Fritz Suárez Silva
Que Posada Carriles sea juzgado por delitos sobre inmigración es como si detuvieran a Ben Laden y se le acusara por haber entrado ilegalmente en Pakistán y no por supuestamente haber organizado los atentados a las Gemelas de Nueva York; que barbaridad, diría Callín.
Otros más juiciosos comentaristas ya razonan sobre la clave de este sorprendente proceso judicial y aseguran que la misma está en la mala conciencia de un gobierno, que como el de La Casa Blanca, ha financiado actividades terroristas por toda América Latina durante décadas.
Dicen también que al final de personajes como Orlando Bosh o ésta Posada que pretenden meter en Carriles, descarrilado de por vida, se puede esperar cualquier cosa como en aquella entrevista con el New York Times, cuando el Luisito de la CIA admitió haber organizado los atentados terroristas contra intereses turísticos en Cuba, y nada pasó.
Cómo si hubiera aportado pocos datos al FBI y a la supuesta lucha norteamericana contra el terrorismo, Posada reveló además al Times que los atentados los financiaba la Fundación Cubano Americana con sede Miami.
De lo que se trata, es de que el tribunal ha limitado el acceso a parte de la información que tiene contra Posada por fraude migratorio, perjurio y obstrucción de la justicia, además de que tiene en su poder todas las cintas de las entrevistas que dio el terrorista a la prensa admitiendo su participación en los sabotajes anticubanos.
De tal manera, todos esos documentos parecen quemar las manos de los jueces porque conectan las actividades de Posada Carriles con las cloacas del Servicio Secreto de los Estados Unidos, al tiempo que no deben menospreciar el asco a quien dice dormir sin desvelos mientras los familiares de sus víctimas, no logran despertar de sus pesadillas.
Como si todo fuera poco, la coalición norteamericana Actúa Ahora para Detener la Guerra y Termina con el Racismo, escenificó un proceso para declarar a Posada Carriles culpable de homicidio y terrorismo por su participación en varios atentados en Cuba y de la voladura del avión cubano cuando mató a 73 personas.
Ese llamado tribunal popular busca que el pueblo estadounidense sepa quién es realmente Luisito Posada y exija a su gobierno que cumpla con la ley y lo extradite a Venezuela, dijeron sus organizadores.
De lo que no deben quedar dudas, es de que cada fiscal norteamericano debe recordar las palabras del DOBLIU el 21 de noviembre del 2001, cuando dijo: si dan refugio a un terrorista, son terroristas, si entrenan o arman a un terrorista, son terroristas, todo aunque no haya dicho, esto no se refiere a nuestros terroristas.
Mientras tanto, todavía la Posada sin Carriles cojea por los bulevares de Miami del brazo de su antiguo compinche Orlando Bosh bajo el fondo de la perorata vacía del DOBLIU sobre la guerra contra el terrorismo.
Al final debo confesar que me convenció: SI DAN REFUGIO A UN TERRORISTA, SON TERRORISTAS… Y Así las Cosas.
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