martes, julio 14, 2009

El gobierno del miedo

Pedro Miguel

Si el conjunto de los temores de la población pudiera reunirse en un indicador macroeconómico, el gobierno de Felipe Calderón podría exhibir urbi et orbi su gran logro –el único en tres años– en foros internacionales, spots televisivos y anuncios espectaculares: la multiplicación del miedo.

En las zonas del país que han tenido la desgracia de ser seleccionadas por el régimen espurio para exhibir músculo y determinación, la gente vive aterrorizada por el poderío de los cárteles, pero también por un estado de derecho que se expresa en cateos, arrestos, torturas y hechos peores, perpetrados sin orden judicial alguna, las más de las veces, en retenes y controles en los que no es fácil distinguir si el enemigo a vencer es el narco o la población civil, en un aparato policial y militar que actúa libre de escrúpulos legales y humanitarios.

En el devastado territorio de la economía se vive en la zozobra de perder del empleo, de enfrentar incrementos súbitos e imprevistos de precios, de padecer acosos hacendarios sin sentido ni justificación, de sufrir –bien lo saben los empresarios– peticiones de diezmos que se llaman mordidas en el recodo menos pensado de un trámite o autorización, de amanecer con la noticia de un nuevo endeudamiento colosal, de una devaluación sorpresiva.

Sobrellevamos el temor a que cualquier día nos roben la cartera, el coche, los recursos naturales de la nación, el derecho al libre tránsito, las conquistas laborales, la playa pública, el sentido de nuestro voto. Padecemos la presencia de un gobierno que se las da de honesto pero que, siempre que encuentra la oportunidad, echa un pedacito de país a los bolsillos de sus integrantes o a los de sus socios nacionales o foráneos.

El miedo principal, el que compartimos todos, es que llegue un momento en el que la realidad pase la factura a las autoridades que fabulan una nación tan plácida como inexistente, cuando el país se salga del cauce de funcionalidad mínima en el que se ha mantenido no gracias al gobierno sino a pesar de él, y en el que todo el catálogo de recursos coercitivos se vuelva insuficiente incluso para aparentar una normalidad televisiva.

Las actitudes oficiales indican que los más apanicados de todos son los que ocupan el aparato gubernamental. Sólo el miedo –el de los funcionarios, en este caso– puede explicar esa obsesión por sembrar el terror en el resto del país, entre amigos y enemigos, entre subordinados e insumisos. Quienes conforman el calderonato viven con miedo a su propia torpeza, con temor al ridículo, con pánico al futuro, con terror a la cólera del pueblo.

El sentido común indica que lo peor que se puede hacer ante un grupo de sujetos tan medrosos es dejarse intimidar por ellos. Nos tienen miedo porque no tenemos miedo, formuló Liliana Felipe en una canción que es consigna y que ha resultado ser, además y sobre todo, un certero diagnóstico sicológico y político del gobierno espurio.

navegaciones@yahoo.com - http://navegaciones.blogspot.com

Nada sorprende que el principio para des-gobernar de Fecal sea el miedo. Su campaña de gobierno así lo prefiguró desde su inicio, debíamos de votar por él desde el miedo a que lo hiciéramos por AMLO. Las razones que nos daba para votar por él no eran sus propuestas, su trayectoria política ni nada sustancial que nos indicara que podría hacerlo con patriotismo y efectividad. Las razones para votar por él eran que si lo hacíamos por su adversario el país iba sufrir una debacle económica, nos iban a meter gente a nuestra casa, nos iban a quitar a los niños, y en fin todo tipo de calamidades. Es decir, los mismos argumentos que siempre emplea la derecha contra la izquierda y que a pesar de ello siempre les resulta porque la población en general es ignorante y visceral. A ver si ya aprendemos que las campañas son básicamente un programa futurista de lo que nos espera si sabemos leerlas con propiedad, es decir en sentido contrario: el presidente del empleo, lo es del desempleo, lo que le atribuyó al adversario es a lo que Fecal nos ha llevado: debacle económica, policía en nuestra casa sin orden de allanamiento, la inseguridad a niveles de guerra y nuestros niños incendiados. Desafortunadamente todo esto provoca más miedo, ánimo ideal para paralizar a la gente y que siga aguantando el horror que ha sido estos dos años y medio y ¡falta más de la mitad del sexenio!

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