domingo, marzo 07, 2010

Derechos humanos en Honduras: la regresión

La injerencia de la CIA en la vida política y social de Honduras podría realizarse a través de personeros que hoy, con el nuevo gobierno de ese país, ocupan cargos públicos. Óscar Álvarez sería uno de esos casos. De larga y cuestionada trayectoria en materia de “combate a la delincuencia”, podría ser uno de los artífices del miedo y el terror con que se busca sofocar la resistencia y el movimiento social en esa nación.


Tegucigalpa, Honduras. Después de tres décadas, organismos de derechos humanos en El Salvador y Honduras todavía reclaman algunos cuerpos no encontrados de los centenares de desaparecidos durante la década de 1980.

En el resto de Latinoamérica, esta cruda realidad también es compartida, puesto que las operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) contra personas que luchaban por la liberación de su patria fueron acallados con golpes de Estado para instaurar dictaduras que legalizaban cualquier acto de irrespeto a la humanidad.

La puesta en marcha de encarcelamientos ilegales, torturas y toda clase de vejaciones contra los derechos humanos fueron el itinerario que cumplió la CIA y sus colaboradores secretos.

Para ello utilizó a militares, policías, periodistas, sindicalistas infiltrados y una gama de personajes, cuya identidad nacional fue absorbida por los millones de dólares empleados para financiar la desaparición forzada de personas afines a ideas socialistas.

Mediante una campaña de prensa y propaganda crearon una caracterización maléfica de los militantes de la izquierda y ello significó un punto clave para que la población rechazara las ideas de una patria con mayores oportunidades de vida, fuera del alcance hegemónico estadunidense.

Específicamente en Honduras, el extinto militar Gustavo Álvarez Martínez ejecutó lineamientos de la CIA y sometió a una terrible persecución política a jóvenes, religiosos y todo hondureño opuesto a seguir viviendo en condiciones de extrema pobreza.

Luego, los mismos que le otorgaron ese poder, se encargaron de que no viviera más.


Nueva telaraña

Pero el legado de Álvarez Martínez caló en la mente de su sobrino Óscar Álvarez, quien se encargó de seguir hilvanando la telaraña de su tío.

Óscar Álvarez estudió ciencias políticas en Estados Unidos y ha recibido cursos de seguridad en varias escuelas militares de esa nación del norte.

Entre los sitios de estudio en donde Óscar Álvarez se preparó, está la Army Ranger Association, las Fuerzas Especiales y el cuerpo de cadetes de la Texas A & M University, por mencionar algunas.

Todas esas entidades se caracterizan por sus vínculos directos con la CIA y otras centrales de inteligencia, como el Buró Federal de Investigaciones, consideradas por Estados Unidos importantes para su seguridad nacional.

Los nexos de Óscar Álvarez con organismos estadunidenses le hicieron pulir en los últimos años su experiencia contra la delincuencia organizada, narcotráfico, terrorismo, pandillas y contrabando humano, según pesquisas efectuadas por la radio emisora Progreso, situada al norte de Honduras.

Las investigaciones de ese medio centroamericano revelan que Óscar Álvarez, previo a participar en el proceso electoral espurio de 2009 como aspirante a diputado, fungía como vicecónsul de Honduras en Dallas, Texas, lugar donde residía con su esposa e hijos.

Manual de la CIA

Típicas acciones están descritas en el manual utilizado por la inteligencia estadunidense para manipular a los órganos de seguridad de los Estados latinoamericanos.

De esa manera han desarticulado insurrecciones pacíficas o armadas y han creado un ambiente de inseguridad, como el prevaleciente en Honduras desde 2002 hasta finales de 2006.

Según los intereses de la burguesía predominante en el gobierno de turno, para tener el control mental de los ciudadanos, dedican importancia al trabajo mediático que efectúa la prensa.

Según informes presentados por organismos internacionales publicados en un portal de Radio Progreso, al que titula la “Violencia al servicio de su imagen”, algunos periodistas fueron buenos amigos de Óscar Álvarez cuando ejerció como secretario de Seguridad (2002-2006).

En dicha gestión, Álvarez gastó más de 200 mil dólares para comunicadores que subastaron su profesión para contribuir con la metodología que la CIA demandaba cumplir.

Según Radio Progreso, Óscar Álvarez arregló la forma en que la Secretaría de Seguridad registró la muerte de 69 internos en la granja penal del municipio del Porvenir, situado en la norteña ciudad hondureña de la Ceiba.

En el centro penal de San Pedro Sula fueron asesinados misteriosamente otros 107 reos, y en el municipio de Chamelecón, un autobús de la ruta urbana que transportaba 28 personas fue acribillado por desconocidos.

Aún no se sabe quiénes fueron los culpables de aquellos hechos ocurridos en medio de la campaña electoral de noviembre de 2005, donde el entonces candidato del Partido Nacional, Porfirio Lobo, proponía aprobar la pena de muerte para detener la violencia.

En la actualidad y nuevamente a la cabeza de la Secretaría de Seguridad, Óscar Álvarez pone en práctica todo lo aprendido en las escuelas estadunidenses.

Tácticas militares

Ejemplo de que Óscar Álvarez fue un brillante alumno lo demostró en su primer día como ministro de seguridad en el mandato espurio de Porfirio Lobo.

Álvarez empezó con una operación en la colonia El Pedregal, donde los habitantes han permanecido en una fuerte resistencia desde la asonada castrense del 28 de junio de 2009 que derrocó al gobierno constitucional.

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