Por: Edna Lorena Fuerte
Cd. Juárez, Chihuahua, México
Hemos vivido una de las temporadas de frío más crudas de la historia de nuestro estado, los decesos por congelamiento y por intoxicación en ésta época han sido verdaderamente alarmantes y nos colocan encabezando la lista de estos percances en todo el país; 26 de las 64 registradas en todo el país.
Quienes vivimos en Chihuahua estamos habituados al clima extremoso: del invierno nevado bajo cero, al más sofocante verano que, muchas veces, rebasa los 40 grados; sin embargo, es un hecho sabido que los fenómenos climáticos se han venido agudizando. El calentamiento global ha traído consecuencias graves con cada uno de sus efectos: el incremento en el nivel del mar, la ferocidad de los huracanes, el deshielo polar, etc.
Generalmente se piensa en esto como un problema de carácter global, ante el que no existe una instancia operativa responsable de hacerle frente, pues rebasa la capacidad de la mayoría de las naciones, y los órganos multilaterales, la ONU misma, no van más allá de acuerdos que emitan recomendaciones, o apoyen a las naciones que han vivido alguna tragedia; recordemos el tsunami, previsible, pero irremediable.
Las divisiones políticas que forman el mapa mundial muy poco tienen que ver con las divisiones naturales del planeta. Así, los fenómenos climáticos afectan a zonas que incluyen a varios países, de las más diversas características. En Chihuahua vivimos prácticamente el mismo invierno que varios estados del sur de nuestro vecino del norte, y los afrontamos en total desventaja.
Las razones de esta diferencia son históricas, obvias ante los diferentes desarrollos de las naciones a las que pertenecemos; sin embargo, las condiciones imprevistas o inevitables de los fenómenos naturales nos colocan frente a una reflexión que rebasa fronteras: las regiones que comparten características geográficas y climáticas naturales, en un afán de engrandecimiento humano, deben encontrar los mecanismos de acción conjunta.
Parecería oportunista este planteamiento, viniendo de los que estamos del lado más desprotegido; pero no es así, pues en materia de recursos naturales, el aprovechamiento eficaz y la optimización de esfuerzos implica un beneficio para todos. Si existen medios tecnológicos que faciliten y adecuen el uso de los recursos, en una lógica de conservación y desarrollo sustentable, debe regionalizarse su uso.
Las proyecciones de los especialistas dicen que este será el año más cálido de la historia, así como este invierno ha sido crudo, parece que el verano lo será, pensemos entonces cómo hacer más eficaz el uso del recurso no renovable más importante: el agua. A ninguno de los habitantes de esta región, norte de México – sur de Estados Unidos, nos conviene el uso dispendioso; pensemos entonces en programas conjuntos que de manera inteligente y equitativa, nos preparen para afrontar los fenómenos climáticos venideros.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com para sus comentarios, que son de gran importancia. Gracias.
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