El desastre nacional se ha agravado en este cuarto año del gobierno de facto de Felipe Calderón al carecer de un proyecto para México y querer utilizar la aplicación de los programas neoliberales, exigida desde el exterior, y la supuesta “guerra contra el narco”, que le impuso Washington, como moneda de cambio para perpetuarse en 2012.
1. La obsesión del clan calderonista por 2012, año de elección presidencial, se ha convertido en el eje de las acciones de un gobierno cuyo titular debió haber sido removido del cargo por sus actos contra México y que permanece en él por la complicidad del PRI y de otras supuestas fuerzas de oposición, que han tolerado que las acciones del gobierno panista respondan únicamente a las exigencias de Washington, que no han cambiado mucho en los últimos tiempos.
2. El gobierno demócrata de Barack H. Obama no tiene otro proyecto para México que el mismo de su predecesor republicano George W. Bush, que supone intervenir de manera cada vez más directa en nuestro país, con pretexto de la seguridad interna
de Estados Unidos, controlando la frontera, las costas, las aduanas y nuestro espacio aéreo y marítimo, y para ello a las fuerzas de seguridad mexicana, sin olvidar el objetivo fundamental: el petróleo y los recursos estratégicos del país, todo lo cual le ha ido siendo garantizado por la administración de Calderón, haciéndolo posible con su supuesta guerra contra el narcotráfico
.
3. Acción Nacional, que no tuvo nunca otro proyecto para el país que no fuera echar abajo la separación Estado-Iglesia alcanzada en el siglo XIX y las reformas sociales que se instauraron en los años de Lázaro Cárdenas (1934-1940), desde el reparto de la tierra y las conquistas laborales hasta la expropiación del petróleo, se ha ido de bruces ante los programas neoliberales que conducen el desmantelamiento de los estados nacionales, y ha aceptado las pretensiones de Washington. Calderón, ante su falta de legitimidad, se entregó a los gobiernos estadunidenses, sea cual fuere su signo, aunque sus preferencias por los republicanos, que financiaron al PAN en el pasado, no las escondiera al hacer abierta campaña por McCain en 2008, y ahora doblegado por completo ante Washington y sin una política propia, utilizando como pretexto esa desquiciada “guerra contra el narco” para crear un clima de miedo que le permita seguir gobernando después de 2012.
4. La colombianización de México, que ha acelerado el gobierno panista en la primavera de 2010, responde a las exigencias del Departamento de Estado, de la DEA y de la FBI, que están creando con la violencia desenfrenada las condiciones para un mayor control de Estados Unidos sobre territorio mexicano, pero también se ha tornado elemento esencial de las políticas panistas a fin de poder vender a la administración Obama la tesis de que, a pesar del fracaso escandaloso de Calderón, otro gobierno del PAN, aunque de nuevo fuese espurio, podría con su respaldo serle más funcional a Washington que el regreso del PRI, y no se diga que un gobierno de izquierda, por lo que le ha demandado más apoyo en la insensata creencia de que puede levantar su imagen con actos como la visita, bastante desairada, de Michelle Obama a México, del 14 al 15 de este mes, o el viaje de Calderón a Washington en unas semanas, que ya se sabe lo que será.
5. La demanda de ayuda de Calderón y los panistas a Obama para poder superar el año crítico de 2010 y más tarde enfrentar al movimiento popular y al PRI en 2012 parece destinada al fracaso, porque el proyecto de los think tanks de Washington de que Obama levantase en el exterior el prestigio de la institución presidencial estadunidense al proyectar una nueva imagen –y en particular por ser afroestadunidense–, se derrumbó desde los inicios de su gobierno, al constatarse en el mundo entero que la política exterior de la Casa Blanca sigue siendo la misma de los años de Bush, y de que Obama actúa, al igual que su deplorable predecesor, como empleado de las grandes corporaciones y un enemigo de la libertad de los pueblos latinoamericanos, de manera que la relación entre Obama y Calderón tiene en México otra lectura: el entreguismo del gobernante de facto mexicano.
6. La escandalosa sumisión de la soberanía nacional a Estados Unidos en función de los intereses privados del clan calderonista y de sus amigos está siendo objeto de un cuestionamiento en relación a decisiones que siendo de gravedad no son las más críticas. Medidas anunciadas a finales de marzo por el gobierno de Calderón, como la de que los turistas extranjeros poseedores de una visa para entrar a Estados Unidos serían admitidos en México, o la de que la FBI investigaría en México algunos casos delictivos fueron objeto de múltiples críticas en días recientes, y esto ha abierto el paso a que se cuestione más la entrega de sectores estratégicos del aparato estatal al control de Washington, y sobre todo el que haciendo a un lado la Constitución se claudique cada vez más en materia petrolera y de recursos básicos.
7. La violencia instaurada en México por Felipe Calderón por móviles facciosos respondiendo a un dictado del exterior, está terminando ya, por otro lado, por revertirse contra los intereses de Estados Unidos y es muy claro que existe allá un creciente disgusto contra el gobierno calderonista por su desastrosa gestión, que ha hundido aún más en la inestabilidad a la región. Washington tiene intereses y no amigos, y las actuales políticas de militarización de México, instrumentadas de manera servil, pero torpemente por el gobierno de Calderón, lejos de resultar exitosas en algún terreno, están generando enormes conflictos en los estados fronterizos de ambos lados de la línea. Para Washington su objetivo de alcanzar mayor control del país ya se logró, y tener a un México desquiciado y hundido en la pobreza, el desempleo y la ilegalidad, podría tornarse en un problema mayor.
8. El narcotráfico no se va a terminar con una guerra desenfrenada contra los sectores más indefensos del pueblo, cosa que en Estados Unidos se entendió desde hace tiempo, por lo que el Ejército no se halla en las calles de las ciudades estadunidenses y el tráfico de drogas se lleva a cabo ahí como una actividad comercial, ilegal, pero tolerada, por lo que si en México se han producido en estos años 22 mil muertos, de aquel lado de la frontera no han sido más que unos cuantos.
9. La estupidez de los panistas ha sido aún mayor cuando se ha ignorado que en muchos países la mariguana y otras drogas se han legalizado y que hay en el mundo una tendencia creciente en ese sentido, sin olvidar que en México hay cientos de miles de personas dedicadas a la producción y al comercio de las drogas y que éstas representan varios miles de millones de dólares al año para la economía mexicana, por lo que la cuestión requería otro tratamiento.
10. El desafío de los mexicanos en 2010 es, por lo mismo, muy claro: el destino de nuestro país no puede subordinarse tanto tiempo a las acciones desquiciadas de un gobierno que ha hecho de la mentira su principal instrumento de grupo, como tampoco hipotecarse su futuro por esos intereses espurios.
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