Luis Javier Garrido
En varios países de América Latina se está logrando detener el avance del modelo neoliberal, pero en México ha proseguido de manera incesante, durante los gobiernos panistas, el desmantelamiento de la nación y la cancelación de los derechos básicos de los mexicanos, y esto no parece ser el centro de la reflexión de muchas de las fuerzas de oposición en nuestro país.
1. Los primeros cien días del gobierno de facto de Felipe Calderón se han caracterizado por un verdadero desastre institucional que el presidente espurio ha buscado camuflar utilizando al Ejército Mexicano en una serie de operativos de propaganda, que muy pronto han mostrado sus límites y que han generado un nerviosismo a escala internacional y en muchos sectores de la derecha mexicana, que exige políticas concretas para satisfacer sus intereses, pero esto no debería ser un espejismo.
2. La ineptitud o imbecilidad de un gobernante para crear mejores condiciones para que un proyecto político de derecha avance no implica que en los hechos los poderes fácticos lo hagan avanzar, como está aconteciendo en México.
3. Este aspecto del actual escenario político no es desde luego novedoso, pues el sexenio pasado se caracterizó por una acre crítica a Vicente Fox tanto de sectores de la derecha como de la izquierda, no por sus actos de corrupción sino por su estupidez, mientras su gobierno imponía el proyecto de las corporaciones trasnacionales haciendo estragos en el pueblo, y en los hechos entregaba el control estratégico del país a Estados Unidos.
4. El aspecto novedoso del sexenio actual lo constituye el hecho de que hay sectores importantes del pueblo indignados por lo que acontece, que no están dispuestos a aguardar más, por lo que las iniciativas de Andrés Manuel López Obrador y de la convención nacional democrática, aunadas a las iniciativas y a la movilización de diversas organizaciones sociales y del Diálogo Nacional, han generado un doble nerviosismo en la derecha mexicana, ante la ineptitud del gobierno espurio de Calderón para consolidarse y asegurar sobre bases más seguras el avance del proyecto neoliberal.
5. Los señalamientos contra Calderón provenientes de la derecha, como el sainete suscitado por Carlos María Abascal (secretario adjunto del CEN panista) al declarar a Milenio Diario (27 de febrero) que en 2005 Calderón no había sido "el mejor" sino el "más idóneo" aspirante panista, de lo que hubo de retractarse ante la cólera oficial, no constituyen más que una evidencia de que la derecha está dispuesta a gobernar aún sin el presidente pelele.
6. La burocracia priísta aparece de nuevo en consecuencia en este escenario, con lo que aún queda de sus aparatos, como dispuesta a llevar a cabo la tarea sucia de salvar al régimen panista. La nueva dirigencia formal del PRI, que encabeza la salinista Beatriz Paredes Rangel, electa el domingo 18 de febrero en un proceso dirigido por Carlos Salinas de Gortari, quien se presenta como "el hombre fuerte de México", se apresta ya a apuntalar con todo el peso de los restos del PRI y en especial del priísmo mexiquense, al modelo neoliberal y rescatar a Calderón.
7. La cuarta Asamblea Nacional Extraordinaria del PRI, que se llevará a cabo del primero al 4 de marzo con los mecanismos y métodos antidemocráticos de siempre, va a culminar de tal suerte con la aprobación de nuevos documentos básicos, preparados clandestinamente como un albazo por el senador salinista Manlio Fabio Beltrones y el diputado también salinista Emilio Gamboa Patrón, en los que con el señuelo de redefinirse como "de izquierda" y con "una nueva ideología", el PRI en realidad asume más abiertamente principios neoliberales, según denunciaba el senador Manuel Bartlett a Milenio Diario el primero de marzo, sin que se oponga a ello ninguna de las fuerzas de lo que aún queda del partido.
8. Las burocracias del PAN y del PRI no tienen hoy día principios ni propuestas para el país, carecen de una visión de la nación y no entienden el papel del Estado ni del orden jurídico, por lo que no existe entre ellas más discrepancia que la derivada de su ambición por controlar el aparato estatal y los grandes negocios, y para servir en consecuencia de la manera más obsecuente a los intereses trasnacionales y al puñado de grandes empresarios traficantes de influencias enquistados en el poder durante el salinismo.
9. En este escenario de grave crisis nacional, resulta paradójico que un sector de dirigentes del PRD esté peleando por asumir el mismo papel de los líderes del PRI y el PAN y fungir como comparsas de un proyecto que está llevando al país al desastre, como lo están haciendo, por otro lado, buena parte de las organizaciones sociales y de las ONG e inclusive grupos que se asumen ellos mismos como "de extrema izquierda".
10. El momento actual es de particular importancia para redefinir el futuro de México, y la lucha por lo mismo debe darse a escala social, pero también en los espacios institucionales, aunque muchos no lo quieran entender.
viernes, marzo 02, 2007
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