domingo, diciembre 23, 2007

Acteal, diez años

Héctor Aguilar Camín
Foto: fernando gutiérrez juárez
josé gil olmos

MÉXICO, D.F., 19 de diciembre (apro).- El sacerdote Pedro Arriaga, párroco de Chenalhó los últimos diez años, afirma que Felipe Calderón tiene un compromiso con la Iglesia evangélica presbiteriana para liberar a un grupo de indígenas presos por la masacre de Acteal y que por eso se ha reactivado el caso desde el gobierno.Esta Iglesia expresó su apoyo incondicional a Calderón en la campaña electoral del 2006 y, al parecer, hoy quiere cobrarle la factura, porque resulta que dentro de los 75 presos acusados del asesinato de 45 tzotziles el 22 de diciembre de 1997, existe un grupo de indígenas evangélicos que, al parecer, son inocentes, pues no existen pruebas de que participaron en esa matanza. Según la versión del párroco Arriaga y de otros investigadores chiapanecos que han seguido el caso, Calderón sostuvo un acuerdo con un grupo de evangélicos para ayudar a sacar de la cárcel a los indígenas que se están presos injustamente.De ahí que a últimas fechas se haya desatado una campaña en medios, encabezada por el escritor Héctor Aguilar Camín, para desacreditar las investigaciones realizadas por autoridades estatales y federales, y dar un nuevo giro apuntando a que la matanza tiene como sustrato una pelea entre comunidades zapatistas y priistas; aunque en realidad desde el año pasado un grupo de investigadores del Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. (CIDE) retomaron el caso de Acteal, pero sólo para liberar a este grupo de indígenas evangélicos, presuntamente inocentes de haber participado en la matanza de los indígenas pertenecientes a la agrupación civil Las Abejas.Los investigadores del CIDE y Aguilar Camín han apuntalado la tesis de que antes de la matanza del 22 de diciembre de 1997 hubo una batalla entre combatientes del EZLN e indígenas priistas, y que a raíz de esto resultaron muertos los habitantes de Acteal.Hasta ahora se desconocen los motivos por los que desde mayo del 2006 los académicos del CIDE decidieron retomar el caso de Acteal, cuando el tema nada tiene qué ver con su área de estudio, que es la economía. Lo único que se conoce es que desde entonces, el director de la división de estudios jurídicos del CIDE, Alejandro Rosas, escribía un libro sobre Acteal en coautoría con el líder presbiteriano Hugo Eric Flores Cervantes, un militante del PAN que trabajó fugazmente en el equipo de Calderón como oficial mayor de la Secretaría de Medio Ambiente y que fue presidente de la agrupación política Encuentro Nacional.Tampoco se sabe por qué Aguilar Camín hizo lo propio y retomó las tesis que desde hace diez años expuso la Procuraduría General de la República de que las causas de la matanza fueron problemas religiosos y comunitarios, no una estrategia de Estado para golpear a las bases de apoyo y milicianos del EZLN.Las tesis que manejan Aguilar Camín, los evangélicos y el grupo de investigadores del CIDE no son nuevas, son las mismas conclusiones que expuso el gobierno de Ernesto Zedillo en el Libro Blanco editado por la PGR. Lo único nuevo es que dentro de los detenidos hay inocentes que tendrían que ser liberados.Si esto es cierto, tendría que abrirse una nueva investigación para determinar la inocencia o la culpabilidad de quienes se encuentran presos acusados del asesinato de 45 indígenas. Pero esto tendría que realizarse sin confundir y menos utilizar la indagación para deslindar de responsabilidad a autoridades federales, estatales y militares que, por omisión, negligencia o por apoyar la creación de grupos paramilitares, permitieron que ocurriera un hecho reprobable como el asesinato de 45 personas ajenas al conflicto armado.No se trata de tomar bando y manipular los datos para limpiarle la cara a alguien. Tampoco de pagar facturas por los apoyos obtenidos en la campaña electoral, sino de encontrar a los verdaderos responsables y castigarlos por la peor matanza de indígenas en el país en las últimas décadas. Al final de lo que se trata es de impedir que prevalezca la cultura de la impunidad que tanto daño ha ocasionado al país y que, lamentablemente, persiste, no obstante que el PAN desplazó al PRI en Los Pinos.

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