Uno de los factores por los que más se ha cuestionado la política económica de Felipe Calderón es porque en su sexenio el gasto corriente destinado a salarios y prestaciones a altos funcionarios han visto incrementos considerables, tanto, que se ubica entre los salarios más altos de los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, y en contraste, 52 millones de mexicanos viven en pobreza y 11.7 millones en pobreza extrema, de acuerdo con cifras oficiales del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Al parecer, su último año de gobierno no será la excepción, de acuerdo con el paquete presupuestal que en septiembre pasado presentó el recién estrenado secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, que plantea un incremento de 10 por ciento al gasto corriente, con lo que, por lo menos los salarios de los funcionarios de alto nivel se mantendrán al alza.
A la cabeza de la nómina de la burocracia se ubica el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Juan José Suárez Coppel, que percibe un salario mensual de 195 mil 762 pesos, 109 veces más que los 1 mil 794.60 pesos que gana un empleado de salario mínimo. Más prestaciones diversas: tres seguros de vida y gastos médicos; ayuda para canasta básica de 565 pesos mensuales; 1 mil 239.50 pesos mensuales para gas doméstico; 3 mil 884.06 pesos de gasolina y lubricantes; telefonía celular por 5 mil 750 pesos mensuales; prima vacacional de 35 días de sueldo; aguinaldo de 48 días; autómoviles, préstamos, créditos hipotecarios; ayuda para gastos funerarios; y otras prestaciones como choferes para él y su familia.
Desde que ingresó como funcionario de Pemex, cuando se desempeñó como director corporativo de Finanzas –de enero de 2001 al 27 de octubre de 2006–, Suárez Coppel no sólo fue uno de los funcionarios mejor pagados de la nómina gubernamental, sino que a cuenta del erario satisfizo sus exquisitos gustos del buen comer y beber en sus viajes a Estados Unidos y Europa, al hospedarse en los mejores hoteles, The Leading Hotels of the World, que agrupa a los mejores hoteles de lujo del mundo, resorts y spa, entre estos el Hotel Plaza Athénée de Nueva York, el Ritz de Madrid o el Mandarin de Londres, como publicó Contralínea (18 de octubre de 2009). Pero eso no fue todo lo que Suárez Coppel gastó de las arcas de la paraestatal. Echó mano también de recursos públicos para el pago de sus tarjetas de crédito corporativas, que extrañamente el funcionario intentó ocultar al argumentar ante el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos (Ifai), primero la supuesta inexistencia y luego el carácter de confidencialidad del manejo de ese dinero, conforme plantearon ante éste el numeroso equipo de abogados de la Oficina del Abogado General de la paraestatal encomendados por el funcionario. El mismo argumento se hizo extensivo al dinero público que el funcionario derrocha en sus viajes al extranjero y en el país como gastos de representación.
Opacidad a ultranza
Opacidad a ultranza
El 14 de octubre de 2010, Contralínea presentó una solicitud de información (folio 1857200134110) en la cual se solicita a la Unidad de Enlace de Pemex los estados de cuenta de las tarjetas de crédito que Suárez Coppel usó y que Pemex pagó en el periodo del 1 de enero de 2001 a octubre de 2010.
Primero el Comité de Información de Pemex respondió que haría uso de una prórroga de hasta 20 días hábiles adicionales al plazo original de respuesta “con el fin de que la solicitud de información con folio 1857200134110 sea atendida en tiempo y forma”. El 13 de diciembre de 2010, la paraestatal respondió que no era posible “desentrañar” la información solicitada. Y que éste consideraba dicha información fuera de “marco de ley”. Entonces se presentó un recurso de revisión ante el Ifai. Suárez Coppel designó a un grupo de abogados para que defendieran su negativa de transparentar su uso personal de recursos públicos. Éstos argumentaron que la solicitante “está ejerciendo de manera abusiva del derecho de acceder a la información pública”. Irónicamente también se arguyó que la negativa de proporcionar la información, en el supuesto de hacerlo, implicaba destinar parte de la “plantilla laboral de Pemex” y recursos económicos y humanos a los que éste paga para prestar un servicio profesional a la entidad; en cambio, fue el propio Suárez Coppel el que destinó numerosos recursos por lo menos humanos, para que defendieran su negativa a la transparencia.
