Año 7, número 2428
Viernes 07, noviembre del año 2008
Regresando a la cruda realidad de nuestro México, la gobernabilidad de la Nación continúa al garete. Y no solo por la muerte de quien se supone se encargaba de la gobernabilidad de nuestra Patria, tarea que no realizó con éxito aunque hoy quieran hacerlo aparecer como un “mexicano ejemplar”.
Sino por el vacío de Poder que vivimos. Todos quieren figurar y todos declaran lo que sea. Sin coordinación cual ninguna.
Pero la gente sigue pensando que la caída del avión no fue un accidente. Las declaraciones “oficiales”, o cuando menos la de los más altos funcionarios, han sido tan contradictorias, que lo menos que hacen es desconcertar más a la opinión pública.
La Bolsa mexicana de Valores cae de nueva cuenta por la incertidumbre social y en las calles se recrudecen las acciones violentas e impactantes, que fueron atemperadas por el impacto que causó la muerte de personas tan allegadas a la casa presidencial.
Violencia brutal desatada como la que presenciaron los vecinos de Cd. Juárez, Chi. que aunque acostumbrados ya desde hace rato a todo tipo de violencia, el ver un decapitado colgando de un céntrico puente peatonal (sin que nadie se haya enterado cómo es que llegó hasta ahí) rebasa los límites de lo pensable.
Los actos de brutalidad ya son palabras mayores, y a estos hechos, por demás macabros, será difícil acostumbrarse.
Si bien es cierto que gobernar no es nada fácil, gobernar con la víscera lo hace todavía más difícil. Y parece ser que don Felipe no tiene lo suficientemente fría la cabeza como para entender el peligro que la Nación está corriendo.
Por lo que la guerra a la delincuencia organizada, por supuesto que más organizada que quienes la combaten, tiene que terminarse ya.
De lo contrario, de no entender que es demasiada la sangre de mexicanos derramada, las consecuencias van a ser todavía peores; y no seremos solamente los ciudadanos los que afrontaremos las consecuencias.
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