viernes, agosto 14, 2009

Calderón: salíanos y entrábanos

México SA
Más impuestos: ¿quién los pagará?
¿Llevábamos?

Carlos Fernández-Vega

¡Felicidades!, mexicanos incrédulos y blasfemos, porque ya lo dijo el inquilino de Los Pinos durante su periplo por la bella Colombia: no hay contradicción cuando él mismo asegura que el punto más crítico de esta circunstancia económica tan adversa está quedando atrás (léase lo peor ya pasó) y a la vez reconoce, junto con Agustín Carstens, que México enfrenta “el shock financiero más grave en 30 años” (léase lo peor está por venir); es decir, México a punto está de salir del hoyo, para agarrar vuelo y de nuevo caer en él, a mayor profundidad, en 2010.

Más claro, el engrudo (se respeta la sintaxis de Los Pinos, a ritmo de cumbia): “sí estamos saliendo de la peor crisis económica registrada en décadas, pero aún falta por resolver el impacto fiscal que tendrá esta, como una secuela, esta crisis... Ahora, sin embargo, para el próximo año tendremos que enfrentar este shock económico, como ha dicho el secretario de Hacienda por varias razones. En primer lugar, porque un shock que se enfoca a las finanzas públicas... En primer lugar, porque las empresas mexicanas que tuvieron pérdidas este año se reflejan en el pago de sus impuestos el próximo año y va a haber una menor recaudación... Pero es un shock que no tiene que ver con la crisis económica en sí misma y que es la caída en la producción de petróleo en Petróleos Mexicanos que suma casi 600 mil barriles diarios de hace cinco años a la fecha... Por esa razón no es contradictorio afirmar” lo que se apunta líneas arriba. Así de fácil: igual salíanos de la crisis que entrábanos en ella.

Qué bueno, pues, que sólo falta por resolver el shock de las finanzas públicas (Carstens dixit), o lo que es lo mismo el megacráter abierto por el catarrito de la crisis. Qué bueno, porque se supone que en 2009 el gasto público (versión oficial) funcionó como motor anticíclico, pero el próximo año ya no tendrá gasolina para mantenerse en funcionamiento. En 2010 caerá aún más la recaudación fiscal, al igual que los ingresos petroleros –por precio internacional y volumen exportado–, y habrá que endeudarse para pagar deuda. La inversión pública (que se nutre de los alicaídos ingresos tributarios y no tributarios) intentó suplir a la inversión privada, la cual se desplomó; si en 2009 las empresas invirtieron menos, obtuvieron menos utilidades y, por lo mismo, pagarán menos impuestos, y si en términos generales los mexicanos consumieron menos, obtuvieron menor ingreso o de plano se quedaron en el aire (lo que quiere decir menos impuestos), entonces en 2010 ¿de dónde saldrá la inversión que impulse a la economía (léase el susodicho motor anticíclico)?

Entonces, confíen, mexicanos maldicientes, que lo peor ya pasó y sólo falta resolver el shock de las finanzas públicas. Y para ello, tras el desplome en la recaudación fiscal registrado en 2009, el iluminado señor que no se contradice propone más impuestos en 2010, en el entendido que si no los pagaron en el año del catarrito, tendrán que pagarlos, con creces, en el siguiente, es decir, en el año del megacráter en las finanzas públicas, aunque la deplorable condición económica sea la misma.

Pero no sólo impuestos, porque Calderón asegura que lo que estamos explorando son todas las alternativas y ahí no hay mucho que inventar; la verdad es que para cerrar un hueco de finanzas públicas se requiere o reducir gastos públicos, o aumentar ingresos públicos, o permitir déficit público. Y qué es lo que debemos hacer, me parece que tendremos que buscar la mejor combinación de las tres alternativas. Lo que sí puedo anticipar es que el gobierno federal ya ha tenido una reducción de más de 85 mil millones de pesos voluntaria en el presupuesto de este año. Hemos recortado gasto corriente, hemos recortado gasto operativo, hemos recortado ingresos de los servidores públicos, y seguiremos actuando con firmeza.

Dudoso que lo haya hecho pero, más allá de los ostentosos salarios y las voluminosas prestaciones del circuito Calderón, por donde podría empezar el recorte es en el pantagruélico gasto público en agua embotellada, café, galletitas, refrescos, alimentos, banquetes, vinos, licores, macetas, macetones, decoraciones y conexos realizado por Los Pinos y gabinetazo (legal y ampliado) que lo acompaña, sin olvidar el realizado por el Legislativo y el Judicial. Tal vez llegaron al gobierno sedientos y hambrientos, pero los impuestos de los mexicanos no tienen por qué destinarse a saciar sus carencias. Sólo hay que darse una vuelta por el Portal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (IFAI) para constatar el placer que muchos funcionarios públicos tienen por el agua embotellada, el café, los postres, las bebidas espirituosas y los ornamentos para oficinas y pasillos. Es brutal esa erogación, pero sólo tienen ojos para los emolumentos.

En síntesis, menor gasto público, más deuda (que pagan los mexicanos) y mayores impuestos (ídem), porque ya pasó lo peor. Eso sí, el inquilino de Los Pinos asegura que en 2010 haremos un esfuerzo aún mayor, significativo (...) para evitar, hasta donde sea posible, costos evitables a la población mexicana (la sintaxis es del susodicho). Bien, ya se sabe quién paga la deuda y apechuga por el recorte al gasto, pero ¿a quiénes les van a cobrar impuestos? ¿A 50 millones de pobres oficialmente reconocidos como tales, y a otros 30 en igual condición, pero fuera de la estadística gubernamental? ¿A 12 millones de trabajadores en el sector informal? ¿A 2.5 millones de desempleados? ¿A los jubilados y pensionados? ¿A los expulsados de su tierra, que ahora envían remesas a sus familias? ¿A los que obtienen hasta tres salarios mínimos de ingreso (65 por ciento de la población ocupada)?¿Al poderoso grupo de empresas que consolidan fiscalmente y gozan de regímenes tributarios especiales? ¿A quién?

Y cuidado, que en su periplo colombiano Calderón ofreció nunca más otro Acteal. No hay que olvidar que también prometió nunca más otra crisis en México.

Las rebanadas del pastel

Por segunda ocasión el estado de Hidalgo (Tula) ganó la rifa de la nueva refinería, que se llamará del Bicentenario, aunque entre en operación (cálculos oficiales) en 2014 o 2015. La primera fue por razones técnicas, la segunda por terrenos garantizados. ¿Cuál será la tercera? Lo único que queda claro es que la obra del sexenio no se inaugurará en el calderonista... Dice el filósofo Javier Aguirre, el feliz director de los ratoncitos verdes, que llevábamos meses comiendo caca. ¿Llevábamos? Que pregunte, por ejemplo, en Los Pinos, Hacienda y Economía.

cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx

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