Los abogados de Pemex le expresaron al Ifai que de declararse a favor de que se trasparentara dicha información, “se daría a los ciudadanos el mensaje” de “que no existente limitantes para que los peticionarios requieran toda la información pública que se encuentra en poder de los sujetos obligados” y que “el Ifai ya no sería propiamente un medio por el cual se transparente la gestión pública mediante la difusión de la información que generan los sujetos obligados y que favorezca la rendición de cuentas a los ciudadanos a efecto de que valoren el desempeño de los sujetos que ejercen el gasto público…”. En cambio el Ifai consideró que la información solicitada por Contralínea “se encuentra relacionada con aquella que Pemex está obligado a publicar por una obligación de transparencia”. Los comisionados consideraron además que “la difusión de la información solicitada contribuye a transparentar la gestión pública y la rendición de cuentas”, toda vez que “se está solicitando información referente al presupuesto público asignado por un sujeto obligado, al pago de tarjetas de crédito de un servidor público”.
Por unanimidad de votos, el 16 de marzo pasado, los comisionados revocaron la respuesta de Pemex al ordenar la entrega de la información solicitada. Habrían de pasar tres meses para que los directivos de la paraestatal atendieran el mandato del Ifai.
La BBVA Bancomer
En junio pasado se entregaron copias de algunos de los estados de cuenta de dos tarjetas American Express –una en dólares y otra en pesos– y una de BBVA Bancomer, usadas por Suárez Coppel y pagadas por Pemex, sin que se tenga certeza de si se trata de los pagos totales. Habían pasado ocho meses desde que se presentó la solicitud de información.
Los estados de cuenta proporcionados indican que la paraestatal le pagó el uso de una tarjeta de crédito de BBVA Bancomer, con la que gastó 447 mil 842.11 pesos, entre enero de 2001 y octubre de 2006. El desglose es el siguiente: febrero de 2001, 8 mil 932.97 pesos; marzo, 19 mil 922.26 pesos; abril, 13 mil 504 pesos; mayo, 10 mil 414.75 pesos; agosto, 10 mil 559.62 pesos; septiembre, 4 mil 558.50 pesos; octubre, 5 mil 74.10 pesos; noviembre, 15 mil 519 pesos; y diciembre 3 mil 19.03 pesos.
En 2002, enero, 4 mil 863 pesos; febrero, 3 mil 649.65 pesos; abril, 3 mil 236.04 pesos; mayo, 5 mil 925.22 pesos; junio, 5 mil 695.73 pesos; julio, 4 mil 443 pesos; septiembre, 9 mil 152.54 pesos; octubre, 6 mil 726.83 pesos; noviembre, 10 mil 677.05 pesos; y diciembre, 2 mil 71 pesos.
En 2003, enero, 4 mil 684.25 pesos; febrero, 26 mil 403.30 pesos; marzo, 12 mil 522.05 pesos; abril, 8 mil 550 pesos; mayo, 8 mil 643 pesos; junio, 12 mil 522.05 pesos; julio, 4 mil 701 pesos; agosto, 8 mil 035 pesos; septiembre, 9 mil 636.50 pesos; octubre, 7 mil 245.10 pesos; noviembre, 11 mil 257 pesos; y diciembre, 7 mil 188.11.
En 2004, enero, 2 mil 563 pesos; febrero, 9 mil 549.78 pesos; marzo, 11 mil 69.35 pesos; abril, 10 mil 442.10 pesos; mayo, 3 mil 19.03 pesos; junio, 7 mil 386.72 pesos; julio, 7 mil 864 pesos; agosto, 6 mil 944.41 pesos; septiembre, 11 mil 656.22 pesos; octubre, 8 mil 701.66 pesos; noviembre, 4 mil 284.87 pesos; y diciembre, 4 mil 723 pesos.
