos que soberbia es la esencia de lo que sienten las cúpulas y las oligarquías del mundo. Están llenos de soberbia. Todos los privilegiados que cometieron un fraude electoral por no perder sus canonjías actuaron de esa manera porque creen que eso está bien, que se lo merecen ¿por qué no habrían de merecerlo? Se creen ser dignos de riquezas y de gloria después de que éstas han sido obtenidas a través del robo, la tranza, el engaño y los turbios manejos. Aun así se consideran superiores, su soberbia los ha dejado ciegos ante la necesidad y el sufrimiento de millones, les llaman los jodidos, la chusma, los nacos, los corrientes, en resumidas cuentas, el pueblo al que no ven.

No hay cosa más detestable que un individuo soberbio, es algo que produce coraje (porque es inmoral lo que lo impulsa a este sentimiento) y a veces lástima, porque no se da cuenta que es igual a los otros seres humanos, que también es susceptible de enfermarse, de equivocarse y finalmente de morirse como cualquier otra persona. La gran obra de Saramago, en mi opinión, la mejor, "Ensayo sobre la ceguera", ejemplifica muy bien lo que es estar ciego. El soberbio no puede ver al mundo como es, no puede ni verse a sí mismo, puede cagarse en el plato del que come porque no ve, está ciego. Por eso digo que a veces puede dar mucha lástima como nos la da el que está ciego.

Cansados estamos de ver personas que tratan mal a la gente porque se sienten superiores: en los restaurantes, en las oficinas, en los comercios, en las casas,... frecuentemente se humilla a la gente porque tiene un nivel socioeconómico inferior o por el color de su piel. Es indignante que la mayoría de la veces, por no decir que siempre, lo hacen con el débil, al mismo tiempo que con alguien "superior", desde el punto de vista socioeconómico, se portan rastreros y lambiscones. Es un "vicio" despreciable, porque agrede y lastima directamente al prójimo.

Otra muestra de soberbia es la de muchos intelectuales que sienten que porque tienen conocimientos son "la crema y nata de la sociedad". La pedantería intelectual suele ser tan insoportable como la del millonario prepotente o como el que se siente un Adonis porque es atractivo físicamente. Cuando alguien cree que la apariencia, los bienes materiales o los conocimientos lo alejan de la humanidad y lo colocan por los cielos, está recorriendo un camino equivocado, tarde o temprano la ley de gravedad lo bajará a la tierra hasta meterlo en la tumba. En fin, que los farsantes, prepotentes y pedantes son soberbios y por tanto despreciables, logran exactamente lo contrario de lo que quieren obtener, aprecio.

Nótese que una de las definiciones del diccionario se refiere a la injuria producida por la cólera y la ira. Se mencionó que la soberbia estaba en cierto grado inserta en los otros pecados: en la ira, sin duda, el iracundo ofende y maltrata a otro; en la avaricia porque no se contempla la necesidad del otro cuando pretende adueñarse de todo; en la pereza, cuando no se tiene conciente que no es justo que otros trabajen y produzcan lo que el perezoso consume mientras éste no hace nada para contribuir a la sociedad en la que vive; en la gula porque su deseo compulsivo de comer y beber es egoísta; en la lujuria porque se está explotando al otro con quien se cohabita pretendiendo que sólo uno merece amor; y en la envidia porque se pretende que los demás no obtengan los éxitos y logros que merecen.

Los gobiernos y los dueños de la mayor parte de la riqueza del mundo actual están plagados de soberbia; cuando vemos a Bush salir de su avión, su sólo andar está cargado de soberbia, se cree el rey del mundo, manda matar a quien se le antoje sean iraquíes, afganos o incluso sus propios paisanos; cuando Cheney habla parece que estuviera hablando Dios; cuando entrevistan a grandes luminarias de hollywood, algunos creen que flotan por el universo. Es escalofriante ver a los yuppies subiéndose a los lujosos autos que sus padres les regalan a base del robo, y que ellos ni eso han hecho para obtenerlos, sintiéndose los dueños del planeta sin saber que en la próxima calle pueden tener un accidente que los deje varados en una cama para siempre o muertos. Eso es soberbia, es estar ciegos.

Me identifiqué mucho con López Obrador quien en una entrevista con Gutiérrez Vivó dijo que lo que más le molestaba era la actitud prepotente y farsante de quienes se creen mejor que los demás. Sin embargo, muchos califican a AMLO de soberbio, veamos en qué se basan para tales aseveraciones: ¿les parece soberbio que sea firme en sus principios y convicciones y que pretenda tener la razón? ¿que se empeñe en lo mismo y no cambie de opinión?

La firmeza en principios y convicciones no es soberbia es ser ético y moral, es, tener principios; a la gente que no tiene principios le cuesta mucho entenderlo. En cuanto a que pretenda tener la razón, primero, es derecho de todos pensar que tenemos razón, como vamos a defender un argumento si empezamos por dudar si tenemos razón o no, eso se llama convicción, segundo, qué pasa sí los argumentos del otro se derrumban fácilmente ante los nuestros y demuestran que, en efecto, tenemos la razón; por ejemplo, si se cometió un fraude y luego se demuestra que en efecto se cometió, ¿cómo vamos a cambiar de opinión?; tercero, varias veces AMLO ha reconocido que se equivocó, por ejemplo, que tuvo exceso de confianza en algunos colaboradores; que aunque estaba reacio a aparecer en los medios durante su campaña tuvo que cambiar de parecer y tener más espacio en éstos. Sin embargo, los que lo detestan en vez de traducir este cambio como el reconocimiento de una equivocación y la muestra de que no es soberbio, lo que dijeron entonces fue que era voluble y faltaba a su palabra. Es decir, si es firme malo, si es flexible malo. Otra de las pruebas de que López Obrador no es soberbio es que se quedó con el pueblo a comer y dormir en los campamentos, una persona soberbia hubiera pensado que el pueblo podía quedarse pero que él por ser "superior" no tenía porque someterse a esa incomodidad. ¿Cuando se le ha visto ser ostentoso, farsante, mirar desde arriba, no agradecer las muestras de afecto, no reconocer el trabajo de los demás...? En fin...

