martes, diciembre 29, 2009

EDITORIAL. De los ancianos.

Año 8, número 3213
Martes 29, diciembre del año 2009

Atendiendo la literal lluvia de correos que se recibieron en esta Casa Editorial, al haber propuesto el día de ayer que se cambiara la Democracia por un Consejo de Ancianos.

Unos respetuosos y otros todo lo contrario; cabe decir que si bien es cierto que los ancianos están muy lejos de ser tomados en cuenta, como antaño lo fueron en todo tipo de sociedades y civilizaciones.

Ya no se diga lo que sucede con los ancianos en nuestro México (o lo que queda de Él) en donde los hombres de la tercera edad son un estorbo y el Gobierno dice que ve por ellos al otorgarles un “bono” que más bien es limosna.

Dándose todavía el lujo algunas “administraciones”, de condicionar la entrega del ridículo apoyo al compromiso del voto y a la asistencia cuando hay necesidad de acarreados, o sea, siempre.

Y se dice que se antoja ridículo el apoyo, por no decir que ofensivo, cuando se compara con lo que en una sola comida se gastan quienes los otorgan. Simplemente no hay equidad, y, consecuentemente, Justicia. El honorable señor Carstens es un ejemplo de ello.

Es también igualmente cierto que los viejos de antes, los que llegaban a viejos, eran verdaderamente longevos (valga al expresión) o sea, que si no se morían más o menos jóvenes, por lo general vivían muchos años (cosas de la alimentación)

Y no era difícil encontrar hombres mayores de cien años. Como actualmente sucede en algunas civilizaciones en donde la comida chatarra no ha llegado (en la India acaban de encontrar a un encumbrado político de 86 años, en la cama con tres jóvenes mujeres) y tuvo que dimitir a su cargo por el escándalo que se armó.

En veces es difícil o doloroso aceptar que a los ancianos muchas veces no los quieren ni sus propios hijos. Pero se nos olvida que enseñamos con el ejemplo. Y bien decía Pitágoras: “Espera de tus hijos lo que sean capaz de hacer por tus padres”.

Y eso sin tomar en cuenta que los viejos de ahora sobreviven a base de medicamentos. A cual más a cual menos, son verdaderas boticas ambulantes. Y aunque las medicinas disimulen los males, la verdad es que muchas veces los viejos son insoportables.

Y no porque ellos quieran serlo, sino porque las enfermedades afectan tanto al cuerpo como a la mente. Y una característica de los enfermos de reumas (generalmente enfermedad de viejos) es que tienen un humor de todos los diablos. Refunfuñan de todo y nada les parece.

Y en esas condiciones, el pretender ser gobernados por un Consejo de Ancianos, es punto menos que suicida. Coincido.

Pero aún así (defendiendo la propuesta del Consejo de Ancianos) si se ponen ciertas condiciones o requisitos, sinceramente no podría ser peor que la pseudo Democracia que estamos viviendo, en donde los traidores cambiaron a la Patria por dinero.

http://www.diariolibertad.org/diario/index.php

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