Espero que no crean que ya se me botó la canica; estoy consciente que no es fácil abolir la televisión. Habrá grandes obstáculos: a) el Estado necesita de la televisión para mantener engañados y sumisos a sus súbditos; b) los dueños de las televisoras no renunciarán a tan formidable negocio; c) los políticos la necesitan para que les invente su imagen; d) los mercaderes venden productos y servicios imaginarios y/o dañinos gracias a ella, y e) parte de la población requiere de la ración diaria de mentiras piadosas, infundios perversos, diversiones estúpidas. Es la nana electrónica. Permite extirpar en los niños el ánimo travieso, la iniciativa y la originalidad que solían tener.
Seré justo: ¿qué ventaja tiene la televisión? 1) Es un medio útil y moderno que alivia la desesperación de los desocupados y la decrepitud de los ancianos. “Recuerda al soma de los moribundos de Huxley”. 2) Las telenovelas contienen enseñanzas morales y religiosas según el ministro Lujambio. 3) La televisión ayuda a que se cumpla el Evangelio: la bienaventuranza de los mansos. Proporciona mansedumbre a la población para que no estalle de indignación con el sufrimiento cotidiano y las torpezas y corrupción de las autoridades.
Lo malo: 1) Se trata de una droga. Produce alteración de la conciencia: hipnotiza, deprime, narcotiza, alucina. Puede calificarse como un delito la producción, el comercio y el consumo de la tele. 2) Impide convivir (una familia aletargada en torno de la caja
no está unida). Embota nuestra sensibilidad. Nos impide explorar, innovar, aprender, descubrir. Convierte al mundo en un paisaje virtual. 3) Es un poder, el más grande, sin contrapesos (Zaid, Bobbio).
Mi propuesta: no soy radical. La abolición total es una utopía multicolor. Hoy las utopías han sido abolidas y los utopistas perseguidos. Estoy por una abolición moderada.
Medidas concretas: 1) Acotar el uso de la tele como sustancia peligrosa. Es el nuevo opio del pueblo
(Sábato). 2) Hay que reducir la programación a 2 horas 15 minutos al día. Más de ese tiempo genera dependencia irreversible. 3) Hay que poner letreritos en las imágenes de la tele que digan: El consumo de este programa puede dañarle las neuronas
. 4) Hay que hacer grandes campañas para que la gente expulse los aparatos de televisión de sus casas. No hay que prohibirla. 5) Que la gente pueda verla un rato en los hogares enajenados sin remedio. Los teleadictos no podrán casarse ni tener hijos. 6) Hay que poner espectaculares en todas las carreteras y anunciar en la propia televisión y a todas horas la célebre frase: Apaga la televisión, enciende tu vida
.
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