Entonces que quede claro, ser soberbio es creer que uno es superior a otro, tener principios y ser firme en las convicciones que se derivan de ellos es ser moral. Son cosas muy distintas que no deben confundirse.

¿Cuál es la carencia que está detrás de la soberbia? Santo Tomás nos facilita la respuesta con su mención: Soberbia ante el deseo de alto honor y gloria. ¿Por qué se tendrá ese deseo de alto honor y gloria? ¿Será porque en el fondo no se siente honorable ni glorioso? A estas alturas hemos reflexionado que generalmente la carencia detrás del pecado es lo que la persona busca, porque en el fondo siente que no lo tiene, y que en su comportamiento exhibe lo contrario.

En la ira, falta amor por sí mismo, está enojado consigo mismo no con los demás; en la avaricia, falta valoración al sí mismo, intenta valorarse a través de bienes materiales, su riqueza significa su pobreza interna; en la gula, falta amor al sí mismo y se trata de introyectarlo a través de la comida; en la lujuria, falta amor y satisfacción sexual, por lo tanto se ejerce compulsivamente aparentando ser muy "sexual"; en la pereza, falta amor y productividad interna; en la envidia, falta reconocimiento del sí mismo y se resiste al reconocimiento de los demás, y en la soberbia falta valoración y se pretende valorarse excesivamente.

El soberbio cree que va a obtener la valoración a base de que le rindan pleitesía, no, en el fondo todos los honores o glorias que le ofrezcan no van a ser suficientes para compensar sus fuertes sentimientos devaluatorios. El complejo de superioridad encierra un grave complejo de inferioridad. Mientras más superioridad exhiba más inferioridad se siente a nivel inconsciente.


Veamos cuál es la virtud a través de la cual piensa Santo Tomás que se vence a la soberbia: humildad - reconocer que de nosotros mismos solo tenemos la nada y el pecado. Santo Tomás pretende que reconozcamos nuestro sentimientos de inferioridad, que aceptemos también que no somos nada, pero consideramos que eso no basta. Es cierto que eso es lo que verdaderamente siente el soberbio. Sin embargo, no es eso lo que combate la soberbia, nos quedaríamos a medio camino. Caeríamos en la sumisión y la indignidad. No exigiríamos nuestros derechos y eso sería una injusticia.

Veamos ahora lo que dice el diccionario sobre la humildad:

1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

Está menos exagerado, pero, ni somos nada, ni solo tenemos que reconocer las limitaciones y debilidades. Sería más correcto decir, e inaugurar una nueva definición para la humildad: el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades así como las capacidades y fortalezas y obrar de acuerdo con este conocimiento.

Cuando una persona se valora a sí mismo no necesita tantos honores ni buscar tanta gloria, pero como también está consciente de que no es el non plus ultra de la humanidad tampoco se siente bien cuando le prodigan pleitesías y alabanzas que ningún ser humano se merece porque nadie es Dios.

La persona que es humilde en este nuevo concepto que acabamos de definir, recibe el cariño y los honores que la sociedad le brinda con modestia, se reconoce a sí mismo y siente orgullo, pero no por ello se marea y pierde piso de que sigue siendo un ser humano imperfecto que no es Dios, que la vida es dura y que hay que luchar y trabajar para merecer.

En la revolución de la conciencia tendremos que analizar:

1) si nos estamos sintiendo superiores a los demás,

2) si es así tomar conciencia de que no lo somos, que probablemente en el fondo nos sentimos inferiores, lo cual también es un error,

3) que si tenemos mayores o menores logros que otros, en gran parte se debe a que nacimos con determinadas capacidades genéticas en las que no tuvimos participación y que nos criamos en un entorno que tampoco escogimos, y que posteriormente influyó la suerte,

4) que a base de amor, esfuerzo y trabajo podemos ser mejores pero que nunca seremos perfectos, que nos enfermaremos, nos equivocaremos y finalmente moriremos, igual que todos los demás seres humanos.

Cito aquí a Alfred Korzybski, un connotado semiólogo que dice: God may forgive your sins, but your nervous system won't. (Dios puede perdonarte tus pecados pero tu sistema nervioso no lo hará).

Volvemos a lo mismo con lo que hemos terminado los apartados anteriores: la única forma de sentirnos bien con nosotros mismos es rigiéndonos por los principios éticos. Esa es nuestra mejor herramienta para vivir.

Ahora que hemos revisado los valores éticos y morales y los pecados capitales, vamos a dedicar unos apartados a analizar que dicen los textos de simpatizantes de López Obrador y qué dicen los "antipejes" para hacer un ejercicio que desentrañe los valores que se están significando en unos y otros. Elegiremos primero a un analista político pro-AMLO y luego a uno anti-AMLO y después a un simpatizante normal y a un "antipeje" normal y veremos que encontramos. Va a estar bueno.

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