lunes, agosto 10, 2009

Columna Asimetrias. Empleo y Desempleo

Por Fausto Fernández Ponte






7 agosto 2009

A doña María Antonieta Matamoros de la Rosa. Por la pronta recuperación de su salud.

I

El desempleo y subempleo de los trabajadores es en realidad el desaprovechamiento y desperdicio de las fuerzas productivas de la sociedad. Ello es una consecuencia antisocial de una causal dada.

Esa causal dada es, bajo los prismas de la filosofía e incluso las ideologías (y en no pocos casos, la política inspirada en ciertas premisas de la lógica del poder) es también definitivamente, antisocial.

Por antisocial defínase aquí todo aquello que, siendo secuela de la conducta humana, atenta contra el individuo y la comunidad de individuos --la sociedad, el pueblo-- y sus acervos históricos e intereses.

Y uno de esos intereses es, precisamente, el del bienestar, el cual se nutre no sólo de lo material, sino también de las expectativas y esperanzas colectivas. Atentar contra ello es empeño antisocial.

Es decir, empeño que vulnera no sólo al elemento constitutivo principal de un Estado que es el pueblo --la sociedad, la colectividad--, sino también a todos los demás elementos constitutivos de aquél.

La paradoja, a nuestro ver macabra y, ergo, trágica, del desempleo y subempleo como conductas y consecuencias antisociales es que su génesis se localiza en el poder político mismo del Estado. No más.

Ello define a un Estado como social o antisocial. En el caso, antisocial y por tanto fallido, si seguimos la preceptiva de la lógica --fuere ésta aristotélica o dialéctica-- y las ciencias políticas y sociales.

El poder político de un Estado es uno de los elementos constitutivos de éste; Su función esencial --trascendente-- es la de subordinar su actuación al interés del elemento constitutivo mayor (el pueblo).

Todo, pues, nos lleva al pueblo, protoplasma y meollo nuclear y razón de ser filosófica, ideológica y política de la subordinación del poder político del Estado y de sus otros elementos constitutivos.
II

Así atentar contra el pueblo es inaceptable desde cualesquier perspectivas y de la práctica política pues, independientemente de su causal por omisión éste o por comisión aviesa, es además suicida.

Si esos motivos y agenda antisociales del poder político del Estado --el Gobierno, emblematizado en el Ejecutivo cuyo titular de facto, Felipe Calderón es considerado espurio-- es por omisión quia peligroso!

Más si esos motivos y tal agenda antisociales son por comisión es doblemente grave y dualmente peligroso. En ambos casos, no antójase exagerado discernirlos valorativamente actos criminógenos.

Por criminógeno entenderíase aquello que es de génesis criminal. Si uno de los elementos constitutivos del Estado atenta contra los demás elementos, la acción de sus efectos configuran criminalidad.

Así se es. Esa criminalidad tipificaría según algunas escuelas del Derecho y ciertos andamiajes jurídicos en otros países, delitos específicos equivalentes, incluso, a traición a la patria. No en México.

Aquí tipificar esos delitos es imposible: la legislación es de tal ambigüedad --a propósito dispuesta así-- que no tiene efecto y define, por ello, lo antidemocrático de la conformación del poder político.

Contra el pueblo, decía un pensador, nadie tiene razón. Algunos personeros del poder político del Estado mexicano dicen inspirar su quehacer en esa noción pero sólo como demagógia, como simulación.

El propósito de la simulación es ocultar los motivos reales y la agenda vera de los personeros panistas, priístas y de otros partidos del poder político del Estado. Motivos y agenda son opuestos al interés del pueblo.

III

El desempleo y el subempleo son evidencia prolija, dramáticamente documentada, de lo contrario al interés del pueblo. Son secuela de los motivos y la agenda de los personeros del poder político del Estado.

Esos motivos son facciosos, hamponiles incluso; la agenda elaborada sobre esos m󶩬es se traduce en la prevalecencia de una forma de organización económica que causa desempleo y subempleo y saqueo.

Por qué motivos los personeros del poder político del Estado nos han impuesto esa forma de organización económica tan antisocial y tan opuesta a los intereses del pueblo de México? Corrupción e Inepcia?

Fueren cuales fueren los motivos --inepcia o comisión aviesa-- éstos tipifican moralmente una traición en sus sentidos general y particular. ɴicamente es también traición a México. Igual, políticamente.

El hecho insoslayable es que motivos y agendas desvirtúan las metas económicas y sociales de las luchas políticas históricas del pueblo de México. Ilustrativas al respecto las pesquisas de Héctor Guillén Romo.

Y convierte a los personeros panistas y priístas del poder político del Estado en agentes al servicio de intereses facciosos locales o incluso extranjeros, de Estados Unidos y España sobre todo.

Esa forma de organización económica --o modelo económico-- es conocida como neoliberalismo y cuya manifestación en México es la de un subcapitalismo-capitalismo salvaje, típico de una condición necolonial.

Los beneficiarios de ello son algunos de los personeros del poder político, pero los usufructuarios mayores (y más voraces) son la oligarquía local y los consorcios trasnacionales. Léase a Noyola.

El desempleo y el subempleo son vectores de pobreza y miseria sin paliativos. El saqueo del patrimonio del pueblo de México es otro vector de gran virulencia. Son formas terribles de opresión social.

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:

Fuerzas productivas de la sociedad: fuerza humana de trabajo (obreros, campesinos, trabajadores) y medios de producción.

Guillén Romo, Héctor: economista mexicano, egresado de la UNAM, con maestría por El Colegio de México y doctorado por la Universidad de Paris I, en la cual imparte cátedra. Autor de "Los orígenes de la crisis en México", "El sexenio del crecimiento cero", "La contrarrevolución neoliberal en México", entre otros. Publica artículos en revistas especializadas en América latina y Europa.
Noyola Vázquez, Juan F. (1922-1962): economista mexicano, egresado de la UNAM y El Colegio de México. Reconocido como autor original de la teoría estructuralista latinoamericana de la inflación.

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