Cuatro son los pilares de los “juegos geoestratégicos” propiciados por el aparato de seguridad de EU en México: armas, droga, negocio y caos. El término “juegos” es engañoso. No son travesuras espontáneas sino sangrientos esquemas encaminados a eliminar, del Bravo a la Patagonia, “obstáculos jurisdiccionales” al dominio hegemónico y empresarial de EU sobre naciones con recursos humanos y naturales estratégicos. México y Colombia son los “campos de prueba” para impulsar la doctrina de las “fronteras flexibles”, como ya lo experimentó Ecuador, en Sucumbios, el año pasado. El manejo que hace el aparato de seguridad de EU, de la dinámica entre armas, negocio y drogas, es central en la promoción del caos y la inestabilidad en dichos países que es base y excusa para la intervención y ocupación militar. Son realmente espectaculares y muy preocupantes los datos ofrecidos por instancias oficiales del gobierno mexicano sobre la cauda inagotable de armamento de gran calibre, volumen y alta tecnología que, bajo las narices (si no es que con la venia) de las aduanas de EU, se envía a México: se han “asegurado” 29 mil armas de nueva tecnología de uso exclusivo militar, como lanza granadas MGL calibre 37 y 40 mm; fusiles Barret 50; sub ametralladoras y pistolas belgas importadas por EU y enviadas de manera expedita a México; armamento diseñado para penetrar vehículos blindados, cohetes anti tanque M72 y At4; lanza-cohetes; granadas de fragmentación como las usadas contra la población en Morelia el 15 de septiembre de 2008 - un operativo utilizado para el lanzamiento de la “Iniciativa Mérida”—. Ese armamento, por su volumen (imposible de escapar detección en aduanas), alto calibre junto con un probable despliegue de mercenarios y/o fuerzas especiales bajo cubierta, serían ingredientes centrales de los esquemas de “ampliación militar” del Departamento de Defensa (DdD) en curso en México, montados en el baño de sangre en que se transformó la militarización de la guerra contra el narco con que inició un sexenio huérfano de legitimidad después de la cuestionada elección de 2006. El escenario es deplorable: Mexicanos aniquilando mexicanos mientras EU, su aparato de seguridad y sistema bancario sacan jugo con la dinámica entre el tráfico y consumo sin control de drogas allá y la venta de armas aquí. Al norte, los dólares, al sur las balas y las pilas de cadáveres. Todo con graves riesgos para la soberanía e integridad territorial del país y sus vastos recursos naturales. Es una dinámica en la que los organismos de espionaje de EU y su DdD, ahora bajo Robert Gates, ex director de la CIA, juegan un papel primordial: la inter-relación con y protección de, los negocios mundiales del narco y el tráfico de armas, quedaron ilustrados en el escándalo Irán-contras, un operativo secreto de la CIA para financiar la guerra de Reagan contra la revolución sandinista usando dinero del tráfico ilegal de armas a Irán. Según Michel Chossudovsky Gates está implicado en el Irán-contra y hoy las fuerzas de ocupación en Afganistán apoyan el narcotráfico que produce cerca de 200 mil millones de dólares “en ingresos para el crimen organizado, las agencias de inteligencia e instituciones financieras occidentales”. (Voces del Periodista, III-09). Además, se ha documentado que la CIA jugó un papel central en el desarrollo de los triángulos de la droga latinoamericanos y asiáticos. Estos fabulosos negocios y “arreglos” siguen “bajo la protección de los servicios de inteligencia de EU” indicando su vigencia bajo el nuevo gobierno demócrata, lo que además ofrece una base para la interpretación adecuada de un documento del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas cuyo eje es el “caos en México”, ante el cual EU “estaría obligado a dar una respuesta dadas las consecuencias para su seguridad interna”. Lo que no se menciona es el papel de EU en la génesis del caos inducido por medio del trinomio armas-negocio-drogas.
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