MÉXICO, DF, 5 de enero (apro).- Este año es clave para las aspiraciones presidenciales de Enrique Peña Nieto. Las elecciones para gobernador del Estado de México son fundamentales para su proyecto político electoral, pero lo es más mantener el apoyo de Televisa, la cual es su verdadero soporte en sus planes de recuperar el poder para el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Al gobernador mexiquense, se le conoce más por aparecer en la pantalla de televisión, por su matrimonio con la actriz de telenovelas Angélica Rivero, que por sus ideas y proyectos de gobierno.
Si no tuviera el apoyo de Televisa, que ya lo tiene como “una estrella más del Canal de las Estrellas”, Peña Nieto pasaría completamente desapercibido pues no se caracteriza ni por sus ideas ni por sus cualidades políticas.
Desde que empezó su gobierno, Peña Nieto basó sus acciones en los programas de promoción que Televisa le diseñó para crearle una imagen de político joven y atractivo pero sin propuestas.
Se transformó en un personaje importante dentro de la llamada “telecracia”, que no es otra cosa que la concepción de que vale más aparecer en la televisión con una imagen creada que hacer propuestas de gobierno. Esto es, “salgo en la tele, luego existo”.
La “telecracia” es la conquista del poder por parte de los medios de comunicación, principalmente de las televisoras. En la “telecracia” no importan las ideas, sino las imágenes; mientras que la democracia está concebida a través de las encuestas y del raiting para el cual viven los actores, locutores, conductores de noticias y los políticos hechos a la imagen y semejanza de un actor de telenovela o de una serie de suspenso.
Peña Nieto está inserto de manera completa en la “telecracia” y no se le concibe fuera de ella. Y este es su principal problema, porque el país no necesita de un programa de televisión, sino de un proyecto de nación.
El poder político de Televisa se ha ido acrecentando con el paso del tiempo. Tanto que hay un enorme contraste entre las palabras de Emilio El Tigre Azcárraga y su cachorro Emilio Jean. De ser los “soldados del PRI”, este último lo actualizó al señalar que “la democracia es un buen negocio”.
No se descarta que de llegar Peña Nieto a la Presidencia en las elecciones del 2012, el poder de la empresa televisiva se acrecentará de manera inconmensurable y las soluciones de los problemas del país, como la inseguridad, el crimen organizado y el desempleo, entre muchos otros, pasarían por el tamiz de la red de intereses de Televisa.
Como empresa, Televisa estaría interesada en hacer negocios aprovechando la posición privilegiada que tendría con su estrella en la Presidencia y se cobraría con creces el trabajo que hizo y por el que recibió millones de pesos durante cinco años seguidos que duró la estrategia de posicionamiento de la figura de Peña Nieto.
El gobierno sería más mediático y virtual que real, y el país lo que menos requiere es eso.
Falta tiempo aún para que se decida quién será el candidato del PRI a la Presidencia, y en el camino, Peña Nieto, como le ocurrió a su tío Arturo Montiel, podría perder la inversión hecha en Televisa, porque para esta empresa sólo representa un buen negocio y, por lo tanto, es desechable.
La reconstitución institucional del país no pasa por la tecnocracia, no puede realizarse como si fuera un programa de televisión, tampoco requiere de políticos hechos de imágenes sino de acciones y programas.
Peña Nieto tiene la hechura de la tecnocracia y ello, en estos momentos, es lo más dañino que podría pasarle al país, tener a un presidente más preocupado por mantener su imagen que por resolver los problemas estructurales.
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