jueves, mayo 20, 2010

Columna Asimetrías México, España y USAmérica





20 mayo 2010
“Las cosas no han mejorado, sino empeorado, en los últimos 200 años: ahora somos colonia de dos imperios”.

Reyes Servín Morales.

I

El señor Servín, quien como se sabrá párrafos adelante, es un académico mexiquense jubilado y con tiempo para leer periódicos y analizar las expresiones de la realidad nacional, se refiere en su epígrafe a los imperios estadunidense y español.

Predeciblemente, alguien podría aducir que el imperio USAmericano atraviesa por una crisis al parecer mortal de decadencia y que en el imperio español –en donde jamás se ponía el sol-- es sólo nostalgia trasnochada. Temeríase que no es así.

Ambos imperios conforman y representan y se nos ofrecen ante nosotros como una realidad objetivamente discernida y, por ello, insoslayable e inconfundible. México es patio trasero de ambos que es una nueva forma de colonialismo económico.

El colonialismo económico en la Nueva España –cuando Madrid era la capital de un imperio geográfico y político sin precedente-- tenía por eje pivotal mano de obra esclava, saqueo de riquezas naturales y monopolios mercantiles.

Casi cinco siglos después no es muy distinta esa situación, de la cual se aprovecha con mayor recursividad el imperio económico estadunidense, que por añadidura usufructua la inagotable alfaguara de mano de obra migrante que lleva consigo plusvalía.

Preguntará alguien que cómo es posible que dos imperios compartan un patio trasero --una posesión ultramarina para el español y un bien territorial vecino para el USAmericano-- y no entren en conflicto. La respuesta, si bien compleja, es nítida.

II

Esa nitidez tiene sustantivos y adjetivos calificativos: es una nueva modalidad del colonialismo (o neocoilonialismo) imperial, que se ejerce con arreglo a las prescripciones de la geopolítica y los paradigmas de la globalización.

La globalización es simultáneamente causa y efecto de un fenómeno dicotómico de nuestro tiempo: la expansión exponencial del poder de los consorcios trasnacionales – de España y USAmérica, en el caso— y la complicidad de los Estados nacionales.

Ello explicaría, por ejemplo, que el Presidente de Facto de México, Felipe Calderón, considerado espurio por millones de sus connacionales, haya viajado con más frecuencia a Madrid y Washingtion que, digamos, a otras capitales de Nuestra América.

Y no sólo eso: don Felipe tiene contacto constante y expedito con personeros subrogados de sus homólogos Barack Obama y José Luis Rodríguez Zapatero, y el Jefe del Estado español el rey Juan Carlos; éste tiene intereses personales en México.

También explicaría la omnipresencia de los consorcios trasnacionales estadunidenses y españoles en los rubros estratégicos del Estado mexicano, atraídos por los incentivos que dispensa el gobierno de México en agravio, incluso, del interés del pueblo.

De ello han dado cuenta prolijamente los medios difusores mexicanos, a propósito de la visita reciente del señor Calderón a España, en donde los consorcios beneficiados por el gobierno calderonista le hicieron gran homenaje al mexicano.

III

La oligarquía española, consciente de que don Felipe es repudiado en México, lo acogió halagándolo con reconocimientos que nada tienen que ver con su triste desempeño como titular de dudosísima laya del Poder Ejecutivo.

Más volvamos a las modalidades de dominación que le permiten a EU y a España desempeñarse como metrópolis de un mismo territorio –el de México— y saquearlo alegremente y sin conflictuarse entre sí. El imperio español en México es atávico.

Y el imperio estadunidense aquí domina mediante instrumentos y convenciones como el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte y el mecanismo bilateral en materia de seguridad y – ¡agárrese usted, caro leyente!— “prosperidad” y otros.

El TLCAN es un instrumento de dominación y, ergo, de opresión al acentuar la dependencia alimentaria de los mexicanos con respecto al abasto USAmericano. Otro enser es la filosofía misma de la forma de organización económico-financiera general.

Ello ha convertido al Estado mexicano en un ente sui generis que exhibe peculiaridades combinadas de protectorado-país anexado-cliente y, además, proveedor seguro de materia prima a EU y consumidor de derivados de aquella. Patio trasero, pues…

¿Y España? Las trasnacionales españolas acceden por las junturas de la dependencia estadunidense en México, en rubros en los que no hay competencia con EU. Pero Madrid le lleva ventaja a Washington: se ostenta como la “madre patria”.

ffponte@gmail.com

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