En 2005, enero, 1 mil 645.06 pesos; febrero, 3 mil 271 pesos; marzo, 8 mil 15.38 pesos; mayo, 15 mil 694.93 pesos; junio, 4 mil 874 pesos; septiembre, 2 mil 295 pesos; octubre, 1 mil 993.50 pesos; noviembre, 811.90 pesos; y diciembre, 870 pesos.
En 2006, febrero, 8 mil 689.21 pesos; abril, 5 mil 548 pesos; mayo, 2 mil 919.50 pesos; junio, 805 pesos; julio, 4 mil 633.34 pesos; agosto, 1 mil 785 pesos; septiembre, 4 mil 63:66 pesos; y octubre, 357 pesos.
En 2002 comenzó a hacer uso de dos tarjetas American Express –una en pesos y otra en dólares– que gastó de la siguiente manera: abril, 566.03 dólares; agosto, 3 mil 576.73 dólares; septiembre, 153.96 dólares; y octubre, 3 mil 718.86 dólares.
En 2003 con una American Express gastó 13 mil 699.68 dólares, y con otra, 3 mil 695.04 pesos, desglosados de la siguiente manera: enero, 2 mil 92.50 dólares; febrero, 3 mil 695.04 pesos; marzo, 2 mil 257.73 dólares; junio, 842.89 dólares; julio, 257.29 dólares; agosto, 574.09 dólares; septiembre, 2 mil 172.12 dólares; octubre, 242.12 dólares; noviembre, 318.19 dólares; y diciembre, 4 mil 942.75 dólares.
En 2004, con las American Express gastó 12 mil 700.99 dólares y 3 mil 699 pesos: enero 631 dólares y 1 mil 500 pesos; marzo 405.66 dólares y 2 mil 199.30 pesos; abril, 2 mil 258.41 dólares; mayo, 1 mil 595.56 dólares; junio, 931.47 dólares; julio, 212.00 dólares; agosto, 350.26 dólares; octubre, 836.00 dólares; y noviembre, 5 mil 480.63 dólares.
En 2005, con las American Express gastó 7 mil 655.80 dólares y 5 mil 521.50 pesos: enero, 1 mil 102.58 dólares; marzo, 659.57 dólares y 4 mil 320 pesos; abril, 316.56 dólares; mayo, 2 mil 16.44 dólares y 612 pesos; julio, 933.99 dólares; agosto, 233.50 pesos; septiembre, 897.25 dólares y 356 pesos; octubre, 129.39 dólares; y diciembre, 1 mil 600 dólares.
En 2006, 7 mil 202.79 dólares y 6 mil 532.14 pesos; febrero, 431.83 dólares y 1 mil 380.14 pesos; marzo, 386.10 dólares; junio, 1 mil 878.71 dólares; julio, 1 mil 155.47 dólares y 924 pesos; agosto, 2 mil 3.05 dólares y 1 mil 22 pesos; y octubre, 1 mil 347.63 dólares y 1 mil 432 pesos. Hasta este mes laboró oficialmente en Pemex, de acuerdo con el registro en su declaración patrimonial, pero en noviembre todavía hizo un cargo de 1 mil 774 pesos de su tarjeta American Express.
Suárez Coppel recién había salido de la vicepresidencia de Administración de Finanzas del Grupo Modelo –donde laboró hasta junio de 2009– cuando en septiembre de ese año regresó a Pemex ya como director general. En noviembre, con las American Express gastó 2 mil 673 pesos y en diciembre, 460.13 dólares y 1 mil 189 pesos.
