domingo, mayo 04, 2008

Ave María

Jorge Meléndez Preciado
Cuando arreciaba el debate acerca del apoderamiento de las tribunas legislativas y cómo agarrar a López Obrador en fuera de lugar, en este último caso por medio de un grupo de periodistas muy consistentes y monotemáticos y, obviamente el oligopolio televisivo y radiofónico, de repente, sin esperarlo saltó a la palestra el muy comentado aunque poco analizado: Emilio González Márquez.
Es correcto, se trata del gobernador de Jalisco, quien ya nos había sorprendido en ocasiones anteriores pero nunca como el miércoles 23 de abril por la noche. Entonces dijo, textualmente, que le valían madre los rechazos a sus decisiones políticas e incluso nos mandó a sus críticos, entre los que me incluyo, a sacudir nuestro árbol genealógico, sobre todo a nuestra progenitora. En el acto estuvo presente el cardenal, Juan Sandoval Iñiguez, quien ni siquiera se santiguó cuando se expresaron los exabruptos, más bien los avaló. ¡Modernidad pura!
Lo anterior fue porque hubo reclamos, nuevos, acerca de la donación de 15 millones de pesos del presupuesto estatal al banco de Alimentos, Asociación Civil, el cual tiene nexos con organismos religiosos.
No era la primera vez que el señor González Márquez- ningún parentesco, por fortuna, con nuestro compañero de trabajo en Radio Educación, de nombre José: saludos- utilizaba el erario público para favorecer a la iglesia católica. Antes dio 90 millones de pesos para el Templo de Cristeros, donde se exaltará la memoria de quienes lucharon y murieron por la fe. También aportó, nos dice el caricaturista Falcón, 15 millones al Banco Diocesano, un millón más al Templo de Yacahuila y dos millones de regalo navideño al Vaticano, más 30 millones a la ruta cristera. En total 153 millones de pesos con el afán de sentirse, creemos, satisfecho con su conciencia y apoyar a su amigo Sandoval Iñiguez, aunque algunos de sus críticos más bien lo atribuyen a un objetivo más individual y futuro: ¡ganar desde ahora el cielo con obras pías!
No debemos olvidar que este mismo funcionario donó 64 millones de pesos a Televisa para que la empresa de Emilio Azcárraga Tercero realizara su famoso Teletón, es decir, apoyara a los niños discapacitados con sombrero ajeno; o sea, con nuestros impuestos. Y ante las censuras a esta medida, González Márquez reaccionó como se espera de un fanático: apoyo luego con algunos milloncejos la telenovela: Las tontas no van al cielo.
En síntesis, el señor no está mal encaminado, busca los favores en el más allá pero trata de blindarse en el más acá, con el objeto que el principal medio de difusión nacional lo trate con delicadeza y no lo ponga en el ojo del huracán, algo que ha logrado aunque no así en periódicos y otros medios.
Luego de sus exabruptos (burradas diría el gran maestro Nikito Nipongo), pidió que lo disculparan por su verborrea, aunque no dijo nada acerca de lo erogado ni mucho menos adelantó que ya no volvería a fortalecer a determinados organismos de su preferencia. Lo cual muestra que todo fue producto de cierta euforia, pero continuará haciendo lo que le viene en gana en muchos terrenos.
Mientras tenemos una nueva tragicomedia nacional, el bosque La Primavera de Guadalajara se incendia y el siniestro no ha podido contenerse debido a la falta de herramientas para ello. Lo cual muestra, una vez más: siempre hay necesidades que los funcionarios no cubren porque para ellos las prioridades son otras y no las de la población.
Ante ese desastroso panorama, ¿dónde está la señora Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Gobernación encargada de asuntos religiosos? Algunos dicen que en Puebla, la cual desea, como hace años, dirigir; otros que no interviene debido a que ella también es católica y sus nexos con una de las religiones le impiden hacer las rectificaciones correspondientes, otros más que es muy cercana al cardenal Sandoval Iñiguez, verdadero líder espiritual y práctico de Emilio el jalisciense.
Fuera de anécdotas y dislates, estamos ante la ausencia de un estado laico, el cual únicamente queda como mero oropel. Los gobiernos panistas- recordemos las sumisiones de Fox ante la Iglesia- han negado en los hechos la esencia de algo que es importante para la gobernación: el que no existan favoritismos para ningún culto religioso.
Prueba que el asunto de Jalisco no es único, están las famosas narcolimosnas que exaltó el padre Carlos Aguiar, dirigente de la Confederación Episcopal Mexicana. También los retrocesos legales y los ataques a los diferentes (emos como ejemplo) del gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón.
La situación es harto preocupante. ¿Hasta dónde llegaremos si Guillermo Velasco Arzac y José Antonio Ortega, quienes patrocinaron el espot contra Andrés Manuel fueron los que apoyaron al católico Álvaro Uribe en su lucha contra los estudiantes mexicanos asesinados en Ecuador? Velasco y Ortega, no se olvide, son miembros prominentes de El Yunque.
Para que el círculo cerrara, el neoteórico del PAN, Germán Martínez Cázares, justificó ampliamente al góber piadoso o escandaloso, como prefiera. Muestra evidente de que no existe modernización en el panismo actual. Y, además, Hugo Valdemar, el vocero de Norberto Rivera y editor del periódico, Desde la fe, si bien no aceptó los dichos machistas y despreciativos para los otros de Emilio, casi santificó las ayudas que un funcionario público da a su congregación.
En síntesis, con la Iglesia hemos topado y Calderón únicamente se convierte en busca pleitos de los adversarios y no en el presidente de México que ostenta ser.

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