Carlos Fernández-Vega
Es tal la credibilidad de la famiglia Fox y la ágil participación de la Secretaría de la Función Pública en el combate a la corrupción, que la junta de coordinación política de la Cámara de Diputados acordó la creación de una comisión legislativa para “investigar a fondo” la procedencia de la súbita fortuna de la bella parejita provinciana, hoy con aires de socialité, y su ávidos familiares.
Unánime la decisión de las fracciones parlamentarias en San Lázaro, incluida la panista, que a regañadientes aceptó, con la que enfocan sus baterías en contra de la referida dupla y sus codiciosos parientes. Se acordó investigar a la famiglia, no sólo al ex inquilino de Los Pinos, y así lo precisó el presidente de la citada junta y coordinador de los diputados blanquiazules, Héctor Larios, quien hasta hace poco metía las manos al fuego por el de las ideas cortas y la lengua larga, pero ahora no las arriesga ni por sí mismo.
Parece que del lado legislativo existe voluntad política para llegar al fondo en esta investigación, porque todo indica que el rancho San Cristóbal sólo es la parte visible del atraco. El problema comienza cuando se sabe que en los ires y venires de esta pesquisa participarán instituciones bajo el mando de personajes como Eduardo Medina Mora, uno de los inventos foxistas. Y la PGR tiene un largo historial de “extravíos”, “olvidos”, “desapariciones” y demás casualidades relacionadas con delitos de cuello blanco, especialmente los asociados con el poder (público y privado).
¿Cómo se vería Martita vestida con un traje a rayas marca Chanel, con escoba Louis Vuitton? Sensacional, como siempre, pero ello dependerá de la investigación legislativa y de los “atorones” que provoquen todos aquellos que, ahora funcionarios, se animaron a declarar públicamente su pasión por la parejita ex presidencial y su voluntad ciudadana de “meter las manos al fuego” por ellos (por ejemplo, el actual secretario de la Función Pública, Germán Martínez, alias El callado).
Por allí anda muy activo al senador panista Federico Döring, quien ahora dice que “por el bien de Acción Nacional y de su propio nombre, Vicente Fox debe aclarar el origen de los recursos para la remodelación de su casa en Guanajuato”. Es el mismo que meses atrás, aún como diputado, exigió la extinción de la comisión legislativa (presidida por Martha Lucía Micher y posteriormente por Jesús González Schmal) que investigaba la larga mano de los hermanos Bribiesca Sahagún (los nenes de Marta) en negocios relacionados con el erario. El mismo, pues, que a los cuatro vientos gritaba que los cachorros “no han cometido ilícitos ni han sido beneficiados con tráfico de influencias”.
En fin, la nueva comisión legislativa tiene mucha tela de dónde cortar, y como es un asunto de famiglia sólo tendrá que revisar el historial de quienes, junto con el del ahora copresidente de la IDC, generosamente aportan su dinero al Centro Fox.
En mayo pasado, La Jornada (Martín Diego, corresponsal) publicó el catálogo de “asociados” al “Centro Fox para la Democracia”, de acuerdo con la información del Registro Público de la Propiedad del municipio guanajuatense de San Francisco del Rincón. Los nombres son por demás conocidos, no precisamente por sus obras pías, sino porque siempre aparecen relacionados en temas como concesiones, negocios privados con dineros públicos, decretazos, “rescates”, exenciones y, casualmente, financiamiento de campañas políticas, entre otras tantas gracias.
Aparecen, por ejemplo, Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Olegario Vázquez Raña (el consentido de Martita), Roberto Hernández Ramírez, Arturo Sánchez de la Peña (codueño de autobuses Estrella Blanca, empresa en la que Vicente Fox de la Concha despacha como vicepresidente), Juan Diego Gutiérrez Cortina (Gutsa, miembro distinguido del Fobaproa), Eduardo Alberto Henkel (que amasó generosa fortuna con Fox) y los inefables Pedro Cerisola, Ramón Muñoz y Javier Usabiaga, por citar unos cuantos, todos ellos magnánimamente arropados por el “gobierno del “cambio” (a esos nombres inmediatamente se asocian democráticas acciones foxistas como la venta de Banamex a Citigroup libre de impuestos, la ley Televisa, permisos para centros de apuestas, bancos chatarra, fondos de inversión, grupos financieros, concesiones a discreción, exenciones fiscales, acuerdos de “convergencia”, paraísos turísticos… y mucho más). Hay, pues, famiglia de dónde cortar.
¿Y Felipe? Calladito, calladito.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría, con más sobre el vía crucis de micro, pequeñas y medianas empresas: “nunca, desde que supe que había intención de crear microempresas he podido entender qué hacen los presidentes en el ITESM (Tecnológico de Monterrey), si el crédito que ofrecen para las micros creo que va desde los 5 mil pesitos hasta algunos millones (menos de 10, estoy seguro), si los supuestos interesados, es decir; los alumnos del Tec, son muchachos que pagan 50 mil pesos mensuales de colegiatura o tienen alguna beca para posponer a futuro este pago. ¿Qué hace un presidente de la República ofreciendo 5 mil pesos de financiamiento a un pagador seguro de 50 mil pesos por colegiatura? ¿Qué hace un presidente ofreciendo apoyos financieros a los supuestos hijos de poderosos empresarios quienes, uno pensaría, son los menos necesitados de micro créditos? ¿Qué hace un presidente ante un auditorio pagado de sí mismo que se caracteriza por el poco interés que tiene por el país? ¿Qué hace un presidente ante un auditorio con el futuro asegurado a través de componendas políticas y empresariales de sus padres o tutores? Siendo este el escenario, no me cabe duda que alguien se hace tonto, el problema es que no sé si sea el Tec y su alumnado, o el auto llamado ‘presidente del empleo’.”(anluna@ureach.com)
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