En 2010 gastó 9 mil 831.44 dólares y 7 mil 253.10 pesos desglosados de la siguiente forma: febrero, 3 mil 238.53 dólares y 2 mil 186.20 pesos; abril, 1 mil 936.81 dólares; junio, 1 mil 43.50 dólares; julio, 791.97 dólares; agosto, 690.30 dólares; septiembre, 2 mil 33.50 dólares; y octubre, 96.83 dólares y 5 mil 66.90 pesos. Con la tarjeta de Bancomer, en octubre de 2009 gastó 1 mil 092.50 pesos y en agosto de 2010, 2 mil 791 pesos.
Ser funcionario de Pemex…
Ser funcionario de Pemex…
En una segunda solicitud (folio 1857200012411) se pidió una copia simple de las facturas presentada por el funcionario como comprobación de sus viáticos y gastos de representación. La respuesta de Pemex se tradujo en la negativa de transparentar dicha información con argumentos como la supuesta confidencialidad de datos. El funcionario decidió clasificar como confidenciales sus gastos pese a que los paga con dinero público. Se impugnó la respuesta y procedió un recurso de revisión (1392/11) respecto del cual, el Ifai resolvió que el dinero que Suárez Coppel gasta en sus viajes es dinero público y que debía transparentarlo.
…Sí tiene precio
…Sí tiene precio
Su primer viaje como director de Pemex fue a Houston el 4 de noviembre de 2009. Se alojó una noche en Four Seasons Hotel por 378 dólares. El 18 de noviembre fue a Nueva York. El 19 cenó en el Nobu, el restaurante japones más exclusivo del mundo, fundado en la Gran Manzana en 1994 por el chef Nobu Matsuhisa y el actor Robert de Niro. Éste es uno los restaurantes favoritos de Suárez Coppel, lo que pagó a cuenta de Pemex el directivo lo tachó con plumón negro, artilugio para negarse a la rendición de cuentas que le exigió el Ifai. Lo mismo hizo con la factura de la comida que hizo en PJ Clarke’s de la Quinta Avenida el día 21 de noviembre de 2009. Ese día por cierto, cenó en DB Bristo Moderne por 115.94 dólares.
El 29 de enero de 2010 fue a Davos. Durmió en el Hilton HHonors por 428.50 francos. Comió en Weierhof, donde gastó un monto que no se identifica porque también tachó dicha factura. Luego bebió café y refresco en el bar Busgate por 8 euros. Después un café en el bar Autogrill Schweiz por 19.40 euros. El 23 de marzo fue a Madrid, se hospedó el Intercontinental durante cuatro noches por 1 mil 404.91 euros. Almorzó en la Cervecería Madroño por 29.30 euros. Cenó en Goizeko por 70 euros. Almuerzo en Viridiana por 63 euros. Comida en Combarro por 62 euros. El 11 de mayo fue a San Diego, California. Se hospedó en el hotel Hilton de La Jolla; tachó la mitad de la factura para que no se identificara lo que gastó en éste. El 18 de mayo fue a Seattle, se hospedó en The Fairmont Olympic Hotel, por 853.12 dólares. El 2 de junio viajó a Inglaterra. Por 529.50 libras se alojó en el Macdonald Randolph Hotel, a las puertas del Museo Ashmolean, considerado el museo más antiguo del Reino Unido, famoso por su colección del antiguo Egipto.
El 6 de julio fue a Houston. En el St. Regis tomo la habitación 712 y gastó 690.30 dólares. El 15 de agosto viajó a Río de Janeiro. Se hospedó en el JW Marriott, por 2 mil 894.80 reales. El 17 fue a Sao Paulo, por 573 dólares la noche se alojó en el Sofitel, el hotel más lujoso de la ciudad. El 2 de octubre fue a Nueva York. Las facturas de sus consumos hablan de almuerzos en Le Colonial y el EAT de Madison Avenue. Cenas en Serafina Fabulous Grill, en el Marea de Central Park, y en Le Petit Café, los montos, los tachó para hacerlos ilegibles.
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