viernes, agosto 21, 2009

En voz alta. VIEJO A LOS 35

Por Flor Berenguer







Dentro de los muchos derechos constitucionales que tenemos y que son vil letra muerta está el derecho al trabajo, ya que en México donde las cosas están alejadas de la ley y cercanas al compadrazgo, es complicadísimo hacer valer todas aquellas promesas contenidas en el famoso artículo 123 de la carta magna.

De entrada, nuestra nación debería haber sido el mejor lugar para que naciera el físico Galileo quien pronunciara aquella inmortal frase que han hecho suya muchísios políticos mexicanos "Dadme una palanca y moveré al mundo" ya que no importa que tan calificado seas, aquí muchos de los trabajos burocráticos se basan no en lo que conoces sino a quien conoces, de otra suerte no se puede entender que Juan Molinar Horcasitas le diera el puesto delicadísimo de directora de guarderías a Carla Rochín, una mujer cuya experiencia profesional se reducía a vender tacos como gerente general del
"El Gallo Pitagórico”.

Como este ejemplo podríamos colectivamente poner millones, todos conocemos alguno y si el palanqueo burocrático no bastara, en la iniciativa privada se da un fenómeno más cochino y desgastante - la discriminación personal- que comienza con tu color de piel, rasgos, estatura, escuela de procedencia y remata con la edad.

Así es, señoras y señores, caramelos y bolitas, en México a los 35 años estás viejo para encontrar un empleo. Si creen que miento baste revisar las ofertas de trabajo de cualquier periódico que tenga a mano, algunas que rayan en lo ridículo como una que solicitaba a un ingeniero petrolero con amplia experiencia en perforación en ultramar de edad máxima de 27 años.

Incluso en carreras como la medicina, cuyo tiempo de estudios para concluir una especialidad puede consumir 12 años académicos y hacer que los profesionistas comiencen su vida laboral pasados de lso 30, quedan sujetos a esta estúpida idea que aquellos que rebasan los 35 años sólo tienen como camino para mantener a su familia la delincuencia, porque encima con los sueldos de hambre que pretenden pagar, ni modo que encima quieran que guardes para tu "vejez" que inicia en forma tan prematura.

Porque con otra, si logras conseguir trabajo en aquello que estudiaste, privilegio reservado a 4 de cada 10 profesionistas titulados únicamente, los sueldos son de risa. Si no me cree, sólo basta con que ingrese por ejemplo a la página de la embajada británica en México para reirse un rato.
Entre sus ofertas de empleo, solicitan un enlace consular que hable perfecto inglés, tenga conexiones gubernamentales sólidas para asistir a los británicos en problemas, capacidad para procesar las solicitudes de permisos y visas, habilidad para resolver problematicas mixtas y múltiples, con estudios profesionales y todo ello por la fabulosa suma antes de impuestos de $7600.00.

Otras ofertas intrigantes incluyen la solicitud de médicos titulados para laborar con el Dr. Simi por 3 mil pesos mensuales y $10.00 de comisión por consulta, aunque también puede acudir a esos anuncios genéricos que piden profesionistas variopintos y que resultan agencias para vender perfumes entre tus amistades.

El triste panorama profesional en México reduce a los egresados de universidades que no cuentan con padrinos, palancas o parientes que los cobijen a vivir frustrado, con sueldos de hambre, realizando tareas alejadas de sus estudios y con la perspectiva de ser desechado al bote de la basura laboral cuando pasen de los 35 si tienen la desgracia de ser despedido.

Como encima muchos jóvenes escuchan el canto de las sirenas de las universidades privadas que les ofrecen la llave dorada del futuro mediante becas-préstamo, al egresar se encuentran que tienen que pagar ese dinero más los módicos intereses rayanos en usura de esas hermanitas de la caridad de la educación superior y que la chamba que logran conseguir difícilmente alcanza para es y abonar algo al mal hábito que tenemos de comer tres veces al día.

En México se ha avanzado mucho en pro de los derechos de los minusvalidos pero nada en algo natural e inevitable como envejecer, habría tal vez que ser considerado como minusválido por edad o algo así para ser tomado en cuenta.
Pareciera que nuestros conocimientos, capacidades y neuronas tienen como los botes de leche fecha de caducidad y tras la cifra máxima del 35 se pudren, echan a perder o desaparecen.

Resulta insultante que pendengues imberbes y sin experiencia en la vida desechen la experiencia y conocimientos de aquellos que rebasan la treintena y que así se pretenda sacar adelante un país. Luego no se porque chillan cuando ven burócratas jubilados a los 45 años y se quejan de tener que pagar pensiones por tantos años.

Lo ideal en una sociedad que quiera salir adelante es que aquel que se sienta capaz de trabajar lo haga y se le permita, que produzca si es posible hasta el fin de sus días porque egoístamente hablando es más barato para la estructura social de naciones al borde de la quiebra como México.

Como ya va siendo tiempo de organizarnos para pelear por nuestros derechos te invito a que busquemos una manera creativa para hacer valer el derecho al trabajo de aquellos que tienen más de 35 años, entre paréntesis más de la mitad del país y el 75% de la fuerza laboral real. Hagamos algo pero ya, no nos perdamos en el galimatías solo de la queja y el lamento, Es momento de actuar, si aún tú no estás allí, lo estarás, porque entre las cosas inevitables en esta vida es el envejecer y pronto tú serás víctima de esta medida idiota que considera como cadaveres ambulantes a todos los que pasan de esa edad.

México puede ser mucho México si en vez de quejarnos hacemos algo, contundente, fuerte y asertivamente. Te invito a pelear por tu derecho constitucional al trabajo.

Todas las sugerencias en éste o cualquier aspecto serán bienvenidas.

¡Ah! Y si alguna vez te has preguntado como funciona el servicio profesional de carrera del gobierno mexicano o piensas que quien vive fuera del presupuesto vive en el error y que la burocracia es el paraguas dorado para nadar de muertito hasta el fin de tus días,espera nuestra siguiente entrega.

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