miércoles, octubre 22, 2008

Columna Asimetrias. Barack Obama


Por Fausto Fernandez Ponte

"Barack Obama es un socialista. Es un peligro para Estados Unidos". Sarah Palin.

I

Un perceptivo, agudo e informado amigo de éste escribidor, Alfonso Salces Fernández, responsable mayor del oriente editorial del diario "Notiver", de Veracruz, señalaba que "no se ha dicho qué se piensa de Barack Obama en Washington".

Cierto. Don Alfonso se refería así al proceso electoral estadunidense durante una charla entre varios interlocutores acerca de la cobertura del proceso electoral estadunidense por los medios difusores mexicanos, en particular los impresos.

Los interlocutores señalaban que no se ha descrito a cabalidad la cultura política en EU, no impermeable ni ajena a modaliddades del racismo que agravia afroestadunidenses y a los de morenez en gradación variopinta pero conspicua como la de los mexicanos.

Y es que, como sabríalo bien el caro leyente, nuestro personaje, senador por el estado de Illinois, es de piel oscura pues su padre, de igual nombre y apellido, era de Kenia y su madre es de ascendencia europea --caucásica--, ojiazul y rubia.

Más los genes --¡oh, manes de los cromosomas!-- responden a leyes predecibles de la herencia, lo cual explica que don Barack es técnicamente un mestizo, aunque su piel e incluso su acento acusen peculiaridades estéticas afines a la negritud.

Así, el senador Obama es percibido como negroide, aunque él, en su fuero interno, no se identifique con la negritud en lo filosófico, lo cultural, lo político e incluso lo étnico-societal. Su cosmovisión no es la de un afroestadunidense.

II

Pero estadunidense sí que es --por fehacencia de su nacimiento-- y su cosmovisión se aproxima más a la del gringo medio, fuere éste raso y de a pie o no, pues creció y fue educado en entorno cultural que no es ni remotamente afroestadunidense.

Vero. Fallecido el progenitor africano cuando don Barack era un niño --tendría unos ocho años de edad--, su entorno familiar, conformado por su madre y sus abuelos blancos, cinceló una psique que no se identificaría con, digamos, la de Martin Luther King.

Es nuestro personaje, pues, un negro de diseño, aceptable a las mayorías digamos blancas (o pálidas, para ser exactos) con arreglo a los execrables paradigmas del racismo profundo e irracional prevaleciente en EU (e incluso en Mexico).

Por añadidura, el señor Obama es un hombre de Harvard. Abogado. Entrenado en el activismo social --en el "gheto" de Chicago pulió sus habilidades como defensor de los derechos humanos de los olvidados-- y solucionador/facilitador recursivo.

Mas no es por ello --por solucionador/facilitador recursivo-- que el señor Obama exuda carisma e inspira a multitudes de abigarrada laya étnica y cultural y sea el favorito para vencer a su oponente, John McCain, conservador de vena reaccionaria.

Es el lenguaje hablado, escrito y corporal de éste personaje, nacido en Hawaii, uno de los componentes de esa atracción hacia él al parecer irresistible. Preconiza cambiar las premisas de la política y los valores y la cultura misma del poder.

Otro componente de su carisma es, insoslayablemente, su exoticidad. Siendo un "an all-American boy" en mente y alma y un genuino estadunidense --"as American as the apple pie"-- posee un halo de exoticismo que no es incomprensible o amenazador.

III

Pero lo central y grueso de su carisma, su atractivo para las masas y su atributo percibido de que no es un extraño --un "outsider", alguien de fuera-- es su adhesión verificada al statu quo constitucional/institucional de la "American way of life".

Sin embargo, el vector principal de su aceptación general --excepto para aquellos a quienes la ignoranbcia y los prejuicios y la irracionalidad enturbian sus sentidos-- es el vacío contextual y moral y la cultura de inseguridad colectiva de los gringos.

El señor Obama se asoma a ese vacío y lo llena, por lo menos con expectativas. Lo llena de tal manera que abruma la cultura del racismo --el acervo de suspicacias de la blanquitud con respecto a la negritud-- y logra que lo vean ni negro ni blanco.

Y, por supuesto, tampoco lo ven en blanco y negro. Al concluir el día de las elecciones, es posible que el candidato Obama tenga en su haber un capital político que le podría permitir cambiar las formas de ejercer el poder. Las formas, pero no el fondo.

Así es. No podrá cambiar el fondo --la sustancia medular-- porque un hombre solo no puede transformar los modelos de organización económica, política y social. Confirma la historia que esa tarea la realizan los pueblos. Pero puede inspirarla.

Y ésta reflexión nos lleva dialécticamente a la oquedad contextual -- si no es que existencial-- de la "American way of life" y el falso e inasible "American dream" de la mitología social estadunidense. Más de lo mismo, aunque de otro estilo

ffponte@gmail.com

Glosario:

"American way of life": estilo de vida estadunidense.

"An All-Anerican boy": un completo estadunidense joven.

"As American as the apple pie": tan estadunidense como la tarta de manzana.

Martin Luther King: pastor protestante (bautista), luchador social a favor de los derechos civiles de los afroestadunidenses. Premio Nobel de la Paz. Promo9tor de la No Violencia. Asesinado en 1968.

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