Los primeros 100 días de gestión de la alta burocracia que encabeza Calderón: el aumento oficializado de 40% al precio del kilogramo de tortilla, el 25% acumulado en productos básicos, como huevo, pollo, aceite y pan blanco, sino las cifras oficiales sobre el desplome del empleo. A un mes del gobierno “del empleo”: un total de 255 mil mexicanos perdió el empleo entre el 15 de diciembre del año pasado --los primeros 15 días de la gestión de Calderón-- y la primer quincena de enero. Es preciso aclarar que no se trataba de empleos eventuales por las fiestas de fin de año, sino empleos permanentes.
¿Qué pasó? ¿Por qué tanto desempleo en el “gobierno del empleo”?
"Lo que ha pasado en los primeros 100 días de la gestión de Calderón y lo que seguirá pasando: espectáculo verde olivo, de suyo ineficaz, y mucha demagogia".
Calderón: Cien días de demagogia
alvaro delgado
México, D.F., 5 de marzo (apro).- Felipe Calderón hizo como candidato un compromiso que dejó por escrito: de los más de 50 millones de mexicanos que padecen pobreza y pobreza extrema, 27 millones de ellos dejarán de serlo en sólo seis años.
Es bueno que Calderón haya dejado constancia escrita de esa promesa en particular, siendo justamente el principal problema que atormenta a México, de manera que --con base en los números-- se verifique si efectivamente se abate el número de pobres y pobres extremos. Los condenados, pues.
Este compromiso lo incluyó Calderón en el libro El hijo desobediente, que lanzó bajo su firma en mayo de 2006, en plena campaña de guerra sucia y de odio, aconsejada por el consultor estadunidense Dick Morris e instrumentada entre otros por Antonio Solá Reche, uno de los operadores del ultraderechista Partido Popular de José María Aznar en México.
Dicho sea de paso, Solá Reche sigue siendo el asesor de cabecera de Calderón, instalado con oficinas propias en Los Pinos y responsable de la estrategia de comunicación del gobierno. El español no sólo ya trajo a su familia a México, sino que inició los trámites para convertirse en ciudadano mexicano y evitar ser acusado de inmiscuirse en asuntos exclusivos de México.
Feliz porque será mexicano, salvo que personeros de Francisco Ramírez Acuña ya le hayan hecho entrega de su nueva condición migratoria, Solá hace mancuerna con otro español de nacimiento, Juan Camilo Muoriño, jefe de la Oficina de la Presidencia, quien se ostenta como ciudadano de España con un pasaporte distinto al mexicano. Total, la impunidad es el sello de la casa.
Pero volvamos a los pobres y al compromiso de Calderón de acabar con ellos, al menos en una parte, sobre todo ahora que la opinocracia comenzará a hacer evaluaciones de los 100 días de gobierno de Calderón y que se cumplen este sábado 10 de marzo.
Transcribo un párrafo del libro de Calderón, quien atisba el 2012:
“Imaginemos ahora el 2012. En mi último informe de gobierno hago un balance de seis años muy intensos. Hay, desde luego, enormes desafíos y retos por enfrentar, pero también evidentes logros que se pueden constatar. Resumo los principales. Cuando asumí la presidencia de la República había unos 50 millones de pobres y 22 millones en pobreza extrema. Hoy hay 35 millones de pobres y 10 millones en pobreza extrema.”
Como puede verse, Calderón quitará a 27 millones de mexicanos su condición de pobres: En números redondos, desaparecerán 15 millones pobres-pobres y 12 millones pobres extremos.
Esto quiere decir que disminuirán 2.5 millones de pobres cada año, 208 mil 333 por mes y casi 7 mil diarios. Los pobres extremos desaparecerán, gracias a Calderón, a razón de 2 millones anuales, 166 mil mensuales y 5 mil 500 cada mes.
Las cifras combinadas de pobres y pobres extremos que desaparecerán, según la promesa de Calderón –27 millones en total--, son las siguientes: cada año dejarán de ser pobre y pobres extremos 4.5 millones de mexicanos, 375 mil por mes y 12 mil 500 diarios.
Bueno, conforme a las cuentas de Calderón y su infinita bondad para cumplir con su compromiso, en los primeros 100 días de su gestión ya no debe haber en México al menos un millón 250 mil pobres y pobres extremos.
No adelantemos vísperas de si eso se cumplió o no, porque Calderón seguramente lo informará a la nación como parte de la estrategia de propaganda que ya lanzó en radio y televisión, obviamente diseñada por Solá y, claro, el cuñado Juan Ignacio Zavala, empleado del Grupo Prisa.
Sin embargo, hay elementos para no albergar optimismo sobre la disminución de pobres en los primeros 100 días de gestión de la alta burocracia que encabeza Calderón: y no sólo por el aumento oficializado de 40% al precio del kilogramo de tortilla, ni el 25% acumulado en productos básicos, como huevo, pollo, aceite y pan blanco, sino las cifras oficiales sobre el desplome del empleo.
Y, una vez más, la crítica no es sobre el crecimiento de 188% de desempleo abierto durante el sexenio de Vicente Fox, sino en un mes del gobierno “del empleo”: un total de 255 mil mexicanos perdió el empleo entre el 15 de diciembre del año pasado --los primeros 15 días de la gestión de Calderón-- y la primer quincena de enero.
Son cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), con base en los reportes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y también es preciso aclarar que no se trataba de empleos eventuales por las fiestas de fin de año, sino empleos permanentes.
¿Qué pasó? ¿Por qué tanto desempleo en el “gobierno del empleo”?
Lo que ha pasado en los primeros 100 días de la gestión de Calderón y lo que seguirá pasando: espectáculo verde olivo, de suyo ineficaz, y mucha demagogia.
La lista es larga y la habremos de detallar.
Apuntes
Sí, Manuel Espino no es un político que goza de popularidad por su lucidez intelectual y la filigrana de sus piezas discursivas, pero ahora resulta que es la representación del mal y Calderón --la divinidad-- es víctima de una conjura de tal maligno personaje. A juicio de la opinocracia adicta a Calderón, que nutre cada vez más los espacios radiofónicos y televisivos, Espino y Fox están siendo obstáculo para el buen desempeño de la alta burocracia felipista. Falso. Calderón y Espino, Ramírez Acuña y Fox, Germán Martínez y Carlos Abascal, no tienen problemas de carácter ideológico --si acaso unos son más extremistas que otros-- ni ofrecen al país una alternativa de derecha. Ni siquiera se trata de que El Yunque está contra Calderón, muchos de cuyos allegados son militantes de esa organización secreta de extrema derecha. Tres ejemplos: César Nava Vázquez, ni más ni menos que su secretario particular; José Luis Luege, director de la Comisión Nacional del Agua, y Cecilia Romero, comisionada de Migración. Se trata de facciones que disputan el poder para controlar el PAN, la gran franquicia cuyo máximo órgano de dirección es el Consejo Nacional que se formalizará el junio. Espino controla 28 comités estatales y de ahí surgirá buena parte de los consejeros y Calderón usa la estructura del gobierno federal para conseguir votos a cambio de chambas en las secretarías, entre ellas las delegaciones federales. Fox, a quien los opinócratas le exigen que se calle, lo que busca es simplemente impunidad...
delgado@proceso.com.mx
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