LONDRES, 11 de junio (apro).- Israel aceptó un plan británico para poner fin al bloqueo en Gaza, a cambio de que la comunidad internacional abandone su reclamo de una investigación profunda por el ataque de la semana pasada a una flotilla de ayuda humanitaria a ese territorio palestino.
Fuentes gubernamentales occidentales confirmaron que Gran Bretaña tomó un rol de liderazgo en las negociaciones para poner fin al bloqueo de Gaza, al elaborar en días pasados un documento al respecto.
De acuerdo con dichas fuentes, las autoridades israelíes aceptaron en principio permitir el pasaje de más ayuda humanitaria y otros productos de primera necesidad hacia territorio palestino.
Israel alivió el embargo para algunos productos, cuyo ingreso está prohibido en la Franja de Gaza, y permitirá, a partir de la semana que comienza el 14 de junio, el acceso de bebidas, mermeladas, jugos de fruta, productos enlatados, jabón de afeitar y patatas fritas.
La lista de productos permitidos fue aumentando paulatinamente en cantidad y variedad en los últimos seis meses.
Israel negó que las medidas estén vinculadas a las presiones internacionales para que levante el aislamiento sobre la Franja de Gaza, territorio gobernado por Hamas.
Las presiones internacionales se acentuaron a partir del ataque de la marina militar israelí, el 31 de mayo pasado, contra una flota que llevaba ayuda humanitaria destinada a los palestinos que viven en la Franja de Gaza, y en el que murieron nueve personas.
Israel prohíbe el ingreso de hierro y cemento en la Franja de Gaza, porque teme que puedan ser utilizados por Hamas para construir fortificaciones militares. Tel Aviv justifica el aislamiento de Gaza con la necesidad de impedir el flujo de armas al grupo fundamentalista islámico.
De acuerdo con Raad Fattuh, responsable de los pasos de frontera en Gaza, la ampliación de la lista de productos permitidos no puede ser considerada una reducción parcial del embargo.
En ese sentido, el canciller británico, William Hague, afirmó que la presión internacional para una investigación de la ONU por el ataque de la semana pasada a la flotilla de ayuda a Gaza, que terminó con la muerte de nueve activistas humanitarios, "está perdiendo peso", al indicar que una pesquisa con "presencia internacional" también será aceptable.
Desde que el grupo Hamas tomó control de Gaza, en 2007, Israel sólo permitió el pase de ayuda humanitaria básica a ese territorio, prohibiendo la importación de productos electrónicos y materiales de construcción.
Y aunque las agencias humanitarias dieron la bienvenida a la decisión de las autoridades israelíes de levantar paulatinamente el bloqueo a Gaza, otros, en particular Turquía, se mostraron preocupados acerca del precio exacto que impuso Israel a cambio.
Para Ancara, el gobierno de Tel Aviv buscará nunca hacerse responsable por la muerte de las nueve personas a bordo del buque Mavi Marmara, atacado por las fuerzas israelíes en aguas internacionales.
A nivel oficial, Israel negó que exista un vínculo directo entre su disposición para levantar el bloqueo de Gaza y el ataque a la embarcación de ayuda humanitaria.
El gobierno israelí propuso conducir su propia investigación judicial acerca del incidente, posiblemente con la presencia de uno o dos observadores norteamericanos, pero se negó categóricamente a interrogar a los soldados u oficiales involucrados en el operativo militar.
De acuerdo con fuentes occidentales, muchas de las propuestas británicas han sido adoptadas por el Cuarteto de Paz en Oriente Medio, el organismo que incluye a la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.
E incorporan pedidos para que Israel abandone su lista oficial de 35 ítems, cuyo ingreso a Gaza está prohibido.
También se le pidió al gobierno israelí abrir paulatinamente los accesos terrestres a Gaza, donde se producen constantes embotellamientos, además de permitir a la ONU que transporte materiales de construcción y equipos necesarios para reconstruir 60 mil hogares destruidos durante el conflicto de Gaza de diciembre de 2008 a enero de 2009.
El gobierno israelí habría dado a entender su aceptación de la mayoría de las condiciones del plan británico.
"Israel puede ser flexible acerca de qué ítems pueden ser enviados a la población civil", afirmó un oficial israelí al periódico inglés Daily Telegraph, el pasado 9 de junio.
En ese sentido, dijo que algunos materiales de construcción como el cemento, que pueden ser utilizados para construir búnkers militares, pueden ser permitidos siempre y cuando haya garantías de "terceras partes", posiblemente la ONU, para que no caigan en manos de Hamas.
Sin embargo, una parte central del plan británico, reducir el bloqueo naval de Israel a Gaza, habría sido rechazado por Tel Aviv.
Gran Bretaña sugirió formar una fuerza marítima internacional que permita que todas las embarcaciones sean requisadas por inspectores israelíes y extranjeros antes de ingresar al puerto de Gaza.
Pero Israel sostiene que quiere mantener el control absoluto de las aguas de ese territorio palestino.
El acuerdo británico no logró convencer a todos los actores de la arena internacional, ya que el primer ministro ruso, Vladimir Putin, amenazó el pasado 8 de junio con pedir al Consejo de Seguridad de la ONU por una investigación internacional tras el incidente a la flotilla humanitaria.
También hubo escepticismo por parte de la comunidad de ayuda humanitaria acerca de que las concesiones de Israel para alivianar el bloqueo a Gaza realmente reduzcan el sufrimiento de la población palestina local.
"Juzguemos a las autoridades israelíes por sus acciones en lugar de por sus palabras, ya que hubo muchas palabras en el pasado", declaró Christopher Gunness, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
Por su parte, la Embajada británica en Tel Aviv se negó a confirmar la existencia de un plan británico para el desbloqueo de Gaza.
Fuente: Proceso
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