21 mayo 2010
El Presidente se ha de sentir incomprendido. Mientras el Congreso de EU lo recibe e interrumpe con aplausos, en su propia casa se le escatima todo lo que hace y dice. A los legisladores estadounidenses les puede asombrar la forma en que se está enfrentando al narcotráfico, quizá porque encuentran una especie de código con la palabra “guerra”.
La visita de Calderón confirmó que difícilmente los encuentros entre presidentes dan resultados. El Presidente pidió de nuevo frenar el tránsito de armas, las que arman a los cárteles, y EU de nuevo hizo como que hace pero no. No se ve que tenga intención o quiera enfrentar una industria que para ellos es importante y estratégica.
Con la migración pasa algo parecido. Los encuentros entre presidentes y las reuniones interparlamentarias la han tenido como constante. México lo pone en la mesa y EU lo coloca en el cajón. Obama puso toda su atención en la reforma de salud y en ella se jugó buena parte de su capital político. Echar a andar una ley migratoria parece en este momento imposible. Los amarres para lograr la reforma de salud lo dejaron con más deudas políticas de las que ya traía. Para Obama la migración se mueve entre su convicción y la obligación de responder a una promesa de campaña, pero por lo pronto no va a pasar nada. Su mensaje a Calderón no ofrece dudas: “Nos faltan 60 votos”. No nos toman ni muy en cuenta ni muy en serio.
El enésimo ejemplo lo pusieron en la mesa los propios diputados mexicanos. Se plantean la posibilidad de suspender la próxima interparlamentaria México-EU, en Campeche, debido al bajo perfil de la delegación de EU. No es la primera ni será la última vez que suceda. No hay manera de cambiarles el chip porque para ellos la vida empieza y termina en su país, a lo que se suma que nosotros nos ayudamos poco. No nos toman en cuenta pese a la escena en los jardines de la Casa Blanca para recibir a Calderón. Adolfo Aguilar tenía razón cuando hace años dijo en la Ibero que para EU somos “patio trasero”, como ya lo había dicho Ronald Reagan.
No se ve que vayan a reducir el flujo de armas, no se ve que venga una reforma migratoria y no se ve que les preocupe la violencia en México de no ser que los toque. Importa cuando aparecen trabajadores de uno de sus consulados asesinados, cuando un asesor en seguridad es secuestrado, o cuando uno de sus turistas desaparece en el país. Al Presidente le habrá caído más que bien el shampoo de cariño, pero de ahí a que nos vayan a hacer caso hay un largo trecho.
¡OUUUCHCHCH! Se decían diferentes. Serían alternativa en todo, incluyendo el negocio del futbol. Hoy se ríen de la actitud convenenciera y ambigua de FIFA. 25 millones de dólares costó Jaguares. El gobierno de Chiapas ha de estar feliz por el dinero, y por lo que sabremos y veremos pronto.
La visita de Calderón confirmó que difícilmente los encuentros entre presidentes dan resultados. El Presidente pidió de nuevo frenar el tránsito de armas, las que arman a los cárteles, y EU de nuevo hizo como que hace pero no. No se ve que tenga intención o quiera enfrentar una industria que para ellos es importante y estratégica.
Con la migración pasa algo parecido. Los encuentros entre presidentes y las reuniones interparlamentarias la han tenido como constante. México lo pone en la mesa y EU lo coloca en el cajón. Obama puso toda su atención en la reforma de salud y en ella se jugó buena parte de su capital político. Echar a andar una ley migratoria parece en este momento imposible. Los amarres para lograr la reforma de salud lo dejaron con más deudas políticas de las que ya traía. Para Obama la migración se mueve entre su convicción y la obligación de responder a una promesa de campaña, pero por lo pronto no va a pasar nada. Su mensaje a Calderón no ofrece dudas: “Nos faltan 60 votos”. No nos toman ni muy en cuenta ni muy en serio.
El enésimo ejemplo lo pusieron en la mesa los propios diputados mexicanos. Se plantean la posibilidad de suspender la próxima interparlamentaria México-EU, en Campeche, debido al bajo perfil de la delegación de EU. No es la primera ni será la última vez que suceda. No hay manera de cambiarles el chip porque para ellos la vida empieza y termina en su país, a lo que se suma que nosotros nos ayudamos poco. No nos toman en cuenta pese a la escena en los jardines de la Casa Blanca para recibir a Calderón. Adolfo Aguilar tenía razón cuando hace años dijo en la Ibero que para EU somos “patio trasero”, como ya lo había dicho Ronald Reagan.
No se ve que vayan a reducir el flujo de armas, no se ve que venga una reforma migratoria y no se ve que les preocupe la violencia en México de no ser que los toque. Importa cuando aparecen trabajadores de uno de sus consulados asesinados, cuando un asesor en seguridad es secuestrado, o cuando uno de sus turistas desaparece en el país. Al Presidente le habrá caído más que bien el shampoo de cariño, pero de ahí a que nos vayan a hacer caso hay un largo trecho.
¡OUUUCHCHCH! Se decían diferentes. Serían alternativa en todo, incluyendo el negocio del futbol. Hoy se ríen de la actitud convenenciera y ambigua de FIFA. 25 millones de dólares costó Jaguares. El gobierno de Chiapas ha de estar feliz por el dinero, y por lo que sabremos y veremos pronto.
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